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sábado, abril 27, 2024

Diez maneras de observar el mundo

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Traducción y subtítulos de Juan Villoro 

Figura en bronce de Georg Christoph Lichtenberg en el campus de la Universidad de Gotinga

 

I. El lenguaje y otras manchas de tinta 

Os entrego este librito, no como un lente para ver a los demás, sino como un espejo. 

Cuando un libro choca con una cabeza y suena a hueco, ¿se debe solo al libro? 

El primer libro que habría que prohibir en el mundo sería un catálogo de libros prohibidos. 

Aquello tuvo el efecto que por lo general tienen los buenos libros. Hizo más tontos a los tontos, más listos a los listos y los miles restantes quedaron ilesos. 

Darle el último toque a una obra, es decir, quemarla. 

Pido a todos los cielos que al menos me impidan escribir un libro de los libros. 

La escritura es excelente para despertar el sistema que dormita en cada hombre; cualquiera que haya escrito habrá notado que al escribir siempre se despierta algo que hasta entonces conocíamos de un modo impreciso y que sin embargo yacía en nosotros. 

No estaría mal un libro de primeros auxilios para escritores. 

II. El hombre en la ventana: fragmentos autobiográficos 

He notado claramente que tengo una opinión acostado y otra parado. […] 

Varias veces he sido censurado por faltas que mi censor no tuvo el ingenio o la energía de cometer. 

Uno no puede estar tan feliz como cuando tiene la certeza de vivir solo en este mundo. Mi desgracia estriba en no vivir jamás en este mundo sino en sus posibles desarrollos […] 

Aunque mi filosofía tampoco descubra nada, al menos tiene suficiente corazón para considerar inexistentes los pensamientos establecidos. 

Hoy le permití al sol levantarse antes que yo […] 

III. Ángeles y animales  

Así se reirán de nosotros nuestros primos: el ángel y el mono. 

En todo momento hacemos algo que ignoramos. Esta capacidad irá en aumento hasta que llegue el día en que el hombre haga todo sin saberlo; su misma razón será la de un animal pensante. La razón tiende a lo animal. 

Cartas sobre la más reciente literatura: y le doy mil gracias a Dios de que me haya permitido volverme ateo. 

Entonces, cuando el alma aún era inmortal. 

En nuestros tiempos, donde los insectos coleccionan insectos y las mariposas hablan de mariposas. 

IV. La barbarie ilustrada 

La mucha lectura nos ha brindado una barbarie ilustrada. 

A lo más a lo que puede llegar un mediocre es a descubrir los errores de quienes lo superan. 

No es que los oráculos hayan dejado de hablar: los hombres han dejado de escucharlos. 

En verdad hay muchos hombres que leen solo para no pensar. 

Era un pensador tan meticuloso que siempre veía un grano de arena antes que una casa. 

Hay gente que cree que todo lo que se hace con cara seria es razonable. 

V. La mente y el cuerpo

La cosa cuyos ojos y orejas no vemos y cuya nariz y cabeza apenas vemos. En pocas palabras, nuestro cuerpo.

En la Tierra no hay superficie más interesante que el rostro humano.

He notado que las personas cuyos rostros tienen cierta falta de simetría, con frecuencia poseen las mentes más agudas […]

Eso que ustedes llaman corazón está bastante más abajo del cuarto botón del chaleco.

Al pueblo lo arruina la concupiscencia carnal contra el espíritu y al intelectual la concupiscencia espiritual contra el cuerpo.

Cierto amigo acostumbraba dividir su cuerpo en tres pisos: la cabeza, el pecho y el bajo vientre. Con frecuencia deseaba que los inquilinos del primero y del último piso se toleraran mejor.

 

VI. Sacerdote de sí mismo 

Las torres de las iglesias: embudos invertidos para que el rezo llegue al cielo. 

Por más que en ellas se predique, las iglesias siguen necesitando pararrayos. 

Hay una especie de ventriloquía trascendental con la cual los hombres pueden aparentar que algo dicho en la Tierra viene del cielo. 

VII. Las causas 

Para impedir totalmente una acción es necesario una fuerza idéntica a la de su causa. Para desviarla, basta una minucia. 

Con demasiada frecuencia la “noble sencillez” en las obras de la naturaleza tienen su origen en la noble ignorancia de quien las contempla. 

Los prejuicios son, por así decirlo, los instintos artificiales del hombre: gracias a ellos llega, sin ningún esfuerzo, a decisiones que le costaría gran trabajo ponderar. 

Para la materia inanimada la atracción parece ser lo mismo que el amor para la viva. 

VIII. El cuchillo sin hoja, al que le falta el mango 

Cuando tenía que usar su razón era como si alguien que siempre ha usado la mano derecha tuviera que usar la izquierda. 

El primer americano descubierto por Colón hizo un descubrimiento atroz. 

Se movía tan despacio como un minutero entre una multitud de segundos. 

En sus opiniones se nota lo mucho que le afecta el clima. 

Tal vez nuestro planeta sea niña. 

Me parece imposible demostrar que somos la obra de un ser superior y no el pasatiempo de uno bastante defectuoso.

La simpatía es una pésima limosna. 

Cuando todos quieren llegar lo más temprano posible, forzosamente la mayoría llegará tarde. 

IX. Inmensidad de lo pequeño 

La tendencia humana en interesarse en minucias ha conducido a grandes cosas.

El mundo que está más allá de los lentes es más importante que el que está más allá del océano, y quizá lo alcancemos justamente en “el más allá”. 

La astronomía es quizá la ciencia con menos descubrimientos debidos a la casualidad. Ahí es donde el intelecto humano aparece en toda  su grandeza, donde mejor ha aprendido cuán pequeño es […] 

X. Las figuras de Lichtenberg 

No hay falsedad más peligrosa que una verdad ligeramente deformada.

El mundo no debe ser muy viejo, pues los hombres aún no pueden volar.

Como todas las cosas corrosivas, el chiste y el humor deben emplearse con cuidado.

Vivimos en un mundo donde un loco produce muchos locos, pero un sabio solo unos cuantos sabios.

El primer paso de la sabiduría: criticarlo todo; el último: soportarlo todo.

El hombre es una obra maestra de la creación, tan solo porque a pesar de todo su determinismo cree que actúa como ser libre. 

 

 

JUAN VILLORO 

Periodista, cuentista, novelista, ensayista, dramaturgo y traductor, es uno de los escritores trascendentales de la lengua española. Su obra ha sido traducida a varias lenguas. Fue profesor en la UNAM, y profesor visitante en las universidades norteamericanas de Yale, Princeton y Stanford; en la Pompeu Fabra de Barcelona; así como en la Fundación de Nuevo Periodismo, creada por Gabriel García Márquez con sede en Cartagena de Indias. Ha escrito para medios internacionales como The  New York Times (EU), El País (España) y El Mercurio (Chile), entre otros. Fue director de La Jornada Semanal. Es columnista del diario mexicano Reforma. Pertenece a El Colegio Nacional. 

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