Llegué a Buenos Aires en el año 2010.
El objetivo lo planteé desde finales de 2009 en Colombia. Sólo tenía en la mente la idea de llegar al Séptimo Encuentro Tawaintisuyu, que se llevó a cabo en Quilmes.
El vocablo Tawaintisuyu significa ‘Las cuatro regiones del sol’ en lengua Quechwa.
En este tipo de encuentros Intercontinentales se evalúa y discuten los temas que más preocupan a los pueblos indígenas del continente americano. Desde la identidad, la interculturalidad y la situación de las lenguas originarias. Temas de territorialidad y de comunicación.
Entre waynos y tangos articulados como los geométricos trazos de la Wiphala conocí al poeta wichí Lecko Zamora originario de la región del Chaco, provincia de Salta en Argentina.
Su trabajo ha sido publicado en varios países; guarda un eco resonante y reivindicador sobre la situación de los pueblos originarios.
Hasta ese momento desconocía que existía un pueblo llamado Resistencia, donde todavía existían indígenas que hablaban la lengua wichí y que conservaban la vestimenta tradicional.
Durante el periodo colonial, la región del Chaco era considerada como un lugar demoníaco. Pues a este sitio llegó La Compañía de Jesús: Orden religiosa de la Iglesia Católica, fundada por San Ignacio de Loyola en 1534.
El principal estigma de este pueblo radicaba en su carácter nómada y que las actividades eran la caza y la recolección, generando una contraposición con los grupos que por ser sedentarios siempre se han considerado más civilizados.
El éxito del proyecto evangelizador contenía la idea de que la sedentarización era el escenario perfecto para instaurar una vida “racional”. En pocas palabras el pueblo wichí fue fuertemente criticado por preferir la caza y la recolección antes que la agricultura.
Por muy absurda que parezca esta exposición textual de las crónicas coloniales. La situación conlleva un tema bastante complejo, lo que representa el trabajo para una comunidad y lo que representa para cualquier lugar regido por el modelo capital. Siendo aún el imaginario moderno sobre el trabajo.
Cito a Sahlins para comprender mejor esta idea:
Un hombre labora, produce en su aptitud como persona social, como esposo y padre, hermano y camarada de linaje, miembro de un clan, de un pueblo. El trabajo no se practica separado de estas existencias, como si fuese una existencia diferente.
“Trabajador” no es de por sí una condición social, ni “trabajo” una auténtica categoría de economía tribal. Dicho de otro modo, el trabajo es organizado por relaciones “no económicas” en sentido convencional, perteneciendo más bien a la organización general de la sociedad. Sahlins, 1972.
La idea de que el trabajo esté organizado por relaciones no económicas sugiere no solo uno, sino varios replanteamientos con respecto a cómo se está comprendiendo la diversidad, el desarrollo o desenvolvimiento cultural a partir de la mirada exterior que folckloriza y mercantiliza las dinámicas y expresiones culturales.
Un ejemplo claro es querer o pretender “ayudar” a que una comunidad (n) tenga “oportunidad” de vender su vestimenta tradicional, sus textiles o “productos” en alguna plataforma deformadora de sentido y apaleadora de realidades subjetivas que definen una cultura. O vender ropa étnica en alguna tienda friendly en la Condesa.
Cuando lo único que se tiene que hacer es estar consciente de lo que representa una cultura o un pueblo.
En las comunidades el trabajo forma parte de una realidad, parte de la vida misma en contraste con el sistema basado en el capital.
Según Sahlins, “la revolución industrial desgajó el trabajo de la vida”.
68 días
Hoy se cumplen 68 días del Indio Americano
El indio, el aborigen, el nativo, el originario, el indígena
Los verdaderos dueños de este suelo
Hoy olvidado, invisibilizado, marginado, excluido
El Wichí, El Qom, El Mokoy
Como el quebracho, el wayakan, el mistol, el algarrobo
El yaguareté, el anta, el cóndor, el tatú
Poco a poco se están yendo
Donde están los Vilelas, los Lules, ¿los Charrúas y otros pueblos indígenas?
Sus cantos en la quietud del monte, los susurran las hojas de los árboles
Sus huellas son borradas por los tractores y la soja
Sus danzas son celebradas por las ramas al son de los vientos
Sus territorios aún permanecen usurpados y destrozados
El Wichi, El Qom, El Mokoy
No se fueron, viven, ríen, juegan, lloran, trabajan, están con nosotros
Dan vida con sus mágicas manos convirtiendo al barro en arte
Transforman las fibras de la caraguatá en tejidos llenos de vida
Somos 19 pueblos indígenas en Argentina, Vivimos en 19 provincias
Salta, Jujuy, Chaco, Formosa, Misiones, Santiago del Estero, Santa fe, Mendoza
Buenos Aires, Catamarca, Tucumán, Neuquén, Río negro, Tierra del fuego
La Pampa, Santa cruz, La Rioja, Chubut
Wichí, Qom, Mokoy, Chulupi, Guarany, Tapiete, Chorote, Pilaga, Kolla, Huarpe, Mbia, Chane, Mapuche, Tehuelche, Diaguita Calchaquí, Ona, Yagan, Rankulche, Chiriguano.
Naciones primarias aun sumergidas en colonias
Queremos vivir en armonía en nuestro suelo, con las lluvias, ríos, montes y pueblos.
“Nuestros paisanos los indios” dijo San Martín
“Dale tu mano al indio”, dice Viglieti
“Reconocer la preexistencia étnica”, dice la Constitución
“Estamos convocados a pensar nuestra historia de otro modo”, dice T. Artieda
“Oid Mortal, el grito sagrado” dice el himno nacional
“Después de todo, tal vez seamos hermanos…
Sabemos algo, que tal vez el hombre blanco descubrirá algún día:
Que nuestro Dios es el mismo DIOS… Él es el Dios del hombre,
Y Su Compasión es idéntica con el Indígena y el blanco”. Lo dijo el gran jefe Seatle
La educación es el camino para lograr una nueva generación
Que respetando la diversidad nos lleve a un verdadero progreso
En la unidad en diversidad.
“la tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos” lo dijo un Sabio Persa
Lecko Zamora del Pueblo Wichí
Puerto Tirol, Chaco, Argentina, 16 de abril 2008.