El hecho fue un abierto desafío contra la autoridad municipal. Un reto, una provocación a las corporaciones de Seguridad Pública. Una declaración de guerra al Charlie Hall.
El atentado en el Centro de Salud Urbano Francisco I. Madero de la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras no pasó a mayores porque niños y adultos fueron protegidos por el manto de San Miguel Arcángel, santo patrono de la ciudad de Puebla.
Esa es la única explicación que podemos encontrar.
Hasta el cierre de esta columna no se conoce cuantos disparos se hicieron, pero los proyectiles fueron numerosos e incluso quedaron incrustados en domicilios del lugar; esto nos habla de que fueron balas de grueso calibre.
Pero el hecho es descriptivo por si solo: sicarios a bordo de una motocicleta abrieron fuego contra un sujeto que estaba formado en un centro de vacunación. Un atentado donde se encontraban miles de niños y adultos haciendo fila.
Los criminales no midieron las consecuencias. Ni siquiera pensaron en el daño que pudieron causar: fue un atentado bestial.
Los gatilleros no tuvieron consideración de los miles de niños en el lugar. Las imágenes son desgarradoras: dos infantes que acudieron a vacunarse resultaron heridos y fueron trasladados en ambulancias.
Repetimos, no hubo decesos solo por una intervención divina.
Porque, por las autoridades municipales, el crimen hubiera sido catastrófico, con otros resultados que no podemos imaginar.
Hoy nuevamente queda en evidencia que la Seguridad Pública no es una prioridad para el alcalde Eduardo Rivera Pérez. Esos asuntos de policías y el combate a los delincuentes no son lo suyo.
Nunca ha presentado una propuesta, una sola estrategia de seguridad.
Al contrario, una de sus primeras acciones fue retirar las “ventanas ciudadanas”, el sistema de videocámaras de vigilancia.
Es claro que al edil yunquista la inseguridad y la delincuencia no le quitan el sueño.
Rivera Pérez se ha mostrado absorto y apasionado con los enjuagues que puede hacer con la publicidad en el mobiliario urbano, con los parquímetros y también solicitando prestamos millonarios que no tienen justificación técnica.
Las balas que impactaron a dos niños y adultos serán motivo para alguna declaración demagoga por parte del presidente municipal. En un acto público habrá de “condenar” los hechos violentos.
Y después seguirá el trienio que no ha mostrado interés alguno en darle seguridad a los poblanos.
La realidad es que, ante el vacío de una política policíaca, el crimen se muestra retador y desafiante como sucedió en el centro de vacunación. Una delincuencia que está dispuesta a actuar en el mismo tenor que en otros estados.
Rivera Pérez no ha mostrado interés en brindarle seguridad a los poblanos y ni siquiera se da cuenta de lo que realmente sucede.
El alcalde debe recapacitar y darse cuenta que el monstruo está creciendo de manera acelerada.
El origen de toda la violencia que ocurre en la Zona Metropolitana de Puebla (ZMP) es el narcomenudeo, una actividad de millones de pesos a la semana.
Eduardo no ha sabido aprovechar la oportunidad histórica de trabajar de manera coordinada con un gobernador que reiterada, constantemente, le tiende la mano.
Fuerzas municipales y estatales deben enfrentar, cercar y asfixiar a las células de narcomenudistas y sus casas de seguridad. De manera instantánea, otros rubros como el robo de autopartes se verán drásticamente disminuidos, porque toda la telaraña delictiva está entrelazada.
¿El consumo de estupefacientes va a desaparecer? No, lamentablemente no. Mientras haya compradores seguirá la oferta.
Empero lo que sí se puede erradicar es la violencia.
Pero parece que el munícipe tiene miedo de enfrentar a los criminales y ha dejado que el trabajo pesado lo hagan las instituciones estatales.
Ayer, Puebla fue testigo de un fuerte despliegue de peritos y funcionarios de la Fiscalía General del Estado en la zona del atentado.
Como en el caso del feminicidio que segó la vida de Cecilia Monzón, ahora se desatará otra cacería.
Los culpables de disparar en un centro de vacunación serán perseguidos con toda la fuerza del Estado. No habrá tregua y en breve plazo el Doctor Gilberto Higuera Bernal habrá de presentar resultados como siempre lo ha hecho.
La Fiscalía ha mostrado una vocación implacable contra esos hechos que agravian a la sociedad poblana.
Esa es la estructura que puede respaldar al alcalde Eduardo Rivera Pérez cuando decida enfrentar a la delincuencia y deje de comportarse como un morenovallista, bueno para los negocios, pero indolente frente a una sociedad agraviada.
Tiene todas las oportunidades en la mano.
Ojalá lo haga.
Como siempre quedo a sus órdenes.