Hoy se cumplen dos años de ver el primer caso de Covid en Puebla, cuando lo único que había era incertidumbre y nuestra vida cambió en un instante. Después de dos años de tragedia, hoy por fin podemos ver el final más cerca que nunca.
Y en medio de todo el ruido y desesperanza que nos ha dejado la pandemia, hace falta un recuento de las cosas positivas.
En un momento donde los nombres que más escuchamos y repetimos son los de delta, ómicron y demás variantes de la Covid, ahora es la oportunidad perfecta para conmemorar a todas las personas, conocidos y seres queridos que ya no están con nosotros; quienes sufren su pérdida; a quienes han cuidado de los enfermos; a todos los médicos y enfermeras que han arriesgado su vida para salvar la de los demás.
A todos los guerreros que han luchado con todas sus fuerzas por vencer a la enfermedad y han logrado superarla.
Gracias a todos ustedes, esta pandemia no pasará a la historia como el peor suceso en la historia de la humanidad. Sino como la vez en que un virus nos unió a todos. Como una lucha que, aunque ha sido prolongada y agotadora, juntos logramos vencer.
Ahora nos toca a nosotros, los afortunados que seguimos de pie después de hacerle frente a la pandemia, crear un mejor futuro para todos.
Hoy podemos olvidar por un momento la Covid-19, el villano de la historia, y enfocarnos en los verdaderos héroes: todos nosotros. Recordaremos este episodio en el que los héroes no llevan capa sino cubrebocas y en el que sus súper poderes son la perseverancia, empatía y compasión.
He tenido la fortuna de poder acompañar a miles de pacientes durante esta pandemia. Desde familias enteras, hasta casos individuales; desde la población más vulnerable, los adultos mayores, hasta deportistas y atletas que, por su estilo de vida saludable, pensarías son inmunes a toda enfermedad.
He sido testigo de cómo este virus no discrimina. Cómo puede ser tan dócil con algunos y tan severo con otros. Cómo para algunas personas la Covid puede ser similar a un resfriado, mientras que para otros representa una verdadera amenaza contra su vida. Cómo unos pueden terminar la enfermedad como si no hubiera pasado nada y otros que, hasta el día de hoy, siguen sufriendo secuelas.
Pero, sobre todo, he podido presenciar cómo, poco a poco, es posible ganar la lucha contra la Covid. Estas son las historias que más serán recordadas y que nos ayudarán a ver que incluso en los sucesos más complicados, encontraremos la solución.
Hoy confirmo una vez más mi compromiso y vocación con la medicina. Mientras el virus continúe circulando, seguiré ofreciendo mi apoyo incondicional, en persona y a la distancia.