Al día de hoy ya se han registrado más de 400 millones de casos de Covid-19 en el mundo.
Hay quienes tras ser infectados padecen síntomas leves, como si fuera un resfriado común, pero hay quienes han sufrido complicaciones más graves, incluso quienes han perdido familiares y seres queridos por esta enfermedad.
Y, por si fuera poco, hay millones de personas que han reportado tener síntomas aún después de que acaba su infección.
Justo cuando parece que lo más difícil ya ha pasado y que la pesadilla ha terminado, surgen más síntomas.
En algunos casos, la Covid no acaba con la infección, sino que deja secuelas y sigue causando estragos a su paso.
A esta afección se le conoce como long Covid o Covid largo y, aunque la mayoría de estas secuelas no representan un riesgo para la vida, la hacen más complicada.
Las secuelas más comunes son fatiga, tos crónica, dolor de pecho, falta de aire, taquicardia, insomnio, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, dolor muscular, pérdida del olfato o cambio en la percepción de olores y sabores.
En estos casos los pacientes ya no tienen infección, es decir, ya no se detecta el virus, lo que hay son secuelas.
No se trata de una extensión o continuidad de la enfermedad, sino de la permanencia de síntomas nuevos o continuos que pueden durar semanas o meses después de haberse infectado por primera vez con el virus SARS-CoV-2.
Estos síntomas pueden tener un nuevo inicio después de la recuperación de un episodio agudo de Covid-19 o persistir desde la enfermedad inicial, incluso pueden fluctuar o recaer con el tiempo.
Aunque todavía hay muchas interrogantes al respecto, esta condición ya está siendo estudiada y se sabe que se resuelven con el tiempo.
Poco a poco entenderemos y trataremos mejor este padecimiento y aunque sufrirlo puede ser desesperante e incluso desesperanzador, recuerda que no estás solo y que este capítulo también pasará.