El tabaquismo es una de las problemáticas de salud pública más fuertes en nuestro país y en todo el mundo. Al día de hoy, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el tabaquismo es una de las principales causas de muerte prevenibles a nivel mundial.
En promedio, la adicción al consumo del tabaco es la causante del 71 por ciento de los cánceres de pulmón, del 42 por ciento de las enfermedades pulmonares crónicas y del 10 por ciento de las enfermedades del corazón.
Y en un esfuerzo por informar y concientizar a todas las personas sobre los peligros que representa el consumo de tabaco, desde 1987, la OMS declaró el 31 de mayo como el Día Mundial sin Tabaco, para reflexionar sobre la importancia de este padecimiento.
Incluso, antes de que apareciera la Covid-19, varios epidemiólogos hemos considerado el tabaquismo como una de las pandemias del siglo XXI, porque representa un problema de salud pública grave.
Además, con la llegada de la pandemia reafirmamos la importancia de este enfoque, ya que los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar cuadros graves de la enfermedad al contraer el virus SARS-CoV-2 y también son más propensos a desarrollar síntomas de Covid largo.
De acuerdo con los últimos datos de la Dirección General de Epidemiología, en México más de 170 fumadores mueren a consecuencia del consumo de tabaco, que también se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo para la hospitalización y muerte por coronavirus.
Pero el problema no sólo radica en las consecuencias de salud que conlleva, sino que también se ha convertido en una problemática social. En nuestro país, la edad promedio para el inicio del consumo de tabaco es de 14 años y eso representa un grave problema. Ya que la nicotina es una droga sumamente adictiva y el cerebro de los menores no ha terminado de desarrollarse, son más susceptibles a generar una dependencia con esta sustancia.
Por otra parte, también supone una problemática económica, tanto individual como familiar, para la mayoría de los fumadores, ya que el dinero que se gasta en la compra de cigarros, se deja de invertir en alimentos, educación, salud y otras necesidades básicas.
Aunado a esto, la pandemia y las redes sociales se utilizaron como un medio para vender cigarros electrónicos o “vapeadores” por internet, lo que ha desatado otra complicación en temas de salud pública.
En México se estima que 975 mil personas utilizan vapeadores y 5 millones en algún momento han utilizado alguno, a pesar de que ningún vapeador cuenta con autorización sanitaria.
Los problemas de salud que se presentan con mayor frecuencia al consumir, tanto cigarros como cigarrillos electrónicos, son infecciones respiratorias, neumonías atípicas, asma, cáncer de pulmón, enfisema pulmonar, bronquitis crónica y, por supuesto, Covid-19.
Las campañas mundiales como el Día Mundial sin Tabaco, nos recuerdan que aún hay mucho por hacer, pero también que poco a poco, gracias al internet y a todo el personal de salud, podemos compartir esta información con más personas y con ello empezar a crear más conciencia y un mayor impacto en la sociedad.