En el libro de Jorge G. Castañeda, La Herencia, que describe el extinto procedimiento para elegir presidente de la República, considero que la mejor parte del texto es la denominada “la visión de los vencidos”, donde los competidores en la sucesión presidencial narran a detalle los factores que influyen en una circunstancia tan coyuntural como lo es que el gran dedo te señale y te conviertas en el heredero del “movimiento revolucionario”.
Retomo esta pequeña introducción para señalar lo importante del 2022 en la sucesión de nuestra entidad y me remito, quizás por experiencia personal, a lo interesante que llega a ser la construcción de la derrota. Este año, los que aspiren a suceder al titular del Ejecutivo, tendrán en sus manos y sobre todo en la relación con sus burbujas, el escenario que se vislumbra para el 2024.
¿Por qué escribir sobre la derrota?, ¿porqué analizar la crisis? El ganador del Pulitzer Jared Diamond, en su libro Crisis, nos hace reflexionar y nos dice que los puntos de inflexión constituyen un gran desafío, una presión para que seamos capaces de idear nuevos métodos, debido a que los métodos anteriores son inadecuados a la hora del desafío final.
Aquí es donde entran las llamadas burbujas: Quién de los aspirantes a la sucesión tiene el círculo mejor preparado para abordar los puntos de inflexión que se convierte en una crisis de las que habla Diamond; quién de los hombres con aspiración a “estadistas” podrá manejar mejor la presión que en sus múltiples encuentros recibe de aquellos que, en un futuro, los ven como una fuente inacabada de recursos laborales y económicos.
Llegamos al año de la negación, todos los que aspiran este año se convierten en los más fervientes promotores de la autocensura, con frases que tienen más de 80 años repitiéndose por un supuesto respeto a la legislación electoral. La réplica inmediata ante cualquier medio será la de negar la aspiración, pero no sé cuál sea la mejor frase en la danza de la simulación: “En este momento me encuentro concentrado en mi actividad como legislador”, “estoy trabajando para generar mejores oportunidades para los poblanos” o “falta mucho para siquiera poder pensar en un escenario sucesorio”.
La más alentadora explicación de la insatisfacción que se torna en respuestas abstractas y comprimidas, aunque como sabemos todos están metidos en alma y espíritu en una pretensión política.
La clandestinidad adquiere tintes de proeza, la organización del congreso de suresnes es de principiantes comparados con la planeación para torcer el 134 constitucional sin dejar rastro. ¿Cómo moverte sin ser descubierto? ¿Cómo realizar reuniones furtivas con posibles seguidores? ¿Cómo hacer que el electorado te vea, pasando como agente encubierto? Y lo más complejo, ¿cómo allegarte de recursos para dos aspectos fundamentales: instalar una estructura competitiva y el repentino interés de medios e influencers para dar voz al presunto aspirante? Sin duda es la parte más interesante quiénes serán los que patrocinen los movimientos de las burbujas, quién le apuesta en este año que resulta el más complejo en la construcción de la derrota.
El ejercicio de gobierno y mirar la política nos han enseñado que las previsiones más exactas y analizadas pueden ser desplazadas por acontecimientos que no estaban en el análisis prospectivo más elaborado y que acontecimientos ajenos pueden trastocar el curso ordinario de la vida política.
En este contexto sería muy útil analizar la personalidad de los que han asomado la mirada a una posible aspiración. Me voy a permitir citar al gran Isaiah Berlin, en su gran texto El Erizo y El Zorro: “Muchas cosas sabe el zorro, pero el erizo sabe una sola y grande”.
En este texto Berlin plantea que existen dos clases de personas en general: unos que poseen una visión sistematizada de la vida, un gran principio ordenador en función del cual todo tiene un sentido y que sirve para enlazar acontecimientos históricos y los subsecuentes sucesos individuales, el individuo y la sociedad.
Complementa su análisis planteando que existen otros individuos que tienen un desarrollo de la realidad dispersa y multiple de los hombres, que no pueden integrar lo que existe en una explicación y base coherente, pues ven al mundo como un entrelazado demasiado complejo.
Berlin advierte de las clasificaciones de esa índole pueden tornarse un poco absurdas, pero en este caso no lo son, en especial cuando se presentan estas etapas aplicadas a las disyuntivas políticas. ¿Qué se requiere para el 2024: un erizo o un zorro? Ya nos lo dirá el tiempo y sus circunstancias.
El pensador alemán Rüdiger Safranski, en una entrevista para El Mundo, pronunció una frase que nos ayuda para entender la dinamica sucesoria: “El verdadero lujo será ser el dueño de tu tiempo” y, en este momento, sabemos quién es el dueño del tiempo en la sucesión: el que desde la batuta decide quién puede caminar libremente sin obstáculos y quién se enfrenta a un ciclón en su andar es un factor indiscutible en el escenario de la construcción de la derrota.
Si usted tiene alguna afinidad por alguno de los posibles derrotados en la danza sucesoria, solo mire a su alrededor: ¿Quiénes son los compañeros de viaje? ¿Cómo afronta los temas prioritarios de la agenda nacional? ¿Cuál es su relación con el dueño del tiempo sucesorio? ¿Cómo ha asumido la derrota, cuando esta se ha presentado?
Y, por último y considero lo más importante: ¿Cómo responde a las preguntas, sobre el tema sucesorio? Con ello estoy seguro que usted tendrá mas elementos para saber si su corazón esta de lado de quién construye una victoria o una derrota.
Para cerrar esta banales lineas, me permito responderle a mi querido Mario Alberto Mejía que habla en segundo tiempo, “Respuesta a un Mejía que me interpelo en una columna”, y que plantea que él mejor homenaje a Colosio padre es saber quién lo mató y por qué razones, pero concluye describiendo a Colosio como un político con un solo talento, la capacidad para seducir… camareras.
Sobre Colosio es mejor hablar sobre sus virtudes. En estos tiempos políticos requerimos de inspiración y debemos tomar parte de su ejemplo que siga siendo, quizás de manera idílica, el personaje que soñamos. Fue el hombre que se enfrentó al propio sistema que lo eligió y al que le fue arrebatada la oportunidad de ser presidente.
Pero el director de Hipócrita Lector no solo va contra Colosio y habla de otro gran mexicano: Cuauhtémoc Cárdenas. Argumenta que, si con ser hijo fuera virtud hubiese sido presidente. Coincido con él, no basta con llevar el apellido del más grande estadista en la vida contemporánea del país, pero habrá que preguntarnos: ¿qué pasó con dicho pasaje histórico? La respuesta la encontramos en una columna del diario ContraRéplica Puebla, del lunes 6 de junio de 2020, del otro Mejía.
“Cada 6 de Julio me acuerdo, inevitablemente, de Manuel Bartlett.
“Cómo no hacerlo.
“Fue el gran artífice de la caída del sistema en 1988”.
Fin de la cita.
Fin al debate.
Fin de la columna.