A 7 años de su partida (11 de enero de 2018)
Pedro Ángel Palou Pérez, quien viera su luz primera el 11 de mayo de 1932 en Orizaba, Veracruz, siendo sus padres Isidro Palou Obregón, originario de Barcelona, España, y su madre, la Sra. Isabel Pérez Acosuse, de origen vasco.
Hombre de todos los tiempos, personaje que dejó un legado inmenso para los poblanos de ayer, hoy, y los de las futuras generaciones. En vida fue el más ferviente promotor cultural de Puebla, maestro por más de treinta y cinco años, cronista entrañable y fundador de instituciones.
Entre sus actividades laborales se desempeñó como jefe de Relaciones Públicas de Ayuntamiento de Puebla, director de la Comisión de Promoción Cultural, Regidor, director general de Extensión Cultural y jefe de Publicidad del Centenario de la Batalla del 5 de mayo de 1862, miembro del comité de la recuperación y restauración del Teatro Principal.
Escritor de las principales epopeyas poblanas. Fue un enamorado del deporte donde también destaco su participación, tanto local como a nivel internacional. De su pluma destaca como articulista la sección piñata deportiva.
A él debemos la creación de la Casa de la Cultura en 1974, legado que cumplió sus primeros 50 años el pasado 18 de noviembre, y lugar que hoy lleva su nombre, creador de la coordinación de las casas de cultura en todo el estado, a su vez la creación de la red de bibliotecas públicas, el Instituto Cultural Poblano, y la fundación de dos Consejos de la Crónica, el capitalino y el del estado, los cuales permiten en rescate y la difusión de nuestra historia y del diario acontecer, organismos que también presidió.
En su camino, Pedro Ángel nos correspondió con muchas vocaciones, pero todas ellas con un solo fin, la cultura. Ya que como bien lo dijo José Vasconcelos, “tanto hace por la cultura quien la crea, como quien la promueve”.
Galardonado innumerables veces, recibiendo premios y reconocimientos nacionales e internacionales; sin embargo, en vida él siempre decía que se enorgullecía de que sus mayores logros era haber tenido dos hijos fuera del matrimonio; uno de ellos el libro El 5 de mayo y la otra La Casa de la Cultura.
Como cronista, periodista, historiador y escritor mexicano, fue merecedor del Doctor honoris causa por la Universidad Iberoamericana, miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía; de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y del Seminario de Cultura Mexicana. Fue el primer secretario de Cultura y dos veces subsecretario de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla.
Autor de numerosos libros. Cronista oficial de la ciudad de Puebla. Su labor cultural le mereció Las Palmas Académicas de Francia y la distinción de Caballero de las Letras y las Artes. Obtuvo preseas similares de Polonia y Bulgaria; además del Premio Forjadores de Puebla y el nombramiento de Poblano Distinguido.
En 1975 recibió el Premio al Mérito por parte de la Sociedad Defensa del Tesoro Artístico de México, por salvar el Colegio de San Juan, hoy Casa de la Cultura. También recibió la Medalla y Botón Paul Harris del Rotary International; la medalla de oro del Patronato del Teatro Principal y la Presea Ignacio Zaragoza 2008, otorgada por el H. Ayuntamiento de Puebla, de igual manera reconocido por el Congreso de Puebla. A la fecha existen bibliotecas que llevan su nombre, así como una estatua en la calle 5 de Mayo y dos bustos que preservan su memoria y legado, uno donado en vida por sus exalumnos del Instituto Oriente y uno más que custodia la Casa de la Cultura, donado por el jefe de Cronistas Pedro Mauro Ramos Vázquez y el escultor Tizoc Ramos.
Para los poblanos, el ver hoy, y conocer su obra, es apenas lo justo para el reconocimiento a su trabajo, y como mínimo recordatorio a su fructífera obra cultural elevamos nuestro más sincero agradecimiento, dedicando este recuerdo en homenaje a su memoria, a su legado, a sus palabras, en la ausencia de su presencia, a su familia, amigos, alumnos, colaboradores, autoridades, artistas, lectores, cronistas y sobre todo a los amantes de la cultura.
A tu memoria, estimado Profe.
