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jueves, noviembre 21, 2024

¿Cena para la paz? Ja

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El (des)encuentro fue memorable. 

¿Cuándo? El lunes 7 del mes que corre. 

¿Dónde? En el Kremlin, en el corazón de Moscú. 

¿Entre quiénes? El presidente ruso Vladimir Putin y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. 

¿El motivo? Evitar la guerra. 

*** 

El sentido de un encuentro está en los detalles. 

Así que Macron tuvo en claro, desde que bajó del avión de la República Francesa, que las cosas no rodarían como esperaba. 

Al aeropuerto Sheremétievo no llegó nadie para recibirlo.  

Nadie es nadie.  

Bueno, al menos del país anfitrión. 

No hubo valla de honor ni mucho menos sonó La Marsellesa. 

¿Sintió el vacío? 

*** 

El presidente francés y copríncipe de Andorra…  

* Permítaseme un paréntesis: Imposible entrar en detalles históricos cuando estamos en el delicioso suplemento de Vino e Cucina que les ofrece Hipócrita lector. A reserva de investigarlo, no sé que se traigan en Andorra, pero Macron es su copríncipe. Sabía que, en ese paisito, que tiene una espléndida estación de invierno, y que está enclavado en el corazón de Cataluña, la familia Pujol abrió una de las primeras cuentas bancarias y la inauguró como magnífico paraíso fiscal. Era ahí, donde otro casi príncipe, Jordi, el patriarca, seis veces presidente de la Generalitat y padre moderno del nacionalismo catalán, tenía un colchón para esconder los suculentos dividendos que dejaba su personalísimo impuesto del 3 por ciento de cada una de las obras que su gobierno ejecutaba. Su fama como lavandería se conoció más recientemente por mexicanos ilustres como el abogado y comisionista Juan Collado, quien también escogió Andorra para esconder el dinero de sus amigotes del PRI. (Menos mal que los patronos y directivos de la Udlap prefirieron países más cálidos, los bañados por las turquesas aguas del Caribe). 

Volvemos al tema. No se piense que don Emmanuel llegó e Moscú cargado de inocencia. El presidente francés tenía dos objetivos en mente: convertirse en el relevo de Ángela Merkel como líder de Europa y, otro detallito: Si lograba detener el intento de Putin de adueñarse de Ucrania sería visto por los suyos como un nuevo De Gaulle, capaz de encabezar la resistencia frente a otro tirano: Adolfo Hitler.   

C´est magnifique! 

Y todo esto justo a un mes y tres días de que se celebre la primera vuelta de las elecciones presidenciales con las que el bueno de Macron busca mantenerse como huésped principal del Palacio del Eliseo. 

Zorro como es, Putin, conocedor de las intenciones del francés, lo recibió en uno de los amplísimos salones del Kremlin, de lejitos, sin ni siquiera dar un paso al frente, cuando lo vio entrar. 

Nada de estrecharse las manos ni de abrazos.  

Despachó a la traductora con la que Macron se hacía acompañar y le dijo que se adaptara a la que se haría de manera simultánea desde una cabina. 

La sana distancia no fue de metro y medio. Le ordenó sentarse en el otro extremo de una enorme mesa ovalada de seis metros que parecía la del rey Arturo. O la de Jesús de Nazareth que tuvo convidados a sus doce apóstoles.  

Cómo dudar para entonces que, además de leer perfectamente las ambiciones del joven Macron, el autócrata ruso lo detesta. 

Vamos, que Putin odia no sólo la vanidad de Macron sino a Macron mismo. 

Y lo dejó clarísimo después de más de cinco horas de conversación, cuando ambos mandatarios dieron una conferencia conjunta donde lo que sobresalió, más allá de las esperanzas del presidente galo en detener la guerra, fueron las durísimas palabras de Putin. 

Dijo que su encuentro fue “un martirio” (literal) y que Macron lo molió a preguntas durante cinco larguísimas horas.  

Al desprecio por el mandatario francés le sumó que la OTAN, el organismo del que quiere formar parte Ucrania, no es de defensa, como presumen los europeos. Que de ello pueden dar constancia pueblos como los de Irak, Libia, Afganistán o Yugoeslavia. 

Y que Ucrania quiere merendarse a Crimea y que seguramente lo haría con la ayuda de la OTAN.  

Que no lo va a permitir. 

Brutalmente agresivo, Putin dijo al final del (des)encuentro, refiriéndose a Volodymir Zelensky, el presidente de Ucrania: “podrá gustarte o no, bella, pero te lo tragas”. 

Fueron pocos los que la entendieron, pero se trata de una frase obscena que en ruso es un guiño a la violación o a la necrofilia. 

Quienes siguieron el (des)encuentro entre ambos presidentes reaccionaron casi con horror. 

El esperpento cerró con una desafiante advertencia rusa: si hay guerra esta vez no habrá ganadores. 

El consuelo: El presidente francés, eso sí, podrá presumir que tuvo la opción de escoger entre dos suculentos platillos que se sirvieron en la cena con la que Putin quiso desagraviarlo: Filete de esturión con ptitim o Carne de reno con papitas dulces y moras. 

Aquí la traducción del menú que dio a conocer la oficina de prensa del Palacio del Eliseo. 

  • Manzanas bañadas con salsa de langostinos 
  • Ravioles de espinacas 
  • Sopa de cinco especies de pescado 
  • Sorbete de jengibre 
  • Filete de esturión con ptitim (perlas doradas de harina de trigo)

 

O 

 

  • Carne de reno con papas dulces y moras 
  • Tarta de pera con helado de vainilla

*El menú fue bañado con dos vinos de la casa, sí, de la casa de Putin, de los enormes viñedos que rodean uno de sus palacios frente al Mar Negro.   

  • Chardonnay, Usadba Divnomorskoe, Russia 2015 (Blanco) 
  • * Rebo, Usadba Divnomorskoe, Russia 2015 (Tinto)

NB: El costo de ambas botellas no supera los dos mil pesos mexicanos. 

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