Hace muchos años existían en los poblados figuras icónicas que los conocían como tiemperos, personas conocedoras de lo que sucedería en relación con los cambios climáticos. Actualmente, desde la modernidad se encargan de ello desde los aplicativos las compañías que predicen. Ellos -los tiemperos– eran unos sabios sin tener herramientas como las que existen, apoyados en procesos científicos, predecían -algunos decían que adivinaban- lo que sucedería en determinados meses y concretamente en los días y más aún las horas-.
En parte o mucho se dice que ese oficio fue paulatinamente perdiéndose debido a que los seres humanos hemos sido los causantes por un descuido que día a día y desde los propios hogares hacemos en detrimento de nuestro planeta. Hay esfuerzos de algunos países por aportar financiamiento para impulsar programas y una serie de acciones tendientes a, entre otras cosas, que las empresas aminoren sus emisiones tóxicas, que los autos hagan lo mismo, que haya en las casas una debida separación de la basura. Sin embargo, hay países que están siendo dirigidos por trogloditas como Trump, que retiró la aportación de su país a este fin. Con todo la propuesta debe seguir y algún día -ojalá no tan lejano- pensemos en que los tiemperos deban regresar a estos espacios de predicción.
Los más icónicos de ellos, se decía, estaban en las faldas del Popocatépetl y acudían a ellos no solo por esa razón, sino porque se llenaban el espíritu con su sapiencia.
Los fenómenos climatológicos en la actualidad están profundamente ligados a los mencionados. Las personas se apoyan en estas predicciones para sus labores en día a día. A la vez se quejan, ya que el día de hoy hace extremadamente frío de 4 grados y el día de mañana un calor de 28, 30 o más grados en la sierra norte de Puebla. Obviamente, la afectación de los niños y adultos mayores se da de manera constante. Antes, los meses de diciembre a marzo se caracterizaban por tener un clima frío -no extremoso, sino que cada uno tenía lo propio y natural-. Incluso había un compañero de trabajo de edad avanzada que espetaba: le tengo miedo a enero y febrero porque dicen que era DESVIEJADERO.
La tarea no es tan sencilla. Los municipios en lugar de establecer como prioridad esta tarea la relegan hasta un penúltimo lugar de sus propósitos o planes de gobierno. Por ello existen como en Xicotepec un monumental tiradero a cielo abierto donde toneladas y toneladas de basura se depositan a diario en la colindancia de una comunidad llamada el Cajón. La intranquilidad de la familia es muy preocupante, ya que han aparecido algunas afectaciones de salud a la población. Sin embargo, no es la excepción, antes de llegar a los pueblos circunvecinos -como Pantepec y otros- así lo hacen. En algún tiempo la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), encargada de vigilar que no hubiera tiraderos a cielo abierto, los cancelaba. Tal parece que eso quedó en el pasado.
Sus principales actividades:
Impedir el tráfico de animales en peligro de extinción.
Vigilar que las plantas en peligro de extinción no sean comercializadas.
Supervisar que circos y zoológicos cumplan con la normatividad ambiental.
Vigilar que en los tiraderos de basura no se depositen desechos biológico-infecciosos.
Estas cuatro líneas son solo para tener presente su actividad de esta importante dependencia en nuestro país.
El COMANDANTE ORESTE, acucioso observador de los aconteceres, nos obsequia su siempre puntual punto de vista.
METEORÓLOGOS DE LA SIERRA
cuando miraba a mi abuelo
oteando a la lejanía
alisándose su pelo
pensando lo que vendría
será que barrunta el cielo
la tormenta que venía
no te aflijas mi mozuelo
no te toca todavía
el agua mojara el suelo
sin que tú a parejo toque
pues la sombra que tenías
tal vez a algunos no cubra
y ya no topen la ubre
más como dijo el abuelo,
tu barba si entra en remojo
ni la afeitada resienta
más debes tener en cuenta
que tiene cada perro su garrote…
