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jueves, enero 30, 2025

Entre los perros de rancho y el Fofo Márquez

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Los asesores de la presidenta Claudia Sheinbaum tendrían que reformular las Mañaneras, una vez que a ese ejercicio acuden supuestos periodistas cobijados en su fama de youtubers, cosa que no los hace ni “influencers” ni periodistas.

El Fofo Márquez, por ejemplo, tiene en su cuenta de Instagram 3 millones 700 mil seguidores, pero es incapaz de hilar dos ideas medianamente sensatas.

Su fama la obtuvo bañándose con botellas de Dom Perignon, “comprándose” tenis de 8 millones de pesos y exhibiéndose en actos misóginos y ridículos.

Todo iba bien en su cartera y en su inusitada fama hasta que la cosa empezó a ponerse mal cuando golpeó brutalmente a una señora en una plaza comercial.

(Este miércoles sabremos cuántos años le dan por el delito que cometió: feminicidio en grado de tentativa).

Algunos de los youtubers que le hacen preguntas a la presidenta la sacan de quicio por su narrativa a la Fofo Márquez.

Es decir: por su verborrea analfabeta.

Sus preguntas las tiene que traducir ella misma para que el nutrido auditorio se entere de lo que están hablando.

Tampoco soporta los elogios desmedidos a la Lord Molécula.

El gesto de la doctora Sheinbaum lo dice todo.

Los asesores de la presidenta quizás no se han enterado que la política también tiene que ver con la guerra de narrativas.

Hay un señor apellidado Trump que todos los días lanza provocaciones que influyen en millones de personas.

Algunas de esas provocaciones van dirigidas al gobierno mexicano.

La presidenta hace bien en repetir que seguirá teniendo la cabeza fría en los temas lanzados por Trump, pero las preguntas erráticas —con ínfulas de mexicanos al grito de guerra— de algunos youtubers abonan muy poco a generar una narrativa eficiente.

No han faltado quienes desde su condición de “reporteros” se atreven a darle consejos de cómo enfrentar la crisis.

Y es que el ridículo no conoce límites.

Estos personajes son como los perros de rancho: ladran sin saber a quién le ladran.

El único que lo sabe es el perro que soltó el primer ladrido.

La presidenta se ha cobijado en la mesura frente a la desmesura de Trump.

No cae en la provocación.

Tampoco escucha a los “influencers” que la conminan a pelearse con el Rey del Bullying.

Ya vimos lo que le pasó a Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien terminó arrollado por meterse al callejón de los madrazos con el presidente de Estados Unidos.

A estos youtubers, además, no se les da la pluma.

Su prosa porosa es tan penosa como la del Fofo Márquez.

Y es que periodista que no escribe medianamente bien sólo sirve de matraquero o de youtuber.

El refri no está pa’ Gansitos.

Digo.

Es un decir.

 

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