20.3 C
Puebla
jueves, enero 9, 2025

El teléfono rojo de AMLO en el Senado (Lección de anatomía)

Más leídas

A mediados de noviembre de 2024, los momios aseguraban que Nashieli Ramírez sería elegida como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, una vez que la gestión de Rosario Piedra (hija de doña Rosario Ibarra) había sido deplorable.

Sin embargo, varios eventos desafortunados ocurrieron en la antesala de la votación en el Senado y cambiaron el rumbo del organismo.

De entrada, Adán Augusto López Hernández les ordenó a sus senadores que antes de depositar el voto exhibieran el sentido de éste, cosa que irritó el colon de algunos.

Un colon se irritó en exceso: el del expanista Javier Corral, quien presidió una de las comisiones que organizó el proceso para elegir a la nueva ombudsperson.

(El colon —lo sabe hasta un niño de 6 años— es la parte más larga del intestino grueso y tiene forma de tubo).

Corral convenció a varios correligionarios suyos —todos ellos morenistas— de votar por Nashieli Ramirez, quien presidió la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México en tiempos en que Claudia Sheinbaum fue jefa de Gobierno.

En esa ruta iban también panistas y priistas.

Adán Augusto discutió a gritos con Corral.

Y es que la línea era votar por Rosario Piedra, quien tuvo una comparecencia desastrosa que evidenció que no sabe nada del tema de los derechos humanos.

Los cólones se irritaron aún más.

(Insólito: el plural de colon es cólones).

La guerra de los intestinos —el grueso y el delgado— amenazaba con fracturar el ano senatorial.

(Ano lastimado, ano fuera de servicio. Y ya se sabe que sin ano, no hay heces).

La rebelión estaba en su punto.

Y cuando todo estaba poniéndose peor, sobrevino una idea audaz que moderó las aguas brutas, el colon lastimado y las heces constreñidas: una llamada del licenciado a los rebeldes.

(El “licenciado” es, para efecto de esta trama, Andrés Manuel López Obrador).

El senador Alejandro Esquer, quien fungió como secretario particular de AMLO en Palacio Nacional, fue el encargado de la operación “teléfono rojo”.

La cosa fue realmente sencilla.

Esquer —siempre sentado en su escaño— se puso de pie en varios momentos, caminó algunos pasos —hasta llegar a cada uno de los rebeldes— y les pasó, uno por uno, su celular, al tiempo de decirles: “Te quiere saludar el licenciado”.

Al decir de las fuentes, el licenciado los saludaba por nombre y apellido, les enviaba un abrazo y les pedía actuar en consecuencia.

(“Actuar en consecuencia”, siempre para efectos de esta trama, es conectar el intestino grueso con el intestino delgado y con el ano —por un extremo uno, y por el otro el otro—, en aras de garantizar la evacuación que diera como resultado la designación de doña Rosario Piedra).

Al final, todos, salvo Corral, se disciplinaron y votaron como quería el licenciado.

Faltaba más.

El teléfono rojo nunca falla en estos casos.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img