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jueves, diciembre 12, 2024

Faltas iguales, decisiones desiguales

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Escuchando al Sr. Arturo Brizio, exárbitro profesional y persona con un criterio avanzado en cuanto a impartir justicia dentro de un campo de juego, se refiere a los tiempos, lo que se juega, los antecedentes y más cuestiones para que una misma regla pueda cambiar en cuanto su marcaje o no. Si este punto de vista de un exárbitro, puesto en práctica el pasado domingo entre Cruz azul y América, su explicación para mí tiene mucha validez, empezando por el respeto que se tenía y que los árbitros se ganaban de una personalidad de juez central: con o sin razón, ellos marcaban la falta y los jugadores acataban ese marcaje porque el concepto de máxima autoridad se tenía. Hoy en día, ese concepto de autoridad se perdió en nuestra sociedad; es una realidad. 

La jugada a favor del América en la que se determina penal a su favor, olvidándonos que nace de una falta en el saque de la pelota después de un gol anotado en contra del América y que daba la clasificación al Cruz Azul, porque había dos jugadores del América delante de la línea del saque, mismos jugadores que intervienen en la jugada del penal marcado. El momento del juego y la jugada que no fue clara en su totalidad y deja a muchas interpretaciones, quizá en otro momento, con otras cosas en disputa, con otro tipo de adversarios, estuvo mal marcada: demasiadas dudas y carente de una verdad absoluta. 

Al minuto se da una jugada en la otra área, con todos los ingredientes de la que sí fue marcada, pero esta tiene otro criterio y no se marca. 

El América, en el transcurso del juego, explota las grandes deficiencias que el rival tuvo en zona defensiva durante el torneo, mismas que los rivales, si acaso San Luis es la excepción, le anota 3 goles bien conseguidos, pero Cruz Azul, más allá de ese gran defecto en su defensa, saca sus virtudes ofensivas y también anota 3 goles. Entonces aparece la diferencia de muchos puntos que logró durante 17 juegos uno y los grandes problemas que tuvo el otro para llegar a la semifinal. Esa diferencia que tendría que premiar a la constancia se esfumó en la marcación de un penal y no del otro, sumando otro punto negro a nuestro torneo, más grande que la poca competencia de los equipos, de lo partido que resulta la tabla entre los que gastan y los que sólo están, en la poca credibilidad del torneo retratado en la poca asistencia en los estadios, en la poca producción de jugadores mexicanos por los pocos espacios que tienen en un once inicial, por sólo comentar algunos, se suma la nula justicia con decisiones poco pensantes. 

Ahora viene la final que parecería por los antecedentes que el resultado podría recalar en otra mala decisión, entre un equipo Monterrey que por los antecedentes que mal gasta, tendría que tener un juego casi espectacular, pero que tiene ocho torneos que no lo hace, con jugadores en su once inicial muy buenos, pero otros que quizá no serían titulares en otros equipos o que no encajan a todo lo que se dice del equipo; el portero, el central Moreno, el medio Fimbres y el delantero De La Rosa están en ese once, sin contar a 5 de los 10 que ocupan la banca. De los 21 que juegan o están en la banca, te encuentras a 9 de un nivel normal y sí, nada espectacular. Ganó su lugar quedando en lugar 5, con muy pocos juegos arrasando al rival, con una continuidad nula dentro del torneo, con cambio de técnico, mismo que se ampara en la nula toma de decisiones para formar este equipo, basados en la contratación de Ocampo, grandísimo jugador, pero con muy poca respuesta para que los demás se agrupen. Si tu equipo tiene a un delantero que costó 8 millones de dólares y no lo utilizas, el jugador no se equivocó en llegar y si el directivo en comprarlo. Con ese ejemplo se retrata quien y como es el Monterrey. 

El América, haya sido como haya sido, está en la final, con los dos últimos torneos ganados, con más alternativas dentro y fuera de la cancha, no un técnico con más experiencia en este sistema, se llevará la serie, empezando el jueves aquí en Puebla, con estadio a reventar y boletos entre 1,100 a 4,000 en taquilla; de la reventa ni hablamos, pero sí les digo, que la clase predominante en este país llamada clase baja no podrá asistir, haciendo de este espectáculo popular por excelencia, un evento para otra clase social. Esto es Futbol Mexicano y no un concierto de Luis Miguel. 

Para concluir, escuchen el programa de Pepe Hannan, se avecinan cambios en el estadio Cuauhtémoc a corto y mediano plazo. El América y el Cruz Azul quieren tener a Puebla como su estadio de local y el tercero en discordia, el Puebla, que por el nombre tendría ese derecho universal, nada se sabe. Lo único es que para quitar esa multipropiedad que, al fondo de inversión próximo a entrar a nuestro futbol, no quiere, provocó que el Querétaro sea vendido a otro fondo americano en 90 millones de dólares. 

Si el río suena, es que lleva agua. 

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