Si bien, los diferentes presidentes y presidentas que han estado al frente de la CNDH han tenido cierta cercanía con los gobernantes en turno, en el caso de la señora Rosario Piedra Ibarra su proceder ha sido tan abyecto como nadie en cuanto a la defensa de las acciones del gobierno, traicionando su compromiso con la defensa y la protección de los derechos humanos de las y los mexicanos.
Su actuación fue totalmente decepcionante, pues mientras callaba ante los abusos del poder, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte de algunas instituciones policiacas, hacía declaraciones totalmente polémicas en las que avalaba la militarización de la Guardia Nacional, o donde aprobaba la reforma electoral que presentó el expresidente López Obrador. Este tipo de acciones le fue creando una gran cercanía y simpatía con el líder máximo, lo cual la hacía una presidenta de la CNDH muy leal al jefe del Ejecutivo, y aunque no fuera eficiente, tendría todo el apoyo y respaldo presidencial.
Es claro que la imposición que realizó el grupo mayoritario en la Cámara de Senadores para que Piedra Ibarra fuera reelecta al frente de la CNDH respondió a un interés personal del líder máximo de dicho movimiento morenista. No debemos olvidar que la principal cualidad de un funcionario que trabajase con López Obrador era la lealtad, mucho más importante que la misma eficiencia.
Así quedó comprobado una vez más, pues pese a que Piedra Ibarra fue la peor evaluada de una lista de doce preseleccionados para que pudiese aparecer en la terna final, merced a ser la candidata del obradorismo apareció en dicha terna sin satisfacer la aprobación necesaria requerida, desplazando a la directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México, Tania Ramírez. La Comisión de Justicia del Senado, integrada por 16 senadores y senadoras, eligió a la terna final con la siguiente calificación: Nashieli Ramírez obtuvo 15 de 16 votos; Tania Ramírez 12 votos y Paulina Hernández 11 votos. En cambio, Rosario Piedra Ibarra obtuvo solamente 1 voto de la Comisión, pero contaba con el voto del líder máximo, de ahí que se desplazó a Tania Ramírez de la terna final y se incluyó a Piedra Ibarra. Así o más claro.
Para la organización defensora de derechos humanos Artículo 19 la reelección de Piedra Ibarra significa un claro y profuso desdén por parte del partido mayoritario hacia la defensa de los derechos humanos y las víctimas, pues se está priorizando el proceder parcial y a favor del gobierno con dicha designación. Es indignante esta reelección y no permite atisbar un cambio importante de la CNDH hacia las violaciones de derechos humanos que se vienen cometiendo en nuestro país.
Al parecer, el gobierno de Sheinbaum Pardo seguirá la misma lógica de López Obrador en el sentido de mostrar un claro desdén por la defensa y la protección de los derechos humanos y el de seguir empoderando a las fuerzas de seguridad so pretexto de reducir los altos niveles de violencia que se están generando en el país.
La nueva administración deberá cambiar el rumbo en esta materia si realmente tiene el interés de ser defensora de la ciudadanía, de proteger sus derechos humanos y de no permitir el abuso de las fuerzas del orden.
