El sábado pasado asistí con mi esposa a un funeral de un muy querido amigo, compañero un tiempo del taller literario de Xicotepec con una pluma genial, dejó unas entregas en una de las antologías que existe en el haber de dicho grupo. Su prosa, de verdad que nos satisfizo un buen tiempo. El tiempo, su cambio de residencia le motivó dejar el taller y alejarnos un poco. Sin embargo, yo sabía que estaba y que en algún momento nos convocábamos para tomar un café. En uno de esos esporádicos encuentros me dijo: camarada vengo a despedirme de ti, tengo que someterme a una cirugía de u órgano de mi cuerpo que ya tiene cáncer. Nos miramos sin decir palabra. Al despedirnos nos abrazamos fuertemente y lloramos como escolapios y sentía que si no sería la última vez, sí una de las últimas.
Estuve al pendiente de su cirugía a través de Susana, su esposa. Me confió:
el cirujano salió a la mitad de la operación y dijo que era difícil que saliera
de ese proceso, le pidieron autorización para extirpar alguna parte y categórica respondió: fue su deseo que se culminara la cirugía. Vinieron tiempos
de mucha incertidumbre, de ires y venires a los hospitales, unas veces bien
y otras no tan bien. Finalmente esa dañina enfermedad se los arrebató y por
supuesto que volví a llorar. Se fue firme, seguro y, sobre todo, conversó con
sus cuatro hijas y esposa de lo que habría por venir después de su partida.
Descanse en paz FRANCO LOPEZ GAYOSSO.
He consultado términos de la tanatología moderna, he hurgado poco, pero
ayuda a entender ese difícil paso. No es fácil aceptar a ya no escuchar su voz,
incluso sus llamados de atención cuando lo ameritaba, a uno que otro berrinche, en fin a todo lo que envuelve su presencia en este mundo terrenal, que
también es fácil expresar en los momentos difíciles: hay que entender que en
este mundo vamos de paso, es aparentemente reconfortante; sin embargo,
cuando ya no hay nadie que te visite para llevarte a su última morada, existe
un sepulcral silencio que no se llena con nada. A Susana le expreso mi gratitud porque después de lo que hablamos telefónicamente, convencido estoy
que mi amigo se fue en paz y que nos esperará cuando se nos llame a cuentas.
La tanatología es la disciplina científica que se encarga del estudio de la
muerte, el proceso del fallecimiento, lo que sucede en el organismo y la manera
en la que los seres humanos reaccionamos ante él. También estudia nuestra relación con nuestra propia mortalidad y con la pérdida de nuestros seres queridos.
A sus queridas hijas que las vi desde pequeñas y que al cambio de domicilio y
el seguir con su formación ya no nos permitió identificarnos plenamente, pero
quiero que sepan que fue un hombre íntegro y que les profesaba el mejor de los
cariños que un padre puede tener a sus hijas, y que uno de sus mayores deseos es
verlas todas unas profesionistas. Hay que cumplirle al amigo. Abrazo fraternal.
En la primera oportunidad de leer en público daré lectura a unos de sus
geniales relatos y quienes asistan verán que sí fue una pluma destacada en el
taller literario. Qepd.