Paco Ignacio Taibo II es un Noroña ilustrado.
Más allá de la diferencia abismal entre libros leídos y libros escritos —el autor de la frase “compañero presidente” sólo ha publicado uno, y es más bien lector de solapas, no de libros—, Taibo y Noroña no tienen filtros, y dicen lo que están pensando.
Esa debilidad nos sirve de mucho a sus espectadores, pues está doblada de indiscreción, y nos regala auténticas perlas informativas sobre lo que viene en el futuro cercano.
Gracias a las infidencias de Noroña en su programa de YouTube, por ejemplo, se han destapado conversaciones privadas de la 4T, planes secretos y algunas lindezas relacionadas con el mundo del chisme, que es lo suyo.
Taibo, en cambio, habla mucho y de más cada vez que se sienta con Sabina Berman —examiga y exlegionaria de Enrique Krauze— en un programa que tiene mucha bilis, pero poca audiencia.
En la charla más reciente de cuando menos diez, Taibo habló sobre la “guerra contra el narco de Claudia Sheinbaum”, el bastón de mando y la belleza de la palabra expropiación.
Empecemos por el final.
Taibo le dijo a Berman que la izquierda morenista es demasiado educada y reprimida, una vez que no se atreve a ir más allá.
Y sacó a colación esa palabra tan hermosa y poética: expropiación.
En los cinco minutos que duró la reflexión, Taibo concluyó que el gobierno tiene que empezar a expropiar bancos, televisoras y todo lo que se mueva en contra.
Aseguró que cuando a un mexicano le preguntan sobre ese término, lo primero que se le viene a la cabeza es la expropiación petrolera, encabezada por el general Cárdenas en marzo de 1938.
Falso.
Hice la prueba en los últimos días entre varios amigos y conocidos, y el resultado fue apabullante.
A los mexicanos —mis amistades consultadas nacieron, como yo, bajo el cielo de la cortina del nopal—, la palabra expropiación los remite a un video del general Hugo Chávez en la que, caminando por las calles de Caracas, Venezuela, va ordenando que se expropien las casas más grandotas.
“¡Exprópiese!”, ordena con grito justiciero y militar.
Eso propone Taibo sin ningún rubor.
Y pone un ejemplo: Televisión Azteca, a cuyo propietario —Ricardo Salinas Pliego— le llama “El moco”.
Acerca del bastón de mando, le dijo textualmente a Berman que “ahora que Claudia tome el bastón de mando” va a sorprender a muchos.
Más allá de las sorpresas, llama la atención eso de que “ahora que Claudia tome” el citado bastón.
¿Tiene dudas?
¿Cree que no lo ha tomado?
Hace cincuenta días, para ser exactos, la presidenta rindió protesta en San Lázaro y le fue entregado el bastón de mando en el zócalo de la Ciudad de México.
Todos lo vimos, menos Taibo.
O así parece por su frase.
Cierro con “la guerra contra el narco” de la presidenta.
Textual.
Así se lo dijo a Berman.
A contrapelo del discurso oficial —que evita utilizar un término asociado al fallido presidente Felipe Calderón—, Taibo asegura que Sheinbaum enfrenta, en Sinaloa, una guerra contra el narco.
Y que así debe seguir.
Y más: “que hay que apoyar firmemente a Claudia en esta guerra contra el narco”.
—¿Se acabaron los abrazos, no balazos? —le pregunta Berman.
—Es la combinación de políticas a largo plazo con una política militar.
Tal cual.
Se agradece la sinceridad del notable autor de “Días de combate”, novela en la que un joven ingeniero frustrado —Héctor Belascoarán Shayne— decide convertirse en detective.
Taibo, por fortuna, sigue y seguirá siendo Paco Taibo, dueño preclaro de sus palabras y ocurrencias.