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sábado, noviembre 23, 2024

Sheinbaum en el G20: Justicia Social, Reforma Global y un llamado a la Paz

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En un mundo que enfrenta guerras prolongadas, crisis económicas y desigualdades sociales insostenibles, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, llevó al G20 un mensaje que resuena como un llamado urgente: es hora de democratizar las instituciones globales, promover la justicia social y detener las absurdas guerras que fracturan a la humanidad.  

Desde Río de Janeiro, Brasil, Sheinbaum no solo reiteró los logros de los Programas Sociales de México, sino que presentó una ambiciosa propuesta de reforma al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, colocando a la inclusión y la democracia en el centro del debate internacional. 

Sheinbaum destacó que el Consejo de Seguridad de la ONU, uno de los órganos más poderosos del mundo, necesita una transformación profunda para reflejar las realidades del siglo XXI. Su propuesta busca ampliar los asientos permanentes e incluir a regiones históricamente marginadas como África, América Latina y los pequeños Estados insulares.  

Este cambio no solo fortalecería la legitimidad de las decisiones globales, sino que reconocería a todas las naciones como iguales. 

“Democracia, inclusión, libertad y justicia guían esta propuesta”, señaló Sheinbaum, retomando principios universales que, paradójicamente, aún no se reflejan en los foros internacionales más influyentes. En un contexto donde las decisiones globales a menudo son monopolizadas por un reducido grupo de países, esta visión podría abrir un nuevo capítulo para la gobernanza mundial. 

 

UN MÉXICO QUE PREDICA CON EL EJEMPLO

Sheinbaum no se quedó en propuestas abstractas; respaldó su mensaje con hechos concretos. México, dijo, ha tomado pasos audaces hacia la inclusión y la justicia social a través de tres reformas constitucionales: 

  1. Elección democrática del Poder Judicial: Por primera vez, jueces y magistrados serán elegidos por voto popular, un avance sin precedentes hacia la transparencia y la rendición de cuentas. 
  2. Igualdad sustantiva para las mujeres: Paridad en todos los ámbitos de la vida política y medidas contundentes para erradicar la violencia y la brecha salarial. 
  3. Reconocimiento pleno de los pueblos indígenas: Convertirlos en sujetos plenos de derechos, reconociendo su contribución histórica y cultural a la nación. 

Estas reformas no son solo una agenda interna; son un reflejo de cómo la democracia y la inclusión pueden transformar una nación y servir como modelo para el mundo. 

 

EL MENSAJE AL G20: PAZ Y JUSTICIA SOCIAL

En su intervención, Sheinbaum subrayó que la paz duradera solo puede lograrse a través de la justicia social y la responsabilidad del Estado.  

Criticó las guerras en Oriente Medio y Ucrania, recordando que estas no solo destruyen vidas, sino que también perpetúan la deshumanización y el olvido. 

“¿Cuál libertad? ¿La libertad para morir de hambre? Eso no es libertad, es olvido, es deshumanización”, señaló con contundencia, desmontando el discurso neoliberal que reduce todo a mercancías y mercados.  

Para Sheinbaum, los derechos básicos —como la salud, la educación y la alimentación saludable— no son un lujo ni una mercancía; son derechos fundamentales que los Estados tienen la responsabilidad de garantizar. 

 

¿QUÉ PIENSA EL MUNDO DE ESTE MENSAJE? 

La propuesta de Sheinbaum ha generado reacciones mixtas entre los líderes globales. Analistas internacionales como el británico Richard Haass consideran que “la democratización de la ONU es una necesidad inevitable, pero enfrentar la resistencia de las grandes potencias será una tarea titánica”.  

Por su parte, el periodista brasileño Leonardo Boff aplaudió la intervención de Sheinbaum, calificándola como “un faro de esperanza para las regiones olvidadas del mundo”. 

Desde la perspectiva de la derecha global, el mensaje de México ha sido visto con escepticismo. Voces conservadoras argumentan que democratizar la ONU podría ralentizar las decisiones clave, especialmente en contextos de crisis. Sin embargo, este argumento parece ignorar el hecho de que las decisiones actuales, tomadas por un grupo reducido, a menudo perpetúan desigualdades y conflictos. 

 

EL LIDERAZGO EN MÉXICO EN UN MUNDO FRAGMENTADO 

El discurso de Claudia Sheinbaum en el G20 no es solo una defensa de los avances internos de México; es un llamado a construir un nuevo orden mundial basado en la inclusión, la justicia y la paz. En un mundo donde la prioridad de muchas naciones sigue siendo la guerra y la hegemonía, el mensaje de México resuena como un eco de los principios de Benito Juárez: “Todo por la razón y el derecho, nada por la fuerza”. 

En un momento de profundos desafíos globales, México está demostrando que hay otro camino. La pregunta no es si el mundo está listo para este modelo, sino si puede permitirse ignorarlo. Como bien dijo Sheinbaum: “Elevemos estos principios al máximo nivel internacional; construyamos una paz duradera y elevemos la inclusión, la libertad y la democracia”. 

El liderazgo de Claudia Sheinbaum en Brasil marca un punto de inflexión para México y para el mundo. Es un recordatorio de que los desafíos globales requieren soluciones globales, pero desde una perspectiva democrática e inclusiva. En un mundo que parece haber olvidado que la paz y la justicia son los pilares del progreso, México levanta la mano y ofrece una alternativa. 

Quizá es momento de que los poderosos del mundo escuchen. Como diría Lincoln, citado por Sheinbaum: “La democracia es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. ¿Qué mejor lugar para comenzar que en el corazón mismo de las instituciones globales? 

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