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jueves, noviembre 21, 2024

Pedro J. Fernández y su paso por Puebla

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El pasado martes 24 de septiembre de 2024, en la Librería BUAP del Complejo Cultural Universitario, en compañía de Mario Riestra Piña y Ana Martha Hernández Castillo presentamos la más reciente novela de Pedro J. Fernández: Maximiliano. Memorias secretas del Emperador Mexicano. Hubo una nutrida asistencia y el autor firmó bastantes libros; prueba de que en México sí se lee.

La presencia de Pedro J. Fernández en Puebla se ha vuelto una tradición. Agradecemos el cobijo de Librerías BUAP, en especial de Jorge David Cortés y Julissa Hernández.

Comparto el texto que escribí para la ocasión:

 

I El Mago

En alguna de las tantas presentaciones y/o charlas que he tenido con Pedro Ángel Palou (tocayo del aquí presente, no sólo de nombre sino de un
par de personajes históricos novelados: Porfirio
Díaz y Emiliano Zapata) le escuché decir que la
ardua labor del novelista de ficción histórica es
lograr unir lo real con la ficción para darle la verosimilitud necesaria.
No se miente en los datos duros, pero sí, quizá,
en algunas escenas de la vida cotidiana, íntima
o en las cavilaciones mentales del personaje histórico.

Pedro J. Fernández lleva años y libros demostrando que es un alquimista de la literatura de ficción histórica.

Ha encontrado la voz, el ritmo y la perspectiva desde la que va a contar la historia.

El mismo Pedro Ángel Palou ha dicho: “cuando
se va a narrar la vida de un personaje histórico, ya
sabemos el final; el chiste radica en cómo el escritor va a lograr que el lector llegue a ese lugar”.

 

II Los Enamorados

Uno de los principales toques que tiene la pluma de Pedro J. Fernández es lograr que el lector empatice con el protagonista histórico.

Y no porque el amor sea un ingrediente principal, sino porque entrega personajes estéticamente románticos.

Algunas escenas o frases de esta novela:

• “…escribir era un acto liberador, de exorcizar
malos sueños y entender la vida como un todo, y
no como una colección de escenas”.

• “Hasta que un hombre no saca sus recuerdos
a orear, no comprende la magnitud de las heridas que el pasado ha dejado dentro de sí; que una vida por más importante que sea, no es capaz de
alterar las posiciones de las estrellas y que no hay
muerte alguna que logre detener el movimiento del mundo. Somos, a toda luz, irrelevantes.

Sin embargo, ¿qué importancia tiene la muerte cuando está en juego el corazón?”.

•”¿Qué hace uno cuando la vida lo coloca en
una situación adversa? Se pone su máscara de
sarcasmo para que nadie se percate de la desilusión que se lleva en el alma. Un hombre se guarda las lágrimas, da el primer paso con la espalda recta y enfrenta el dolor”.

• “Morir no es tan difícil como se piensa, no
cuando uno sabe que habitará en los corazones
de las personas que ha dejado y, si este fue mi
destino desde el día en que nací, quizá no acabé
siendo una figura desapercibida para México”.

El personaje, Maximiliano, en este caso, era un
auténtico romántico: soñaba mucho, idealizaba
cada sueño, tenía esperanzas en sus sueños, se
enamoraba mucho y le daba mucha más importancia al corazón, era poeta.

Y pareciera que, para él, era más importante la esencia del Ser que el “debe o tiene que Ser”.

¿Cómo no empatizar con él?

O quizá, puede ser, el romántico y cursi soy yo.

De lo que tampoco, nadie dudaría.

Y como constancia, mi vida que parece más un suplicio que un gozo.

 

III La Torre y La Rueda de la Fortuna

Y de pronto, los sueños se desploman.

Una fuerza superior que no comprendemos nos tira todo lo planeado por la borda. Dios da y Dios quita, reza la máxima.

Reinaré, Reino y Reiné, dicta la tradición.

Será, Es y Fue, dice la tradición esotérica, mística y energética.

Todo está en movimiento y todo fluye.

Algunos se derrumban y otros se impulsan para afrontar la nueva misión.

A Maximiliano, cuál romántico, le costaba recuperarse de los cambios. Necesitaba espacio para reflexionar, asimilar y proseguir la misión.

 

IV El Ermitaño y El Loco

Maximiliano tuvo muchos momentos fuertes que
lo forjaron y tendrían que haberle servido para
desconfiar de las personas y no subirse a embarcaciones cuyo destino no era tan seguro.

Empero, como buen romántico: siempre confió
en su intuición, en la buena fe de las personas y
que la vida, tarde o temprano, le devolvería con
creces maravillosas todo lo que había sufrido.

Fue víctima de sus sueños, su buen corazón y
de apostar por los proyectos ajenos, y dejar de
lado los propios.

 

V El Juicio

Muertas las personas, nacen los personajes y comienzan a ser juzgados. Distancia necesaria para poder analizar, comprender y valorar la importancia o no que tuvieron en la Historia de un país y el papel que desempeñaron.

Cuando la Historia se analiza sin los anteojos del discurso político de moda y se toma en cuenta el contexto de la época; estamos más cerca de alcanzar una verdad auténtica e imparcial.

Maximiliano, en algunos aspectos, tenía más
características de proderechos humanos que
Juárez y en muchas cosas coincidían: la separación de iglesia, gobierno y empresarios; la preocupación por los más pobres, entras otras.

El Siglo XIX mexicano fue tan sangriento como
complejo; tan luminoso y al mismo tiempo muy
oscuro. En muchos aspectos hemos evolucionado, pero ideológicamente seguimos atorados en las peleas discursivas del Siglo XIX.

 

VI El Mundo

Leer a Pedro J. Fernández, siempre es un gozo y
esta novela sin duda gustará a todos aquellos que
amen la Historia de México.

Y maravillará a las personas lectoras que gocen el encontrarse con una buena historia.

Tan verosímil es lo relatado que, al cerrar el
libro, me vino a la mente la idea de visitar el Archivo General de la Nación y preguntar por los cuadernos que escribió Maximiliano y guardó
secreta y celosamente Benito Juárez; y si no estuvieran allí, preguntar en las Logias Masónicas, donde pudieran tener resguardado este tipo de tesoros históricos.

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