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jueves, noviembre 21, 2024

Inna Afinogenova y los medios alternativos

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Hace unos días tuve oportunidad de entrevistar para El Ciudadano México a la periodista Inna Afinogenova. Inna, durante años, fue el rostro protagónico que dio apertura a RT con las audiencias latinoamericanas. Actualmente Inna es la conductora principal, junto con el exvicepresidente de España Pablo Iglesias, del medio de comunicación Canal Red. Medio fundado por Pablo Iglesias en búsqueda de crear una alternativa informática y narrativa desde una visión progresista.

En la entrevista con Inna, hablamos centralmente
de la importancia de que existan medios de comunicación alternativos —ajenos a las estructuras de los medios públicos— que, mediante periodismo
riguroso, acompañen la consolidación retórica y
coadyuven a la contranarrativa que ordinariamente
los poderes fácticos suelen desatar contra los gobiernos progresistas.

Es una constante, particularmente en el continente
americano, que los grandes capitales tengan su vocería en los grandes medios de comunicación convencionales. Diáfanamente en México, por ejemplo, magnates son dueños de las televisoras que han informado
históricamente a la sociedad mexicana; así como de
los periódicos consolidados, cuya falsa imparcialidad
cimbra terremotos de incertidumbre en la opinión pública respecto a temas políticos.

El presidente López Obrador puso en marcha un
modelo comunicativo para ganar la agenda y encabezar el debate, desde que fue jefe de gobierno del extinto Distrito Federal. Ese mismo acto —llamado
comúnmente conferencia mañanera— ha sido el pilar
de su gobierno, pues, en tiempos de guerras judiciales
y mediáticas, la acción de comunicar el gobierno es
tan importante como el acto de gobierno mismo.

Dentro de la conversación con la periodista Inna,
sugerí que el éxito de las conferencias de prensa de
López Obrador se debía fundamentalmente al liderazgo carismático que recae en su personalidad —o como lo describiría Cosío Villegas: “el estilo personal de gobernar”— puesto que, en la forma de ser de López Obrador, nace su forma de comunicar.

Podría ejemplificarse de muchas maneras: Pensemos en una pregunta de meses atrás, donde un reportero le interroga sobre política exterior y la
relación diplomática del gobierno mexicano con
el estadounidense, el presidente, para reforzar su
respuesta respecto a la soberanía nacional, pide a
Jesús Ramírez que proyecte en la pantalla el tema
Somos más americanos de los Tigres del Norte.

La mañanera es también eso: simbolismo mexicano. No es sólo periodismo en sí mismo.

Es incluso pedagogía popular.

La forma personal de comunicar del presidente AMLO, posibilitó que no se necesitara ninguna otra herramienta para contrarrestar las fake
news y calumnias impuestas desde los grandes
medios convencionales. Fue la mañanera no
sólo el gran acto de comunicación, sino, el gran
acto de gobierno. Desafortunadamente no concibo la mañanera como un ejercicio imitable en cuanto al éxito obtenido.

Pienso que es acertada la decisión de la Dra.
Claudia Sheinbaum Pardo de continuar con las conferencias matutinas y de esa forma ganar la agenda, anticiparse al debate público. De igual forma
vislumbro que por sí sola, la conferencia matutina
no será suficiente para hacer frente a las guerras
mediáticas, que desde ya —como es el caso de la
reforma judicial— se están personificando contra la
presidenta Sheinbaum.

Los gobiernos progresistas deben de allanar el
camino para que se cimienten medios alternativos
—con rigor periodístico— que puedan entrar en
disputa de las guerras mediáticas.

Un concepto similar a Latinus o Atypical, pero
con visión progresista. Aquella línea editorial que
sí privilegie la verdad y el rigor periodístico en la
información difundida. Pero no desde una falsa imparcialidad. Un periodismo transformador que se identifique con los valores del proceso histórico que
se ha emprendido en México desde el 2018.

Ahí está el ejemplo de Canal Red. El ejemplo de Inna y de Pablo Iglesias.

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