Es una pregunta que me hago constantemente y cuya respuesta te la van dando los sucesos y los resultados de los mismos: a mayor éxito el precio baja, a menor éxito el precio sube y aquí aparece la interrogante de cuál es el límite de ese precio que debes de pagar.
Se da en cualquier actividad, en la industria, en el comercio, en la política y, por supuesto, en el futbol.
Mis experiencias han sido en las actividades antes mencionadas, pero en el futbol, por llevar la actividad con mayor ingredientes pasionales, el precio a pagar es muy cambiante.
En el comercio o la industria, si el cliente te hace esperar para el pago o para concluir la venta, sentado 2 horas, mi dignidad la pongo barata; al final confío en que la venta se hará y la espera no tendrá mucho significado.
En el futbol que un equipo te contrate, el equipo que más quieres dirigir, teniendo que explicar tu plan a una persona que ni idea tiene de lo que dices y menos de lo que pretendes, ojo, todo partiendo de una cita o un llamado del interesado hacia ti. De alguna forma, el interesado tiene como objetivo que tú seas el entrenador, pero algo ve en tus ojos que empieza a vulnerar tu dignidad. Lo primero es el sueldo. Este será bajo y sin alicientes a las metas a conseguir. Después vendrán los recursos que serán nulos y por último será lo corto del contrato. Por un momento pasa por tu cabeza dar las gracias y decir que no al paupérrimo ofrecimiento. Tus ganas de estar te detienen y tu dignidad se ve disminuida. El penúltimo paso es cuando te dicen que el cuerpo técnico, con los que vas a trabajar, el equipo los pone y tú sabes que en ese momento la cuerda la tienes puesta en el cuello, lista para que cualquiera de los que te ponen la jalen y quedes ahorcado. Otra vez le ganas la batalla a tu dignidad con el argumento de que si tienes que convencer a 25 jugadores, qué más da convencer a cinco ayudantes. Ya en ese desgaste viene la última prueba: la presentación con el representante del dueño, mismo que de entrada me baja más el sueldo. En ese momento y sabiendo la necesidad que tienen del Chelis, doy las gracias y me retiro. Mi dignidad se siente vulnerada y fuera de cualquier contexto. Me retiro y doy las gracias a los que hicieron el primer acuerdo. Estos, sorprendidos por mi decisión, me piden cinco minutos para arreglar el
problema. A los cinco minutos regresan diciendo que todo era un mal entendido y que todo quedaba como se había estipulado. Mi dignidad se siente ganadora.
Este es un ejemplo de mi vida. En el futbol lo que es a las 11, cambia a las 12.
Al Sr. Lozano en la selección le pasó. Cuando se dan cuenta que la contratación del Sr. Coca fue una medida visceral, lo llaman por la cercanía que tenía en el grupo. Su objetivo principal era el Sr. Aguirre, pero este no podía por compromisos en ese momento, mismos compromisos que no tiene en este momento.
Al Sr. Lozano lo usaron como quien utiliza un pañuelo desechable. Venía la Copa América, todas las selecciones compiten según su objetivo y así Costa Rica compite con un equipo de muchos jóvenes porque así era su objetivo y así toman la competencia.
Al Sr. Lozano le aseguraron llegar al Mundial mediante un nuevo proceso de renovación del plantel sin importar los resultados. Le tiran línea de la lista que tenía que convocar, menores de 29 años (el portero Gonzalez no importaba, ya que con jóvenes no acomplejaba el puesto) y que tuvieran menos de 60 juegos en selección. De esa forma y con la promesa de estar en el Mundial, su dignidad empieza a ser tocada, porque ese plan él no lo tenía y futbolistas como Gallardo, Martín y Lozano, no pasaban la condición del comprador de dignidad y sí estaban por el vendedor de la misma.
Los resultados no se hicieron esperar, de mal en peor, pero para el Sr. Lozano todo valdría la pena por estar de técnico en un Mundial. En las conclusiones post torneo se le sugiere en tono de obligación tener gente más capacitada en su cuerpo técnico y se le dan nombres y apellidos. Aquí el nombre de Aguirre suena más fuerte y la gota que derrama el vaso y que hace que no le lleguen al precio a su dignidad, es cuando le quitan el puesto de técnico y lo quieren subir de ayudante del Sr. Aguirre, y otra vez, ojo, sin ser nombrado el Sr. Aguirre como técnico. Esta gente que maneja los destinos del futbol mexicano le tiraron un Toñito, un buscapié, más en el tono de quitarle por completo su dignidad; si dice que sí, quizá al otro día le dicen que siempre no y ahora sería el encargado de las aguas.
Las formas en las que jugaron con el Sr. Lozano son infames, más allá de sus resultados y de los análisis sin sustento de medios que ni idea tienen de lo que hizo y de lo que dejó de hacer. Simplemente y para seguir en el gusto de los que dividen, cambian el timón y ahora Lozano es el culpable de todo y nadie se atreve a decir que los culpables son los que toman las decisiones y se lavan las manos en la humanidad de los sacrificados.
Yo hubiera llegado a mi precio hasta que le dicen a quien tiene que seleccionar, hasta ese punto hubiera llegado. El Sr. Lozano fue un paso más adelante, vio el árbol y se olvidó del bosque: Sr. Aguirre es íntimo del que decide y siempre en primer lugar de sus preferencias. Ese detalle no lo contempló, ante las promesas de seguir en el cargo.
La palabra de un directivo vale menos que un billete de 30 pesos y me alegro que no le llegaran al precio de la dignidad del Sr. Lozano.
Como diría mi papá: que con su pan se lo coman.