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jueves, noviembre 21, 2024

La última de Noroña (Final con organillero y cantina)

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Era previsible, pero no era previsible.

Lo que lo hizo previsible fue su pulsión por el ridículo.

La historia es ésta:

Noroña llegó a la rueda de prensa en la que definiría una postura ante el tango argentino que ha venido bailando en los últimos días.

Entró al INE como el almirante Nelson llegando a Trafalgar: con la mirada puesta en el horizonte (tal y como ven el horizonte los héroes y las estatuas) y con ese aire de superioridad que es en el fondo un aire de inferioridad.

(Dixit Freud, dixit Jung).

Lo primero que hizo fue llamar sectario al compañero presidente, pero sin mencionarlo.

Es decir: el ‘compañero presidente’ dejó de ser el ‘compañero presidente’ (como le dice todos los días desde el primero de diciembre de 2018 para acá) para convertirse en ‘la autoridad más alta del país’.

(Risas grabadas).

En pocas palabras lo llamó sectario.

Y procedió a leer una carta en el peor estilo de las cartas de Martin Luther King.

Es decir: imitándolo abiertamente, pero en el estilo Noroña.

(En modo ‘infinitivo sioux’).

Leyó, pues, una carta plagada de reproches.

Reproches al ‘compañero presidente’ y reproches al partido Morena, pero ningún reproche a la doctora Claudia Sheinbaum, quien este miércoles confirmó lo que había dicho el presidente López Obrador: que Noroña no es de Morena, sino del PT, y que no merecía cargo alguno (como el que ha venido peleando) porque los petistas son del PT, no de Morena.

(¡Cómo le cuesta a Noroña entender esto!).

Al final del farragoso discurso (rico en aliteraciones, pleonasmos y gerundios), nuestro prohombre dejó en claro que, siempre sí, lo suyo son los cargos, no la dignidad.

Y es que no renunciará a su escaño en el Senado, pese a que lo han venido tratando como un militante de segunda y hasta tercera clase.

Ahí despachará, pues, aunque se negará —ya veremos— a presidir comisión alguna.

En la sesión de preguntas y respuestas, se enojó y empezó a pelear con los reporteros que le hacían preguntas incómodas.

Luego se fue por peteneras (con evidente mal humor), abordó su lujosa camioneta Volvo y se dirigió a entrevistarse con la ‘compañera presidenta electa’.

Seguiremos informando.

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