La génesis del conflicto entre Rusia y Ucrania, que mantiene hoy al mundo en vilo, es más antiguo de lo que cree. A decir de internacionalistas y politólogos, tiene su origen en el fin de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la actual Unión Europea ganaron este enfrentamiento y definieron las reglas de juego del sistema internacional, y dejaron a Rusia de un lado.
Desde entonces, Rusia ha luchado por ganarse un espacio como líder en la zona euroasiática. “Inicialmente, al ser Ucrania un Estado agrícola y Rusia uno industrial, necesitaban mantener lazos comerciales y de seguridad muy fuertes, pues una parte del ejército de la URSS quedaba en Ucrania, otra en Rusia y otra en Belorrusia”, asegura Jesús Agreda, internacionalista y experto en Rusia y Asia Central de la Pontificia Universidad Javeriana.
Para el experto, esa relación “cercana” se vería interrumpida por el deseo de Ucrania de tener mayor independencia política y, por ende, de hacer parte de la Unión Europea y la OTAN, un objetivo que Rusia vio cerca con el reinicio de las conversaciones entre el gobierno del presidente ucraniano Volodimir Zelenski y representantes de la OTAN.
Este acercamiento con la OTAN, detalla Agreda, impediría que Rusia tenga en territorio ucraniano a sus tropas, lo que obligaría al gobierno de Vladimir Putin a buscar otro puerto para situar su flota sur, y Ucrania podría albergar tropas y misiles de cualquier miembro de la OTAN, lo que dejaría al Kremlin en una posición vulnerable.
El fracaso de las negociaciones mantenidas durante meses con Estados Unidos y la OTAN, con las que Rusia pretendía –entre otros objetivos– lograr la expulsión de la Alianza Atlántica a todos los países miembros incorporados tras 1997, entre ellos los bálticos, Polonia y Rumania, e impedir que se trasladaran al este los misiles ubicados en Alemania, llevó a la implementación de “medidas técnico-militares” por parte del Kremlin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, provocó una de las mayores crisis de seguridad en Europa desde la Segunda Guerra Mundial al invadir Ucrania, con bombardeos de misiles y artillería que acompañaban a las tropas que ingresaban al país desde múltiples direcciones.
Putin dijo que actuó para proteger a los civiles en las regiones separatistas del ejército de Ucrania, aunque no había evidencia de que estuvieran bajo ninguna amenaza. Los aliados de Estados Unidos y Europa habían advertido durante semanas que su inteligencia mostraba que Moscú planeaba crear una justificación falsa para la guerra.
El gobierno de Ucrania calificó las acciones de Rusia como una “invasión a gran escala” e impuso la ley marcial en todo el país. El Ministerio del Interior de Ucrania instó a los ciudadanos a ir a los refugios, diciendo que la capital, Kiev, estaba siendo atacada.
Escala conflicto
Y ayer el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania llegó a un nivel más delicado, luego de que el Kremlin ordenara ayer activar “en modo especial de combate” su arsenal nuclear.
“Los altos funcionarios de los principales países de la OTAN hacen declaraciones agresivas contra nuestro país. Por lo tanto, ordeno al ministro de Defensa [Serguéi Shoigú] y al jefe del Estado Mayor [Valeri Guerásimov] que dispongan las fuerzas de contención del Ejército ruso en un modo especial de servicio de combate”, aseguró Putin durante un encuentro con los dos máximos responsables de sus fuerzas armadas.
El mandatario y comandante en jefe supremo de las fuerzas armadas rusas recibió un “sí” y una inclinación de cabeza como respuesta de ambos militares. Después, Putin acusó a Occidente de adoptar “medidas ilegítimas” contra su país en forma de sanciones.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski relató que había pedido “que misiles, aviones y helicópteros no vuelen a Ucrania desde Bielorrusia” durante una entrevista telefónica con el líder bielorruso Alexander Lukashenko, cuyo país sirve como base de retaguardia a los rusos para la invasión.
El ministro Dmytro Kuleba repasó los ataques rusos y los comparó con la ofensiva de la alemania nazi Kuleba denunció que Kiev ha sufrido el peor bombardeo desde 1941, y añadió que las acciones del presidente Vladimir Putin recuerdan a los ucranianos “el modelo de Adolf Hitler”.
El paso alarmante se produjo cuando estallaron los combates callejeros en la segunda ciudad más grande de Ucrania, Kharkiv, y las tropas rusas ocuparon puertos estratégicos en el sur del país, avances que parecían marcar una nueva fase de la invasión de Rusia luego de una ola de ataques a aeródromos e instalaciones de combustible en otras partes del país.
La capital, Kiev, resiste después de que enormes explosiones iluminaron el cielo y las autoridades informaron de detonaciones en uno de los aeropuertos. “La noche pasada fue dura: más ataques, más bombardeos de áreas residenciales e infraestructura civil”, dijo el presidente ucraniano el pasado 25 de febrero.
Diálogo con pocas posibilidades
Ucrania quiere “intentar” negociar con Rusia aunque sin mucha convicción de que las conversaciones puedan poner fin a la invasión, declaró el domingo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
“Digo las cosas claramente, como siempre: no creo que dé resultado” pero “tenemos que intentarlo”, declaró Zelenski en un video, ante las negociaciones entre Rusia y Ucrania en la frontera con Bielorrusia.
Agregó que no quería que los ucranianos pensaran en el futuro que él “no había tratado de detener la guerra cuando había incluso una pequeña posibilidad de hacerlo”.
Por su parte, el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmitro Kuleba, estimó que Rusia ha abierto la puerta a las negociaciones porque “su guerra relámpago ha fracasado”.
Antes de la invasión, Ucrania había pedido conversaciones con Moscú, que rechazó la propuesta.
En una transmisión en vivo luego de que se conociera el acuerdo para comenzar un diálogo con Moscú en la frontera con Bielorrusia, Kuleba adelantó que Ucrania “no cederá ni un solo centímetro de territorio”
“Vamos allí [a las conversaciones] para escuchar lo que Rusia quiere decir, vamos sin ningún acuerdo preliminar sobre cuál puede ser el resultado de estas conversaciones. Vamos a escuchar y a decir lo que pensamos de esta guerra y de las acciones de Rusia”, afirmó.
Kuleba reveló que el presidente Zelensky habló directamente con el dictador Alexander Lukashenko porque “estuvo muy cerca la entrada de las fuerzas bielorrusas en la guerra”. Y, agregó que en esa conversación se logró el acuerdo para unos diálogos son condicionamientos.
“Desde ahora hasta el momento en que concluyan las conversaciones, Lukashenko aseguró al presidente Zelensy que no se utilizará la fuerza militar bielorrusa contra Ucrania”, dijo. “Sólo podemos esperar que Lukashenko cumpla su palabra. Y desde ahora hasta el momento en que concluyan estas conversaciones, seguiremos defendiendo ferozmente nuestro país, para derrotar a las fuerzas rusas si intentan continuar con sus operaciones ofensivas”.
Kuleba se mostró confiado de vencer a las fuerzas invasoras rusas: “Seguiremos derrotándolas en los territorios que han tomado bajo su control, no nos detendremos, hasta que defendamos nuestro país por completo. Así que no hay nada malo en hablar como tal, y si el resultado de estas conversaciones es la paz, eso debe ser bienvenido”.
“Pero no lo haremos, y quiero dejarlo muy claro, no cederemos ni un solo centímetro de nuestro territorio”, insistió.
El gobierno de Zelensky siempre dijo que estaba dispuesto a dialogar, que perseguía la paz y que su único objetivo es defenderse. Pero mientras los ucranianos resisten y buscan el diálogo, en una dramática escalada de las tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania, Vladimir Putin ordenó que las fuerzas de disuasión nuclear rusas se pongan en alerta máxima ayer.