Interrumpimos su grandísimo interés entre lo que pasa en el triángulo amoroso entre Christian Nodal, la hija de Pepe Aguilar y la cantante argentina Cazzu, para contarle un chisme más terrenal.
¿Sabía que Acción Nacional está en su debacle?
El panismo está viviendo la verdadera onda grupera, es decir, todos son pequeños grupitos que se disputan el poder y que se acusan entre todos de ser infiltrados por el gobierno.
Se está perredizando el PAN (por aquello del PRD, QPD), balcanizando, desuniendo, pues tras la terrible derrota del dos de julio pasado, ningún panista confía en sus propios correligionarios.
Hay quien asegura que fueron los panistas ligados a la actual dirigencia estatal quienes provocaron, adrede, la debacle en la ciudad de Puebla, pues al ver que perderían la elección estatal hubo quien rindió sus armas ante Morena y actuaron contra Mario Riestra el día de los comicios, pues de esa forma se evitaría que el candidato a la alcaldía poblana y su grupo controlaran al blanquiazul en la entidad.
“Nos hundimos nosotros, nos hundimos todos”, fue el pensamiento, como si pilotearan el Titanic. O sea, ¿fue traición?, pero como bien dice el líder Nato de los Hombres en la novela el Dedo de Oro (Sheridan,1996-2024): “más vale traidor probado que traidor probable”.
Jugaron como unabombers: “por la causa moriremos todos”.
Por otro lado, los panistas no sólo desconfían de quienes se han destapado por la dirección de ese partido sino de quienes se han sumado a las críticas internas; a muchos blanquiazules no les ha caído nada bien que Eduardo Alcántara participe en esta polémica, pues consideran que, al ser sancionado por violencia política de género y al ser suspendido de sus derechos y prerrogativas, sus acusaciones son por venganza y para quedar bien con sus nuevos aliados: Jorge Estefan Chidiac y el Partido Verde.
Lo mismo pasa con Genoveva Huerta Villegas, a quien la acusan de trabajar para personajes de Morena quienes, en otro tiempo, operaban para el morenovallismo. Tanto a Alcántara como a Huerta se les acusó, no hace mucho, de representar los intereses de Fernando Manzanilla.
La misma crítica ha recibido Mónica Rodríguez Della Veccia, a quien la observan como una representante de Patricia Leal Islas, una figura muy importante dentro del morenovallismo y quien ahora mantiene una extraordinaria relación con el gobierno estatal.
“Si permitimos la entrada de Mónica Rodríguez, perderíamos el control del PAN y se convertiría en un satélite más de Morena. Seríamos como Fuerza por México”, comentaron algunos panistas preocupados a este tundeteclas.
Total, que es el juego del “todos contra todos”.
Al parecer, todos los interesados no sólo buscan dirigir a ese partido sino ser el puente de comunicación con el gobierno morenista, de confirmarse esa especie, estaríamos en el entendido que desde hace mucho dejaron de ser oposición y sólo se engañan entre ellos mismos.
¿Hasta dónde llegarán estas divisiones internas?
Ante la falta de un liderazgo real, ante la carencia de una meta en común, al sentirse todos traicionados por lo que ocurrió a nivel federal y estatal será difícil que se logren poner de acuerdo.
Mucha de la responsabilidad es de la actual dirigencia nacional, en primer lugar, y en segundo, la estatal, quienes no se preocuparon por su militancia e impusieron muy malos perfiles en las listas de diputados y regidores. Colocaron a sus familiares para mantener un coto de poder, en algunos casos.
A nivel estatal, de sus siete diputados plurinominales, sólo tres son conocidos (Susana Riestra, Marcos Castro y Rafael Micalco), los demás son unos perfectos desconocidos, pero como sea: “más vale traidor probado, que traidor probable”.
Todo lo que ocurre en ese partido es importante, porque son la segunda fuerza (muy disminuida) y lo que queda de la (¿mal?) llamada oposición.
Supuestamente, hoy iniciará la evaluación de la derrota, ¿serán autocríticos?
No lo creen ni ellos mismos.
Una situación difícil en plena temporada de calor y de zopilotes.
Ahora sí, si es que llegaron hasta aquí después de todo este chorizote, pueden regresar a enterarse de la vida de Nodal, Aguilar y Cazzu.
