10.7 C
Puebla
domingo, noviembre 24, 2024

Historia del varón que fue domado por su mujer

Más leídas

El padre de Juan Pablo Vergara, Mario, trabajaba en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (en liquidación). 

Trabajaba de madrugada. Entraba a las diez de la noche y salía a las cinco de la mañana. Una temporada le dio por salir a las siete. “¿Tan temprano?”, preguntaba Gloria, su mujer. Me cambiaron el horario, decía. Pero seguía llegando a la casa a las seis de la mañana.  

Una tarde, al regreso de la secundaria 76, de Calzada de la Viga, Vergara encontró a su madre llorando mientras hacía una sopa de fideos. La abrazó y le preguntó qué le pasaba. Ella le contó todo. Todo era que su esposo la engañaba con una muchacha de Huauchinango que era medio su pariente. Medio su prima o medio su sobrina. Conocía a sus papás. Buenas personas. Ella vivía cerca del metro Chabacano, por la Comercial Mexicana Asturias, a unos pasos de la Calzada de Tlalpan. 

Vergara, vestido de caqui con corbata café, no acertaba qué hacer y se puso a llorar también. Odió por un momento a su padre, sobre todo cuando en el relato supo que éste mantenía a la medio prima o medio sobrina de su mamá. “¿Está bonita?”, preguntó estúpidamente. “Es joven”, fue la única respuesta.  

Con los días vio a su mamá distinta. También a su papá. Ella ya no lloraba y se veía contenta. Él ya no se perfumaba tanto para ir a trabajar ni se ponía brillantina. Ahora usaba crema Wildrot, que no era brillantina, pero dejaba el pelo medio tieso. Él tampoco se iba tan temprano. Regresó a su horario de antes. 

“¿Por qué te vas tan tarde?”, preguntó Vergara. “Me cambiaron el horario”, respondió. 

Lo que en realidad había pasado era que, una mañana, Vergara y su madre fueron al edificio donde vivía María Luisa —así se llamaba la amante— y ella pintó con su lápiz labial, en la entrada, a la altura de un techo bajito, “¡Mario Vergara es puto!”. Don Mario vio el mensaje y supo que su esposa lo sabía todo. Hablaron largamente. Los dos lloraron horas. Él le pidió perdón y le dijo que no volvería a ver a la medio prima o medio sobrina de doña Gloria. 

Y así lo hizo. La lección había sido brutal. 

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img