Con respecto a la información del Sr. Núñez en su página Grada da cuenta de una información, en la cual se da a conocer que se le quita el 45 por ciento de sus sueldos a los jugadores del Puebla, en sus pagos de abril y mayo, como consecuencia de su bajo rendimiento, ya que el director general de la institución tenía pactado o presupuestado con el equipo: una temporada de 19 a 22 puntos y en la que solo se consiguieron cinco.
Como consecuencia de esta pobre cosecha, unilateralmente les baja el sueldo, mismo que podrán cobrar si en las dos próximas temporadas hacen 29 puntos. El que advierte no engaña.
El propietario de la franquicia, en alguna ocasión que el Mazatlán perdió, puso un mensaje en Twitter en el que decía que tendrían que cobrar 100 pesos dado su actuación.
En mis épocas en el Puebla, sin mencionar qué dueño estaba, peores cosas viví, como romper contratos y obligar a los jugadores a firmar otro con menor cantidad, o dos meses de no cobrar, o no pagarle al que más cobraba y ese dinero repartirlo entre cinco o seis, o tirarse la bolita entre dos dueños, decir que no tenían dinero y tener que acudir con el gobernador en turno para hacer frente a los pagos, so pena de que los jugadores no querían entrenar y menos jugar. Nada nuevo para mí en esta institución.
Desde hace mucho, esta institución, cada vez más, se ha hecho de mala fama en el gremio. Todo mundo pensó que con la llegada de Azteca todo iba a cambiar y que el dinero no sería problema, cuando la realidad el dinero ha sido el problema, y no escribo por este último episodio, me refiero a lo poco que les cuesta tener esta franquicia en cuanto a derechos de televisión (el Puebla es el peor pagado de la liga ) y sueldos de jugadores y técnico, siendo la franquicia número 18 en este rubro.
Cuando vinieron las vacas gordas en los torneos de Larcamón se vendió una gran cantidad de jugadores. Loroña, Cavallini, los dos Reyes, Fernández, Cortizo, Salas, Ormeño, Tavo, Angulo y otros como Silva y Mancuello, que no fueron renovados por pedir más en su nuevo contrato.
La venta de estos jugadores equivale a más del costo de la franquicia; entre 70 a 80 millones de dólares. Hoy, como llegaron las vacas flacas, se van por el camino fácil: no pagar, cuando el problema fue que no se hizo una ingeniería financiera y deportiva para poder seguir con el negocio, que, dicho sea de paso, están en su razón de llevar o tener sus objetivos, nos guste o no a los aficionados del equipo.
Insisto, el problema no es el pago, es que a corto o mediano plazo este equipo no tendrá los argumentos mentales ni económicos para revertir la situación. En la última semana de mayo se reunirán para comenzar su temporada, casi la mayoría de los no pagados, y con qué cara los recibirá el técnico que, me imagino, vivió lo mismo.
Los jugadores que lleguen pensarán lo mismo que piensan todos los que llegan al Puebla: es mejor estar aquí en Liga MX, hacer una buena temporada y aumentar mi valor pensando en mi salida, que buscar otro rumbo.
Lo mismo sucede en Expansión y ahora en el nuevo producto llamado Kings League, en la cual los famosos dueños no se hicieron cargo de los gastos, pero sus cuentas, de ellos y los dueños de la liga, subieron al máximo. Los de la idea ganan mucho, los que la ejecutan, poco o nada. Solo cambia el nombre del deudor en todos los casos, el acreedor no tiene protección alguna porque no existe una entidad reconocida que los apoye, de sindicato ni hablamos, te congelan peor que pescado.
Mientras tanto, en la celebración de su cumpleaños 80, el gran Puebla seguirá en las manos menos propicias, sin sentido de pertenencia, sin identidad, esperando engordar sus vacas para que regresen sus tiempos de bonanza: señores, con estas medidas esperen en una silla cómoda porque escogieron el peor camino.
Hoy, recordar con nostalgia los buenos tiempos del equipo, me resisto, no quiero vivir de recuerdos, y solo me viene el pensamiento que lo mejor que viví dentro del equipo fue la convivencia con mi papá por 50 años.
Eso sí lo celebro.