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jueves, noviembre 21, 2024

La Universidad de la Américas, Puebla es una Institución de Beneficencia o Asistencia Privada

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En días recientes fuimos testigos de una movilización de estudiantes, académicos y padres de alumnos que se sumaron a una situación que involucraba un reclamo por la universidad o el campus de la Universidad de las Américas Puebla, lo anterior me pareció sano por los estudiantes en un reclamo legítimo a querer desarrollar sus actividades en su casa de estudios.  

Una de esas participantes fue una sobrina mía y en una reunión familiar comentó su experiencia de algo que, ella misma dijo, fue nuevo. “Jamás pensé participar en una marcha”. Debo advertir que ella goza de una beca excelencia en una carrera de ciencias exactas y, por tanto, quienes nos formamos en ciencias sociales comprendemos de otra forma este tipo de movimientos y, sobre todo, bajo la perspectiva que ella lo percibe. 

A pregunta expresa comentó que escapaba de su razonamiento el por qué la universidad se encontraba en esta situación y si la culpa era del nuevo patronato, o de quién era la culpa. También me preguntó que si yo conocí a los Jenkins durante mi paso por la universidad, por lo que me concreté a contestar sin tecnicismos jurídicos a sus interrogantes, sin dejar de advertir que todas estas situaciones -de hecho- tienen muchas consecuencias de derecho.  

Comenté que la mala información se orienta a descalificar una situación legítima. Se debe saber que la Universidad de las Américas Puebla tiene su origen años atrás, con motivo de un problema similar al que pasó ahora. Su verdadero creador-impulsor, fue Manuel Espinosa Iglesias y, bajo un instrumento notarial, crea la Fundación Universidad de las Américas Puebla. Esta institución, por su naturaleza, se incorpora a ser una institución de beneficencia privada. En el documento en donde consta su creación como Fundación Universidad de las Américas Puebla, se reconoce que está supeditada a un patronato, aun recuerdo que la redacción de sus estatutos, mismos que son públicos, indicaban que el patronato de la Fundación Universidad de las Américas Puebla se conformaba por los mismos patronos de la Fundación Mary Street Jenkins y así nació la universidad como Fundación Universidad de las Américas Puebla, y su campus se establece en terrenos donados por el gobierno del Estado de Puebla, para que se cumpliera con los fines de su objeto, por lo que fue creada esta Fundación. 

Tiempo después, le hice el comentario que se presentó un conflicto entre la familia Espinosa Yglesias y la familia Jenkins, conflicto legal que se tradujo en años de litigio, reclamando posiciones en el patronato de las instituciones de las que formaban parte. Palabras más, palabras menos, era un conflicto entre dos grupos familiares que se reclamaban el patronato, similar al actual conflicto, sólo que la familia que tenía el control sobre el patronato en ese entonces y, por ende, sobre la universidad, jamás utilizó tratos que pretendieran entorpecer la función educativa de la universidad, por el contrario impulsaron su desarrollo con visión y fue bajo su manto que se destacó la Universidad de las Américas Puebla, sin interrumpir su quehacer educativo y dividiendo y apartando el conflicto entre patronatos con la universidad. 

En esta charla familiar remarqué que el comportamiento del patronato, por su naturaleza, estaba sujeta a Ley de Instituciones de Beneficencia Privada y hoy a la Ley de Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla. Tanto en la otrora ley, en su artículo 98, como en la actual ley, en su artículo 79 establecen un órgano de vigilancia que se llamó Junta para el Cuidado de Instituciones de Beneficencia Privada, hoy Junta de Asistencia Privada del Estado de Puebla. Continué manifestándole que el tiempo pasó y el litigio llegó a su fin, y lo que son las cosas, quienes en Puebla considerábamos que el patronato de la Fundación Universidad las Américas Puebla era legítimo, la autoridad jurisdiccional tomó otra decisión. 

Sin querer seguir confrontando en tribunales y sin incurrir en conductas que obstaculizaran la vida universitaria, el patronato que consideraron que ya no era legítimo, simple y sencillamente permitió que se reconociera la reincorporación de la familia Jenkins al patronato de diversas fundaciones, pero la que me interesaba que conociera es la de la Fundación Universidad de las Américas Puebla. 

Es ahí donde soy testigo de la llegada de este nuevo patronato conformado por la familia Jenkins. Aprecié junto con la entonces rectora y el vicerrector administrativo, que los nuevos patronos desconocían totalmente a la universidad, en lo que era propiamente su esencia educativa y me permití visualizar que carecían de una formación académica sólida, pues esa llegada mostró más un triunfo económico que el entender la responsabilidad que implica una Fundación de esta naturaleza. 

En ese entonces existía un conflicto universitario entre el rector saliente, Enrique Cárdenas Sánchez, y la nueva rectora, Nora Lustig, sobre todo por el comportamiento administrativo que dejó mucho que desear, y fue muy señalado hacia el primero de los nombrados (pero ese es otro tema que en su oportunidad se expresará y es conocido por muchos lo que incluso provocó que en su oportunidad Enrique Cárdenas renunciara también como catedrático de la universidad).  

La crisis universitaria salió adelante por la participación bien establecida de la doctora Nora Lustig, observando que lo que más buscaba ella era evitar que el reciente patronato interviniera en la vida universitaria, pues participaba en decisiones que eran totalmente académicas y administrativas internas de la universidad. Dicha intromisión generó descontento académico, pues creó un adelgazamiento con la salida de valiosos docentes, pues a luces el patronato participaba en decisiones administrativas que no les correspondían como patronos, lo que provocó la salida de la rectora y la llegada corta de Pedro Ángel Palou a la rectoría, quien parecía que nunca se oponía a las posiciones de ese patronato, recrudeciéndose la salida de diversos docentes y personal administrativo. 

Así las cosas, llegó Luis Ernesto Derbez como rector y pues ya conocemos el secreto público de las situaciones por las que atraviesa la Fundación Universidad de las Américas Puebla, pero por el comportamiento de un patronato que no se apegó a lo que indica la ley y a la naturaleza de una fundación que se reguló y se creó por la Ley de Instituciones de Beneficencia Privada. 

Aquí cabe advertir que plumas finas se han percatado que la crisis que sufre la universidad se debe a un conflicto creado por el comportamiento de los miembros del patronato. Sin lugar a dudas, la norma que regula este tipo de instituciones ordena a la Junta de Asistencia Privada que actúe con responsabilidad y ante la crisis de un patronato actuó con responsabilidad, pues sin lugar a dudas la lógica en la que se soporta el patronato Jenkins ha permanecido bajo una retórica de conflicto.  

Por eso concluí la plática familiar, expresando que la crisis es una crisis entre los patronos de una misma familia, que generó que la Junta Asistencia Privada ejerciera una facultad que por ley le corresponde al nombrar a un nuevo Patronato.  

El patronato Jenkins, que llegó con motivo de una resolución del Poder Judicial Federal, con el tiempo puede sufrir lo que le pasó al patronato de la familia Espinosa, el cual se consideraba legítimo y, más aún, cuando con ese comportamiento inmerso en la arena de los litigios sea incapaz de ocuparse de una institución de beneficencia o asistencia privada. 

Lo que es cierto también es que, en aras de permanecer, sin axiología, ese patronato permite que participen en su conflicto entidades de interés público, que por naturaleza tiene otro fin, culpando actores que jamás aparecen en esta escena, además de   involucrar a los figurantes de la verdadera vida universitaria con posiciones contrarias a la esencia misma de la Fundación Universidad de las Américas Puebla.  

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