A nadie debería sorprender que la Cuarta Transformación se proponga hacer cambios radicales al sistema político mexicano; de hecho, de eso se trata una revolución, en este caso, pacífica, pero al fin revolución.
Hasta el momento, las reformas que se han impulsado son para limar las garras al neoliberalismo como modelo de despojo, mediando entre el interés particular y el público.
No solo hay una mejora en la capacidad adquisitiva de las mayorías, sino un ambiente propicio para la inversión. Es más, en esta administración ha crecido la riqueza de los bancos, y del top 20 de empresarios que concentra la riqueza de más de 36 millones de mexicanos, mismos que si perdieran 90 por ciento de su capital, aún serían multimillonarios.
Sin embargo, las iniciativas más radicales para nuestro sistema político son las que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador en el Plan C. En el ámbito político eliminar a 200 diputados federales y 32 senadores, votar por ministros judiciales, centralizar las funciones del árbitro electoral, eliminar la autonomía constitucional o centralizar sus funciones, quizá en órganos desconcentrados, etcétera.
Sobre estas posiciones la candidata a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, los nueve candidatos a las gubernaturas del estado, así como los 300 candidatos a distritos federales han aceptado impulsar el Plan C; sin embargo, Claudia ha ido más allá.
Para quienes invisibilizan a Claudia Sheinbaum en la sombra de Andrés Manuel López Obrador les conviene revisar los posicionamientos que ha planteado en sus diversas participaciones en los medios de comunicación, particularmente su reciente entrevista en el programa Los periodistas de Álvaro Delgado y Alejandro Páez, ya que, en efecto, Sheinbaum fue más allá al afirmar que una de sus primeras iniciativas sería volver al principio maderista de “Sufragio efectivo no reelección”.
Es decir, que las y los alcaldes, diputados y senadores ya no puedan reelegirse. Premisa que es fundamental discutir con amplitud. Sobre todo, con un enfoque fundamental: recuperar y fortalecer la representatividad de las y los ciudadanos. Para empezar porque a diferencia de la época de la Revolución Mexicana, en el México contemporáneo la reelección contribuye a formar legisladores de carrera y que por la necesidad de afianzar su distrito se vean vinculados a regresar a su territorio.
De lo contrario, si se eliminan los pluris y también se prohíbe la reelección, el resultado será un simple sorteo y canje de distritos a la vieja usanza, actos que no contribuyen a la mejora de las prácticas políticas, ni al fortalecimiento del debate público. Una arista más que discutir con la suficiente cautela.
