La lucha por la joya de la corona en el estado de Puebla, la capital, se disputa fundamentalmente entre Alejandro Carvajal y un transfugista electoral, sin embargo, a la contienda entraron otros dos fundadores, militantes jóvenes, con experiencia administrativa y vínculos políticos nacionales. Vayamos por partes y en orden alfabético.
Alejandro Carvajal Hidalgo, diputado federal por dos ocasiones consecutivas, quizá es el perfil con más trayectoria en la izquierda poblana, pues incluso su familia solo ha militado en el PRD, y él en Morena. Como legislador federal ha impulsado reformas importantes en materia de seguridad social, sin embargo, su principal fortaleza es el territorio, sobre todo en colonias populares, organizaciones sociales y también con liderazgos nacionales como Alfonso Ramírez Cuellar, Claudia Sheinbaum, Citlali Hernández, y un amplio etcétera.
Claudia Rivera Vivanco que a pesar del desgaste que sufrió como primera alcaldesa de Morena, logró ser la mujer más competitiva a nivel estatal, superando a Olivia Salomón, Liseth Sánchez, e incluso a Rodrigo Abdala; sin embargo, habrá que esperar las reacciones de la sociedad poblana, muy diferente a la del interior del estado, que se puede inconformar por qué por 3 veces consecutivas busque ser la candidata. La primera vez ganó, la segunda un gran descalabro, la tercera está por verse.
Rodrigo Abdala, de la primera generación de diputados federales de Morena, presidente del partido y delegado de programas sociales, mejor conocido como superdelegado. Fue el último lugar en la encuesta estatal, sin embargo, al igual que Claudia, se anotaron para buscar la precandidatura de Morena en la capital, quizá su principal objetivo desde el principio.
Hay otros militantes destacados que se inscribieron al proceso interno como, Elisa Molina, Gabriel Biestro, Iván Herrera, José Luis Ambrosio, Leobardo Juárez, etcétera, que han forjado una carrera política, administrativa y de relaciones públicas locales y nacionales que podremos estar pendientes de su futuro político y avance en la contienda. Aunque la premisa principal es enfrentar el oportunismo vulgar de actores del pasado.
Hay buenos augurios, señales de unidad que se han hecho públicas, personajes de izquierda, que se reúnen con sus pares, será difícil justificar imposiciones, y, sobre todo, que un ambidiestro (conservador) se cuele en una planilla de izquierda.
