Era el año 2005, estudiaba en el Tec, y frecuentemente discutía, con fervor, las razones por las cuáles Andrés Manuel López Obrador tenía que ser el presidente de México. Rodeada de puro regio, por lo general, era la única que quería que él fuera presidente del país. Calderón tenía alta aprobación en Monterrey, era la mejor opción, decían, y finalmente ya sabemos lo que pasó, bueno algunos sabemos, porque para otros, es el mejor presidente en la historia de México.
Desde entonces he estado en un mundo en el que decir que soy pro AMLO, o chaira desde el 2018, me ha llevado a tener que defender lo que creo, como si de mi opinión dependiera el rumbo del mundo. Ser chaira se ha convertido en un deporte extremo, por lo menos en mi círculo, muchas veces he tenido que reír de cosas que no me causan gracia, he dejado de dar mi punto de vista porque si lo doy me convierto en la idiota de lugar. He recibido insultos, malas caras y todo esto, solo por opinar y estar a favor, en muchos casos, de un personaje político mexicano.
A lo largo de estos años he escuchado muchas barbaridades, tantas qué el ser pro o anti AMLO queda en segundo término. El sentido común ha dejado de ser parte de los argumentos en contra del presidente, nos hemos perdido en un mundo de desinformación y de necedad que AMLO ya no es lo importante. Utilizaré este espacio para poder, por fin, escribir lo que realmente pienso, sin tener que exponerme por pensar como lo hago.
¿Por dónde será bueno empezar? ¿Con Venezuela del norte? ¿Con las energías renovables? ¿Con el feminismo? ¿El comunismo/socialismo? ¿Las vacunas? ¿La privatización?
¡Ya sé! Empecemos por el AIFA.
Hace algunos días se dieron a conocer unas fotos en dónde descubrimos como sería la decoración de los baños del aeropuerto. Y ¡Oh sorpresa! ¡Hay luchadores!
¿Cómo es posible eso? ¡El aeropuerto internacional de México con imágenes del Santo y Blue Demon!
¿Todos somos pobres o qué pasa?
Desde que circularon las fotos, los fifís (llamados así por qué ellos se sienten fifís, no porque en realidad lo sean) se han cansado de externar rechazo hacía lo que la lucha libre representa. La cual, por cierto, es parte fundamental de la cultura popular mexicana.
Las redes se han inundado de memes clasistas en desaprobación a la decoración de los baños.
La idea de hacerlo, por solo venir de la 4T, ha llevado a demostrar que no solo no entendemos la cultura mexicana, si no también, ha sacado ese racismo oculto hacia lo que somos, y lo peor, este racismo ya es aceptado solo porqué está bien criticar todo lo que venga del gobierno mexicano.
Muchos no entienden el origen de la lucha libre ni lo que esta significa en nuestra cultura, y si lo entienden, se les olvidó.
No saben que los objetos más vendidos en los mercados y ferias son las máscaras de luchadores. No saben del ingreso (grande) que existe porque los extranjeros quieren ir a la Arena México. ¡Ah! pero eso sí, muchas de estas personas, son la que se llevan una máscara al estadio en Madrid, París o Río de Janeiro, porque la máscara nos representa como mexicanos y hay que sentirnos orgullos en otros lugares ¿no?
El Santo como bienvenida es decirle al mundo que somos pobres e ignorantes.
¿En serio? A este grado de debate, si se le puede llamar así, llegamos sólo porque la idea viene de un gobierno al que odian. ¿Se nos olvida todo lo que vivimos de niños viendo la AAA en la tele?
¿Todo lo que nuestros padres y nuestros abuelos nos cuentan sobre la lucha libre? Es más ¿Se nos olvida esa época del cine mexicano en el que el Santo fue protagonista de 52 películas? Y qué además, ¿sus películas son consideradas de culto?
¿Quieren saber lo que pienso de los baños?
Me encanta la idea de plasmar nuestra cultura en todos los lugares en los que se pueda, de presumirla, de aceptarla y si no es mucho pedir de sentirnos orgullosos, porque sí, nos guste o no, es parte de lo que somos.
