El Partido del Trabajo (PT) órbita en torno al obradorismo, o para ser más claros, en torno al presidente Andrés Manuel López Obrador. A pesar de ser un Partido Nacional con inercias locales, lo determinante es lo que sucede en el centro del país. En 2018 se sumó a la coalición Juntos Haremos Historia, junto con el Partido Encuentro Social (PES), derivado de ello se logró lo que desde 1997 ninguna fuerza política había logrado: la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Con oficio y acuerdo político se sumó a la bancada del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), alianza que fue muy criticada ante la sociedad, y para 2021 se sumaron los recién creados Redes Sociales Progresistas y Fuerza Por México que, dicho sea de paso, no conservaron el registro. Hoy la alianza nacional más fuerte es entre el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) Morena, PT y PVEM, aunque a nivel local podríamos sumar a otras fuerzas muy relevantes como el Partido Nueva Alianza (PANAL).
Esta recapitulación de alianzas tiene por objeto destacar que, a pesar de ser un sistema político pluripartidista, hay en síntesis dos fuerzas políticas que se disputan una visión de país, la de los aliados de Morena y la de los aliancistas de Va Por México. Al respecto, sesudos analistas han afirmado con espanto, que esto es resultado de la polarización política y que el presidente divide a los mexicanos, sin embargo, no es nada más que una disputa de fuerzas más amplia que se ve reproducida en otras naciones, sean bipartidistas, como es el caso de Estados Unidos, o sistemas parlamentarios, en los que se requieren de amplios acuerdos para lograr consensos y gobernabilidad; como dirían los raperos de Alcolirykoz “Si el país está polarizado baje los vidrios”.
Hay un caso sui generis: Movimiento Ciudadano (MC), partido que ha pretendido mantener distancia de ambas fuerzas, pero que ocasionalmente, baja los brazos para favorecer a una u otra fuerza, sirva de ejemplo, la decisión de no presentar candidato en las elecciones de Estado de México, ya que de haberlo hecho, hubiera podido replicar el desenlace fatal de 2017, en el que por la obstinación de Juan Zepeda y el Partido del a Revolución Democrática (PRD), se dividió el voto de la maestra Delfina y Morena perdió por un margen muy estrecho.
En Puebla no hay mucha diferencia, aunque algunos dirigentes del PT o del PVEM se ufanan en rentabilizar su alianza con Morena, la realidad es que en términos de intención del voto, no pueden comprometer su permanencia por algún cargo popular, las determinaciones continuarán siendo centralistas y las ciudades relevantes en términos poblacionales como: Puebla, San Martín Texmelucan, Tehuacán, etcétera, necesariamente serán factores que tienen que privilegiar a Morena y a su militancia ¿o es qué se antepondrá un 3 por ciento de intención de voto del PT, frente a un 40 de Morena?
Es un hecho que los partidos aliados de Morena son valiosos aliados, pero aliados, que sin Morena, lograrían, siendo muy optimistas, conservar su registro. Intentar torcer el brazo del partido más grande es un despropósito y si me apuran, hasta un abuso; sin embargo, poco importa la opinión de provincia, esta semana se comprobó desde donde se ejerce el poder en los Partidos locales, o de lo contrario pregúntenle a Ricardo Mejía Berdeja o Lenin Pérez de la Unidad Democrática de Coahuila (UDC) y el PVEM. Pero no vayamos tan lejos, también podemos leer a Mario Martell: El PRI, el PT y el Museo Barroco.
Ángel custodio
La sucesión presidencial quedará resuelta aproximadamente en 2 meses, agosto me gusto para que te vayas ¿o cómo va? en cascada se acabará la incertidumbre, gubernatura, municipios y poco a poco diputados locales y federales. Si ya estaba caliente la sucesión, ahora se pondrá peor.
