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sábado, noviembre 23, 2024

La Unión Europea amenaza a Putin con “enormes” sanciones si Rusia invade Ucrania

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La Unión Europea quiere blindar su postura ante Rusia con una línea roja y clara: la invasión de Ucrania conllevaría unas sanciones de una dureza extrema y sin precedentes contra Moscú.

El borrador provisional de conclusiones de la última cumbre europea del año, que reúne este jueves a los líderes de los Veintisiete en Bruselas, es un aviso directo al presidente ruso, Vladímir Putin: “Cualquier nueva agresión militar contra Ucrania tendrá enormes consecuencias”, dice el texto. El objetivo último, en caso de que Moscú diera el paso fatal, sería aislar a Rusia económicamente y desengancha de facto a ese país del resto del mundo. Bruselas aún confía en que Putin se avenga a negociar una desescalada de la tensión. Pero como ha afirmado el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, “esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor”.

La tensa situación con el vecino del Este, que ha ido agravándose en las últimas semanas a medida que se acumulaban tropas rusas en la frontera con Ucrania, protagonizará un Consejo Europeo en el que el bloque comunitario quiere subrayar dos ideas: por un lado invoca la desescalada y la vía diplomática para desactivar la bomba de relojería geopolítica a las puertas de la Unión; por otro, blande una batería de sanciones y medidas punitivas que agotan los adjetivos en los foros diplomáticos —“contundentes”, “severas”, “serias”—. La Comisión Europea lleva meses preparando este paquete de opciones, pero su contenido es en estos momentos uno de los secretos mejor guardados de Bruselas.

“El Consejo Europeo subraya la necesidad urgente de que Rusia rebaje las tensiones causadas por la concentración militar en su frontera con Ucrania y la retórica agresiva”, señala el documento provisional de conclusiones del Consejo, que los 27 líderes de la UE esperan aprobar este jueves. El texto reclama el regreso a los cauces diplomáticos, “especialmente en el formato de Normandía para lograr la plena aplicación de los Acuerdos de Minsk”, en referencia al foro de alto nivel creado en 2014, tras la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, en el que Francia y Alemania median entre Moscú y Kiev.

Estas palabras tenían su reflejo en la entrada de los jefes de Estado y Gobierno al Consejo Europeo. “Tenemos que subrayar otra vez la inviolabilidad de las fronteras y que haremos todo juntos para asegurar que esa inviolabilidad se mantiene”, ha destacado el canciller alemán, Olaf Scholz, quien ha respaldado la decisión de su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de expulsar a varios miembros de la Embajada rusa en Alemania. Precisamente el nuevo mandatario alemán debuta en esta cumbre y cada gesto suyo es detenidamente escrutado, pues Bruselas se ha convertido en un hervidero de incertidumbre ansioso por saber el contenido de este paquete. Mensajes similares ha lanzado la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, y el polaco, Mateusz Morawiecki, quien ha señalado que tenía que quedar claro que era optimista sobre la posibilidad de “llegar a unas conclusiones comunes que anunciaran una respuesta si hay una agresión militar contra Ucrania”. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en cambio, apenas se ha detenido en el asunto. Solo ha mencionado que estaba en la agenda de un día que prevé que sea “muy largo”.

La Unión Europea amenaza a Putin con “enormes” sanciones si Rusia invade Ucrania

Las advertencias a Moscú sobre la conveniencia de buscar una salida negociada o exponerse a represalias económicas inéditas se mueven en la línea de los mensajes lanzados la semana pasada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante una videollamada con Putin. Y la consigna occidental se ha replicado en distintos foros, desde el G-7 a la OTAN.

“Habrá enormes consecuencias y un alto precio a pagar en caso de una nueva agresión militar cometida por Rusia contra Ucrania”, ha recalcado Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, en una comparecencia este miércoles, al término de la cumbre de la Asociación Oriental. Esta otra cita previa al Consejo Europeo ha reunido en Bruselas a los líderes de los Veintisiete con los jefes de Estado y de Gobierno de cinco países del antiguo espacio soviético: Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Ucrania; la silla de Bielorrusia, que ha suspendido su participación en el foro por el creciente abismo que lo separa de la Unión, se ha dejado vacía.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha pedido desde Bruselas medidas preventivas y no solo reactivas contra Rusia al término de la cita oriental, que ha servido como calentamiento al encuentro de este jueves: “Es importante que las sanciones se adopten antes y no después de que ocurra el conflicto”, ha solicitado Zelenski. Pero la UE, que ha asegurado que trabaja “estrechamente” con la OTAN y sus aliados, tiene otro ritmo, según han replicado poco después Michel y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Estos han recordado que ya existen medidas sancionadoras impuestas contra Rusia desde 2014, tras la anexión de Crimea y el estallido del conflicto en Ucrania. “Estamos preparados para cualquier agresión creciente desde el lado ruso”, ha pronunciado Von der Leyen con un gesto de gravedad poco habitual, asegurando que Bruselas ha estado haciendo “los deberes” desde el verano.

La presidenta de la Comisión ha añadido que “ya hay sanciones en marcha y estas pueden ser reforzadas. Pero por supuesto también hay sanciones preparadas, que son adicionales y se sumarían, en todos los diferentes campos en los que puedan pensar. Y el mensaje es muy claro: en caso de que Rusia cometa nuevas agresiones contra Ucrania, los costes serán severos y las consecuencias serias. Y este es el mensaje claro en este momento”.

Fuentes diplomáticas han apuntado que los preparativos llevados a cabo hasta ahora permitirían aprobar en tiempo récord una batería de castigos que golpearían en la línea de flotación de una economía rusa ya de por sí bastante debilitada y dependiente de sus exportaciones energéticas al mercado europeo. Las mismas fuentes recordaban que en conflictos anteriores “las sanciones se aprobaron en apenas 72 horas”.

En el aire queda la duda sobre cómo se aislaría a un vecino de la talla de Rusia y sobre la viabilidad de convertir a ese país, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, en una especie de paria internacional como se hizo con Irán hasta los acuerdos para poner coto a su programa nuclear. Pero Bruselas parece no tener dudas sobre el impacto de su arsenal. “Son sanciones enormes, que pretenden cortocircuitar la economía rusa del resto del mundo”, señalaba Borrell a un grupo de periodistas la semana pasada.

El asunto sobrevolará como una negra sombra la cumbre europea de este jueves, pero se discutirá, según lo previsto, durante un almuerzo sin móviles en la sala. Objetivo: minimizar el riesgo de filtraciones que pongan en peligro la confidencialidad de las conversaciones o permitan a Putin estar al tanto de unas intenciones que la UE prefiere mantener ocultas.

Von der Leyen tiene previsto comentar las líneas generales del menú de opciones que ha preparado, pero no entrará en detalles. La idea es no hacerlo en este momento. Y esto, añaden fuentes diplomáticas, es parte del mensaje: se quiere simplemente dejar constancia de la envergadura del golpe, y de la unidad europea que se encuentra detrás, pero no mostrar las cartas.

La batería de posibles sanciones pretende responder a diferentes escenarios. Y han sido diseñadas, tal y como lo entienden en la Comisión, con la misma lógica estratégica con la que suele actuar Putin: preparar distintas opciones para finalmente tomar una decisión. La reacción, recuerdan fuentes comunitarias, podría ser muy rápida, como ya sucedió en 2014. Y el coste, reconocen, no solo recaería sobre Rusia: serán tan dolorosas para el oponente como para la UE, y tendrán un impacto desigual en los distintos Estados miembros. “Pero estamos dispuestos a poner el dinero donde ponemos la boca”, zanja una alta fuente diplomática.

Con información de El País

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