A pesar de que se ha intensificado la caída de ceniza en la Zona Metropolitana del Valle de Puebla y los municipios cercanos al volcán Popocatépetl, la entidad poblana no se encuentra cerca de los escenarios de emergencia que ya vivió en 1994 y 2001, cuando se ameritó la activación de protocolos de emergencia y la evacuación de la población cercana a la franja de alerta.
En cambio, lo que ha cambiado las condiciones para actuar en este tipo de emergencias naturales es la cantidad de información disponible en redes sociales y medios de comunicación, los protocolos de las autoridades municipales, estatales y federales, y la densidad de la población, que a pesar de vivir en las zonas de peligro del volcán han preferido asentarse en la zona y establecer sus hogares.
Así lo consideró Ana Lillian Martín del Pozzo, geofísica, investigadora y miembro del comité Científico Asesor del Sistema Nacional de Protección Civil, quien apuntó que de acuerdo a las condiciones que se presentaron en los eventos volcánicos del año no se encuentran cerca de las condiciones donde se tuvo que evacuar hacia los albergues a la población.
En una conferencia impartida en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la investigadora puntualizó que una de las diferencias con los acontecimientos que viven ahora los poblanos y los que vivieron en los eventos de 1994 y 2000 es el comportamiento del volcán, el cual está lejos de acercarse al actual.
La también investigadora del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comentó que en 1994 se registraron “nubes sangrientas”, las cuales son exhalaciones acompañadas por grandes cantidades de ceniza con grosor de uno a 30 milímetros de grosor y de expulsiones de magma, material balístico, lava, fragmentos incandescentes hasta los 10 kilómetros de distancia.
La especialista resaltó que la ceniza que arroja el coloso en esta ocasión cambió a partir del pasado fin de semana y se compone por material que se encontraba a una mayor profundidad del volcán, por lo que su presencia en los municipios de la Zona Metropolitana del Valle de Puebla es mayor.
Martín del Pozzo enfatizó que, aunque esta actividad del Popocatépetl es más molesta para los habitantes de las comunidades cercanas al volcán, forma parte de eventos que se presentan con mayor frecuencia, por lo que el nivel de alerta es moderado.
“Cuando se compacta y viene más gas, explota y lo hace pedacitos. Estos son pedacitos que teníamos hasta la semana pasada. Pero, a partir del sábado, ya no tenemos lo mismo. Sí tenemos cristales, los pedacitos, pero tenemos este material que tiene estos huequitos que están asociados a gas. Este material muestra que ha subido y, tenemos otros indicios de las minas de gas, que ya subió el material con más gas, el que estaba más profundo”, expresó durante su conferencia La situación actual de la emisión de ceniza del volcán Popocatépetl.
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
La investigadora de Cenapred comentó que otro de los elementos que cambió con el tiempo en comparación a los grandes eventos del volcán de los últimos 30 años es la explosión demográfica presentada en las comunidades cercanas al Popocatépetl.
Indicó que en los últimos años se registró un crecimiento en poblaciones como La Venta y Buenavista, asentamientos que inclusive están más cerca que Xalitzintla, una de las zonas consideradas de las de mayor peligro en actividad volcánica.
Apuntó que, en 1994, las autoridades debieron evacuar alrededor de 40 mil habitantes de las comunidades que se encuentran en las zonas de peligro mayor y moderado del volcán Popocatépetl, lo que dificultó la movilización humana.
Sin embargo, en esta ocasión un eventual evento donde se requiera la evacuación de pobladores será complicada por los cerca de 130 mil habitantes en los municipios cercanos al volcán, y el crecimiento de las comunidades donde se han construido casas, centros de esparcimiento y demás construcciones a causa del crecimiento poblacional y de los procesos de urbanización e industrialización de las zonas.
“Hay un montón de gente nueva que ha llegado a vivir en el volcán y entonces no hablamos sólo de los pobladores de las comunidades más antiguas del volcán, sino de estos asentamientos urbanos de riesgo moderado que conforman los aspectos sociales de la vulnerabilidad frente al volcán”, manifestó Martín del Pozzo.
NECESARIO, ACTUALIZAR LA PLANEACIÓN
La investigadora de la UNAM enfatizó que se requiere una planificación que se renueve de manera constante y en la que se contemplen estos cambios “importantes de comprender” junto a la evolución eruptiva, de la cual se encargan los científicos.
Por otro lado, la vulcanóloga refirió que de acuerdo con estudios que ha hecho el Cenapred en años anteriores, las principales afectaciones que las y los pobladores sufren a consecuencia de la caída e inhalación de ceniza volcánica en Puebla es la irritación en los ojos y tos, irritación en la piel, congestión nasal, dolor de cabeza, síntomas como la gripe, estrés, fatiga, entre otros.
Asimismo, destacó que si la caída de ceniza continúa en el mes de junio está podría llegar a la Ciudad de México y Morelos, esto por la altura de los vientos.