Andrés García Viveros y René Sánchez Galindo son los amigos que nadie quisiera tener cerca. Basta con revisar el daño que le han hecho a la exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco para dudar sobre su lealtad y concepto de amistad. Vea usted: El primero se convirtió en el principal agente tóxico de la campaña de reelección de la morenista debido a que fue señalado como uno principales responsables de manejar con total opacidad los contratos y adjudicaciones en la pasada gestión municipal y por ser denunciado penalmente y vinculado a proceso por el delito de hostigamiento sexual y laboral. Esto propició que se generara una percepción de corrupción hacia la abanderada, pero también echó a la borda el discurso feminista de Rivera Vivanco, ya que también fue implicada en el caso, pues salió a relucir un audio en el que se escucha a la todavía presidenta municipal defender a su amigo, en lugar de solidarizarse con su exasistente personal. Todo indica que al final, el exfuncionario y la víctima llegaron a un acuerdo, pero la marca del escándalo sigue viva. En el caso de Sánchez Galindo, el exsecretario de Gobernación municipal habría montado todo un tinglado para obligar a Yasmín Flores Hernández, exconsejera jurídica y excoordinadora ejecutiva de la Presidencia Municipal, a salir de la administración. El problema es que la acción derivó en sendas denuncias por violencia política en razón de género que se ventilan en los órganos electorales y la Fiscalía General del Estado. Por lo mientras, el Tribunal Electoral del Estado de Puebla halló responsable a la exalcaldesa y ordenó su inscripción en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género. Por si eso no fuera poco, hace unos días Sánchez Galindo decidió respaldar las aspiraciones de María Luisa Albores a la gubernatura de Puebla, lo que fue interpretado como una traición hacia la expresidenta municipal. El exfuncionario municipal ahora se encuentra a la deriva, con el estigma de la traición y una denuncia por violencia política que tuvo como primer responsable a Claudia Rivera Vivanco. Con esos amigos, para que se necesitan enemigos.
NACHO SALVADOR Y LA MAFIA
Para tener una idea de los alcances delictivos que pesan sobre el exalcalde de Ajalpan, Ignacio Salvador Hernández, basta con revisar la postura que emitió la Fiscalía General del Estado: El antiguo cacique del transporte en la Sierra Negra, en su carácter de presidente municipal, convocó a un grupo de leales para proponerles la contratación de un grupo delictivo para que operara en la región y así controlaran las ganancias de las actividades ilícitas. La mala fama de Nacho Salvador no es nueva, ya que desde que era un simple hombre-camión sorprendió a todos al convertirse en muy poco tiempo en el líder del pulpo camionero de la zona, el cual fue bastante conveniente para el PRI que lo utilizaba como su gran movilizador en las elecciones. Fue por eso que nadie investigó la fortuna de Salvador Hernández y menos se atrevieron a investigar las denuncias populares que pesaban contra él. Su poder llegó a tal magnitud que hasta Rafael Moreno Valle Rosas lo hizo su aliado y lo entronizó como presidente municipal. Fue hasta que llegó la izquierda al poder cuando el imperio delictivo del exedil comenzó a irse a la quiebra.
