La ultraderecha en Puebla está desatada, se mueve como le pegue la gana incluso si eso va a contracorriente de lo que la dirigencia nacional del PAN dicta. Su hiperactividad está relacionada con una preocupación evidente: Con quién se la jugarán en la elección local en 2024.
Ante la incertidumbre que existe por la fortaleza de Morena frente a la alianza PAN-PRI-PRD, la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de convertirse en el único conductor de su sucesión y que todavía no está nada definido para la gubernatura de Puebla, varios prominentes integrantes de la cofradía comenzaron sus acercamientos con diferentes perfiles que tienen la mira puesta en Casa Aguayo.
Todo esto se complica aún más debido a que ya les confirmaron que existen muchas posibilidades de que la candidatura del PAN a la gubernatura sea para una mujer, lo que desbarata su plan trazado desde el Palacio Municipal.
El pasado 30 de abril, el senador de Morena Alejandro Armenta Mier provocó un shock eléctrico en el panismo poblano al difundir su encuentro con empresarios identificados con el Yunque, entre ellos, Francisco Emmelhainz Naveda, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Gabriel Hinojosa Rivero, Juan Manuel Rodoreda Artasánchez, Javier Cabanas Gancedo, José Luis Piñera de la Fuente.
Los nombres por sí solos dicen todo, aunque no fueron los únicos empresarios, ya que también estuvieron los priistas José Doger Corte, Alfredo Rivera y Alejandro Fernández que han quemado sus naves por el proyecto armentista.
Este acercamiento es sólo uno de los pasos de este grupo de ultraderecha que, aunque no se encuentran insertados 24/7 en la UPAEP, gozan de influencia y poder en el círculo donde se toman las decisiones del Yunque.
Otro dato que resulta interesante es que la reunión ocurrió justo en el momento en que Sí Por México, encabezada por Claudio X. González, y el líder nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, despotricaban porque en el senado —cuya presidencia de la Mesa Directiva la encabeza Armenta Mier— hicieron toda la porqueriza posible para aprobar un paquete de 36 leyes que van desde el Plan B de la Reforma Electoral hasta la desaparición del Insabi.
Es decir, mientras la corriente ciudadana de la oposición pugnaba contra los senadores de Morena y la 4T, en Puebla, la ultraderecha se reunía con el responsable de conducir la aplanadora.
¿Por qué aceptar un encuentro con Alejandro Armenta? Por un asunto de pragmatismo. Es el mejor ubicado en las encuestas, pero no es un allegado al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que les permite tener cabida en un proyecto que no los marginará ni les echará en cara su origen político.
Un dato adicional: Para nadie es un secreto de Alejandro Armenta es la última pieza viva del marinismo. Y fue justo en el gobierno de Mario Marín Torres, cuando la ultraderecha y el Yunque tuvieron la oportunidad de meter la mano a la bolsa de recursos estatales. En plena crisis por el escándalo tras la detención de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, el mixteco recurrió a los Santos Barones para que lo ayudaran a limpiar su imagen. Gustosos lo aceptaron a cambio de que les diera el manejo absoluto del Impuesto sobre Nómina, que en ese tiempo ascendía a más de mil millones de pesos. ¡Una locura!
Ahora se ve que esos viejos tiempos siguen vivos tanto en Armenta como en los yunquistas y ambos están dispuestos a repetirlos.
La búsqueda de la ultraderecha también se ha extendido a Movimiento Ciudadano, al grado que han tenido un encuentro con el presidente estatal Fernando Morales Martínez. Todo indica que el partido naranja jugará como fiel de la balanza en la próxima elección estatal. La mayoría de las mediciones demoscópicas reflejan que, en caso de que haya una ruptura de Morena y los desertores se alojaran en dicho instituto político, la posibilidad de un triunfo de la 4T luciría bastante complejo.
Respecto al género femenino, la ultraderecha se encuentra en plena cruzada, a través de la dirigente estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, para expulsar o anular la posibilidad de que se cuele la diputada federal Genoveva Huerta Villegas, quien mantiene una estrecha relación con Marko Cortés.
La búsqueda de opciones se centra en tres perfiles: Nancy de la Sierra Arámburo, Nadia Navarro Acevedo y Ana Teresa Aranda Orozco. La primera lo mismo coquetea con la alianza Va por México que con Movimiento Ciudadano para ser su abanderada a Casa Aguayo.
En el caso de Nadia Navarro, los yunquistas ven la posibilidad de transitar con alguien que no representa un peligro para sus intereses, sin importar que no sea militante panista y su prioridad se encuentre en fortalecer el partido de su papá Carlos Navarro Corro, Pacto Social de Integración.
Finalmente, Ana Teresa Aranda representaría el viejo deseo de juventud de que algún integrante del ejército de Dios ocupara la silla de gobierno.
