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sábado, abril 20, 2024

“Me equivoqué”

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Equivocación: Acción que no sigue lo que es correcto, acertado o verdadero. 

Esa es la definición de la palabra que titula este escrito. Ahora, reconocerlo públicamente, es un problema. Sin paños de agua caliente, sin palabras que te lleven a crear más dudas y que te las que adquieres en tu responsabilidad. Decir fue una confusión, ¿de quién?, si el que lo dice tiene la última palabra. 

Todo esto viene a colación por la derrota del Puebla en el repechaje y que dio, en esa confusión, palabra trampa que evita decir equivocación, que el penal de Diego de Buen se fallara y a la postre incidiera en el marcador final. 

En estos escritos, no me canso de reconocer la gran labor del técnico Arce, con un listón muy alto cuando le otorgan el cargo, pero con pocas herramientas para llevarlo a cabo. Es más, de toda la baraja ya vista y todos los vende humo que llegan, tomando en cuenta el objetivo del dueño y el ya famoso esquema de negocio, en el cual, el nombre de Puebla es la piedra angular del proyecto, el señor Arce es el ideal para llevarlo a cabo.  

Jugó 17 partidos más uno de repechaje, de los cuales perdió ocho, pero un gran punto a su favor son los 20 puntos que logró, así como meterse entre los 12 primeros, semana a semana fue cambiando de esquema, de estrategia y de jugadores, con línea de cinco con nombres nominales, jugado 4-4-1-1 con jugadores multifacéticos, jugado con dos laterales que se desenvuelven de media cancha hacia adelante: le busco lo mejor que sus hombres podían dar y por lo visto, salían a la cancha convencidos de su idea.  

Después, en muchas ocasiones le llegó la realidad y está se dio en su última batalla, en la que simplemente, también con línea de cinco y dos jugadores de carrileros, uno a perfil cambiado, tuvo la oportunidad de emparejar a falta de 15’ pero una mala decisión en su banca, abonó a lo que el portero contrario y su entrenador pretendían: sacar de concentración a un gran ejecutor de penales. 

Tan fácil, sin caer en el por qué sacaste a uno y metiste a otro, era decir “me equivoqué” como responsable del equipo. Eso si abonaría en mayor cantidad a un aprendizaje para su joven carrera. Si nunca reconoces tus errores, tu madurez tardara en llegar. 

Ahora toca esperar saber el futuro de la institución. Las personas que con mucho tino abonaron en la idea o modelo de negocio, al traer a jugadores baratos y después venderlos caros, se tienen que poner las pilas. El trabajo de oficina viene a ser lo más importante para el torneo que viene. Lo principal en estos últimos cinco torneos es que tuvieron y tienen a la persona que los convence en sus ideas, que les sacan agua a las piedras, en la figura pasada de Larcamon y ahora de Arce. 

Cuando sientes y dices la palabra “me equivoqué”, el sentimiento sufre un descanso y a partir de ese descanso, llega el aprendizaje. Si eres persona pública, con mayor razón. 

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