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sábado, diciembre 21, 2024

Xochimehuacan: El estruendo que contenía décadas de caos

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Ignacio Juárez Galindo

I

Una sombra deambula en silencio entre las casas derruidas, almas desgarradas y escenas que recuerdan las calles de El Líbano, la franja de Gaza y Cisjordania, Irak o Afganistán.

Es la misma sombra que se apoderó del corazón angustiado de aquellos que la madrugada del 31 de octubre, Día de los Santos Inocentes, escucharon un estruendo que les dijo que algo grave había pasado en San Pablo Xochimehuacan.

La sombra ha estado ahí por décadas.

Algunos dicen que llegó con la autopista México-Puebla, aunque otros aseguran que ha estado desde el principio de los tiempos, cuando la zona norte de la capital era todavía un sitio de pueblos indios belicosos.

Como ocurre con todo aquello que no debe ser olvidado, de tiempo en tiempo la sombra aparece entre los pobladores de Xochimehuacan que dejaron de recordarla, algunas veces con el asesinato despiadado de una mujer, cuando pandillas se enfrentan y hay muertos, cuando un borrachito o adicto muere en las calles; cuando los narcomenudistas y huachicoleros ajustan cuentas o cuando el crimen organizado llega a un negocio para cobrar derecho de piso.

Aquella madrugada del 31 de octubre, todos los que escucharon la explosión no sabían que la sombra había regresado y que el estruendo contenía décadas de historias de pobreza y miseria humana y material.

Sí, la sombra de la muerte reapareció el 31 de octubre en Xochimehuacan, pero lo cierto es que nunca se había ido… simplemente dejaron de hacerle caso.

II

Cualquier urbanista sabe la zona norte del municipio de Puebla es el mayor problema de desarrollo urbano que enfrentamos.

Allí prácticamente hay todo lo que no debía existir.

Para algunos la construcción de la autopista México-Puebla, en 1962, fue el detonante de un crecimiento anárquico en esa región.

Las autoridades estatales y municipales demostraron en esa zona que la ciudad les quedó muy grande, su estrecha visión de desarrollo y la plenitud del desconocimiento de la historia de la ciudad que gobernaban.

A la vialidad le siguió la Central de Abasto, una central camionera, una zona metropolitana plagada de municipios que no llegan a ser urbanos ni dejan de ser rurales; conflictos por límites territoriales y el caos total.

Revisar la zona norte de la capital es hallarse con asentamientos irregularidades impulsados por organizaciones como Antorcha Campesina, líderes del PRD y hasta Rubén Sarabia Sánchez, alias Simitrio, quien durante años enfrentó procesos penales en Tlaxcala por la invasión de predios.

Como toda historia de anarquía urbana, primero llegaron los pobladores y después el robo de servicios. Todas las autoridades se hicieron de la vista gorda.

Conclusión: los paracaidistas lo mismo se asentaron en ejidos, campos de cultivo que debajo de torres de alta tensión, sobre el gasoducto y oleoducto que atraviesan toda la zona, en barrancas, en zonas de inundación.

La ausencia de autoridad trajo todos los conflictos relacionados con la pobreza: miserables condiciones de vida, zonas imposibles de entrar por el riesgo delictivo.

Los años pasaron y hubo dos casos que son una auténtica broma macabra.

En San Pablo Xochimehuacan, a la altura de la colonia El Conde -en donde el Infonavit permitió la venta de casas- existe un motel situado debajo de las torres de la CFE. El establecimiento cuenta con todos los permisos municipales para su operación.

“El Speed”, nombre del nidito de amor por horas, era paso obligado antes de las compras en la central.

El otro caso es todavía más macabro. En algún momento, las autoridades municipales -no se tiene certeza quiénes fueronvalidaron un asentamiento irregular cercano a la red de Pemex.

El ayuntamiento de Puebla otorgó el nombre a la vialidad y números oficiales a las viviendas.

Desde esa ocasión hay personas cuya dirección es Gasoducto 1, Gasoducto, 25, Gasoducto 80, etcétera.

III

Impedir el caos e intentar regular la zona norte de Puebla es una tarea casi imposible.

Un botón de ejemplo:

Finales de marzo de 2015.

En el presídium se encuentran el alcalde José Antonio Gali Fayad y personal de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra.

El encuentro tiene como finalidad incorporar formalmente a la mancha urbana a cinco colonias de San Pablo Xochimehuacan que “beneficia a mil 500 familias”.

Las colonias La Candelaria, Seda Monsanto, Ampliación Seda Monsanto, Guadalupe El Conde y San José Los Cerritos se incorporaron al municipio.

¿Cómo parar el caos en la zona si las autoridades siguen echando leña a la lumbre?

(Por cierto: el sitio donde ocurrieron las tres explosiones está considerada como una zona federal, pero para los colonos, el servicio postal y hasta las autoridades electorales es la Colonia 1. Solo hay que esperar para que pronto se adhiera al municipio).

IV

La Fiscalía General del Estado da a conocer una noticia extraordinaria: el responsable de la toma clandestina que provocó la explosión y dos de sus compinches han sido detenidos. El crimen por la tragedia no quedará impune.

Pero, detrás del mundo del huachicoleo hay una vena igual de peligrosa que la operaciones del crimen organizado.

Los jubilados de Pemex aseguran que para montar una toma ilegal de gas se requiere de un conocimiento especializado, herramientas de difícil adquisición y, sobre todo, conocer la actividad del ducto a pinchar. Así pues, una toma clandestina no es producto de un par de raterillos que un día se les ocurrió robar gas natural o gasolina.

A 39 días de la explosión hasta la fecha las autoridades federales no han accedido a la petición del gobierno del estado para que se haga una revisión de todas las empresas gaseras, la revisión de puntos donde existen denuncias de tomas ilegales y mucho menos si hay carpetas de investigación sobre los casos.

Ante esta realidad, Miguel Barbosa Huerta decidió irse por la vía más firme: la persecución de los delincuentes, detenciones y revisar a todas las pipas de gas que circulen por la entidad.

Será por la vía menos ortodoxa, pero necesaria a la pasividad.

V

¿Y si la sombra que vaga silenciosa por la zona de la explosión en Xochimehuacan y la zona norte de la capital no es la muerte sino la corrupción? ¿La corrupción que causa la muerte?

¿Una autoridad criminal?

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