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domingo, noviembre 24, 2024

La marea verde de la diversidad exige al Gobierno y a la Fiscalía frenar expresiones de violencia

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Una marea morada y verde se adueñó de las calles del centro de Puebla. Con más fuerza que en años pasados y con más motivos para seguir caminando, cerca de 20 mil manifestantes de colectivas diversas marcharon en favor de la despenalización del aborto y el alto a los feminicidios, la violencia transfóbica, a las agresiones sexuales, al acoso, al hostigamiento. Un alto al miedo de ser mujer en México y Puebla. 

Una oleada que se extendió uniforme, desde la avenida 11 Sur hasta el bulevar 5 de Mayo, partió por completo el Centro Histórico con las exigencias de las mujeres que, con diversas ideologías políticas, sexogenéricas o de identidad de género dentro de la comunidad LGBTTTIQ+, se unieron en una sola voz para exigir una mejora en el trabajo de las dependencias de gobierno, en especial de la Fiscalía del Estado. 

El contingente inclusivo —como se hace llamar para distinguirse del bloque separatista que excluye a la comunidad transgénero del movimiento— acuerpó las voces de las activistas que piden el respeto a sus derechos humanos, pero también le dio cabida a las exigencias de las familias y amigas de víctimas de feminicidios que conmocionaron al estado. 

La imagen de Paulina Camargo, joven que se encontraba embarazada al momento de su desaparición en agosto de 2015 y cuyo principal sospechoso es José Manuel Sosa, apareció entre las pancartas y cartulinas de la manifestación que se reunión en el Paseo Bravo. 

Su madre, Rocío Limón, apareció para cargar, al igual que lo ha hecho por casi ocho años, la imagen de su hija en búsqueda de una sola cosa: justicia por una hija que no ha podido siquiera despedir como se lo merece. 

A pesar de llegar poco después de la hora citada para iniciar el recorrido, las activistas optaron por que fueran los familiares de Paulina Camargo quienes encabezaran el movimiento en busca de justicia hacia la Fiscalía de Puebla. 

Detrás de ellas, otro grito en busca de respuestas de las autoridades judiciales fue el de las colectivas que acompañaron por años a la abogada Cecilia Monzón Pérez, quienes con un gran mensaje de “#JusticiaParaCeciliaMonzón” y girasoles en la mano recordaron a su compañera. 

Las activistas recordaron de forma muy breve el caso de su amiga, una víctima más de la violencia feminicida, quien el 21 de mayo de 2022 fue asesinada por sicarios a bordo de una motocicleta por órdenes de su expareja, el excandidato del PRI al gobierno de Puebla en 2010, Javier López Zavala, con quien tuvo un hijo y se encontraba en un proceso legal por el pago de la pensión alimenticia. 

Los colectivas, al igual que lo hubiera hecho Cecilia Monzón en vida, no hicieron otra cosa más que ruido, mucho ruido, ruido hasta que todos escuchen lo que tenían que decir, hasta que todos se enteraran de lo que sucedió, y hasta que todos sepan que aún no se obtiene justicia para Cecilia. 

El movimiento avanzó, al igual que en años anteriores, con los gritos de justicia, de ni una asesinada más, de despenalización del aborto, acompañadas muchas veces por la Canción sin miedo, un tema que se ha vuelto un himno de lucha para todas las mujeres que quieren vivir sin temor a ser vulneradas por el hecho de ser mujeres. 

Como se ha vuelto recurrente en cada manifestación de una colectiva feminista, los grupos religiosos también tomaron parte de las movilizaciones para unirse y evitar alguna pinta en la catedral de Puebla, como si este se convirtiera en su último bastión de defensa a una de las máximas peticiones de las colectivas: la despenalización del aborto y la interrupción legal del embarazo. 

A pesar de que los fieles católicos recurrieron a sus plegarias para evitar alguna pinta a la arquitectura barroca de Puebla, las manifestantes prefirieron no enfrascarse en conflictos físicos con los grupos Provida y de derecha; optaron por simplemente callar esas plegarias con sus consignas a todo volumen. 

“Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal “, fue la consigna que logró borrar de la movilización los rezos que dejaban en el aire los grupos religiosos. 

Ya instaladas en la Fiscalía, las colectivas diversas, inclusivas e incluso el contingente universitario, desataron una fiesta en todo el Bulevar 5 de Mayo con una sola petición para todas las autoridades del Estado y del país: 

“Justicia para las mujeres de la ciudad de Puebla, justicia para las mujeres de la periferia, justicia para las mujeres de la Sierra Nororiental, fiscalía de Puebla les venimos a pedir hoy que hagan su trabajo “, fue lo que pidieron, simplemente eso.

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