En la bancada morenista del Congreso del Estado de Puebla cinco personajes se ungen con la falsa miel de la pureza de su origen en el partido guinda. Se tiran al piso y fingen palidecer cuando algún político que tenga un origen distinto del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se une al castillo de la castidad política que dicen defender.
Pero son fariseos, porque de esencia son seguidores del diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco, quien en la alineación de sus seguidores tiene a los más abyectos colaboradores de la cuasi dictadura que encabezó el finado Rafael Moreno Valle Rosas.
Escupir al cielo siempre ha sido una mala estrategia. Respecto de esta facción de cinco, que encabeza el ex perredista Carlos Alberto Evangelista Aniceto, en el Congreso del estado, sus conductas y actitudes han sido sectarias.
A conveniencia y con bandazos inexplicables, en ocasiones esa secta política vota a favor las iniciativas lopezobradoristas y de interés de Puebla y los poblanos, y otras rabiosamente se oponen a los intereses de la Cuarta Transformación (4T).
Este comportamiento parlamentario esquizofrénico se debe a que resguardan los intereses de Mier Velazco, por encima de los intereses de sus representados y de Puebla.
Evangelista, por cierto, en un arrebato iluso, al principio de la actual LXI Legislatura, pretendió disputarle al actual gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, la coordinación del Grupo Legislativo de Morena y, por tanto, la presidencia del Congreso local.
Fracasó con estruendo y nadie de peso lo apoyó en su fracción legislativa. Apenas esos cinco falsos puros, lo intentaron acompañar, sin ganas, sin entusiasmo, sin convicciones.
Daniela Mier Bañuelos, hija de Moisés y quien fue impuesta en el número uno de la lista plurinominal; el mismo Evangelista; Iván Herrera Villagómez, Eliana Angélica Cervantes González y Yolanda Gámez Mendoza, integran la facción que se opone a veces; que otras acompaña las propuestas del gobierno y del Presidente de la República, pero que siempre presume su “pureza”.
Ven feo a quienes no son “puros”; lanzan ojos de soslayo a quienes no consideran a su “altura”; cuchichean y condenan todo y contra todos.
Ahora bien, esos cinco puros qué dirán ahora que su pastor, Moisés Ignacio, ha dado la bienvenida al ex minigobernador José Antonio, “El Tony”, Gali Fayad, quien ha sido ha sido declarado “amigo” por el colero en las encuestas.
El panista de facto, porque no de militancia, quien gobernó entre 2016 y 2018, como lacayo del finado Rafael Moreno Valle Rosas, quien lo pisoteó siempre y con ofensas le daba regaños de antología, representa y pertenece al pasado más oscuro que precisamente se propuso erradicar el lopezobradorismo poblano, con énfasis en el morenismo bravo y de convicciones, que encabezó Miguel Barbosa Huerta, y que ahora representa Sergio Salomón.
Para la facción de Mier en el Congreso local la fingida pureza es una prenda que se ha quedado muy rápido en el suelo.