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jueves, noviembre 21, 2024

El SNTE que se niega a morir

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Se llama Dinorah García Hernández y con ésta es la cuarta ocasión que busca ser secretaria general de la Sección 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Más allá de su empecinamiento por dirigir a la organización magisterial, la maestra estatal es el ícono de todo lo que la sociedad identifica en el magisterio: corrupción, corrupción y más corrupción. Prácticamente ha sido la aspirante a la que han acusado de todo: venta de plazas, asignación de bases para sus familiares, uso de los recursos sindicales para fortalecer sus aspiraciones, componendas con el poder para cumplir con caprichos del morenovallismo y una larga lista de quejas en los 15 años que tiene como aspirante a la dirigencia. Ella es una de las cuatro aspirantes actuales del SNTE 51, junto con el priista antorchista Felipe Felipe Neri Moran Álvarez, el malogrado delfín Alfredo Gómez Palacios y el dinosaurio Salvador Torres Castillo. ¿Cuáles son los elementos para que Dinorah García tenga la seguridad de que ahora sí será electa, máxime que es la primera vez que la elección será por voto secreto y directo? Nadie la sabe. Lo que todos recuerdan es que en marzo de 2008 fue la causante, junto con los delegados del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, de que el Congreso Seccional -efectuado en un hotel cercano al parque Finsa- se convirtiera en el centro de la batalla campal, en la que volaron sillas, llovieron golpes y se registró una auténtica revuelta magisterial para impedir su imposición. En ese entonces, Dinorah era la incondicional del secretario general saliente, Gustavo Espinosa Vázquez, quien hizo todo lo posible para imponerla. El objetivo es que el dirigente que se iba dejara a alguien con quien retener el poder y seguir lucrando con el sindicato. El resultado de esa aventura fue desastroso. El Congreso fue suspendido, se instaló una mesa permanente de negociación y allí resultó electo Cirilo Salas Hernández. Antes de la elección, el maestro era uno de los de los aspirantes más insípidos, considerado un timorato y sin ningún tipo de fuerza. El hecho es que ante la violencia que se desencadenó por la imposición de Dinorah, los delegados del SNTE -en ese tiempo encabezado por Elba Esther Gordillo Morales, ama y señora del magisterio- buscaron un secretario general designado por consenso y así fue que se premió a un timorato. ¿Si en el momento en que Dinorah tuvo más poder al interior del sindicato no pudo ser secretaria general, ahora qué garantía o posibilidad tiene de salir victoriosa, sobre todo ante el negro historial que la acompaña y la pésima imagen que tienen entre los maestros? No se sabe cuál es la respuesta, pero el magisterio es tan surrealista que todo puede pasar, incluido que el peor elemento del sindicato llegue a la dirigencia. ¡Que Bretón los remida!

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