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sábado, noviembre 23, 2024

¿Cómo gobernar una nación con más de trescientos tipos de tacos?

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La diversidad en la familia humana debería ser causa de amor y armonía,  

como lo es en la música, donde diferentes notas se funden logrando una sinfonía perfecta 

     ABDUL BAHA 

 

El General de Gaulle acuñó en algún momento de su vida la célebre frase: “¿Cómo quieren ustedes gobernar un país con 365 variedades de queso?”.  

Se habla que el General la mencionó haciendo referencia a 246 o 258 o hasta 600 variedades. No hay una certeza plena. 

El Diccionario de la Academia Francesa estimó en el año 2000 que se fabrican alrededor de 400 variedades de quesos en el Hexágono. En 2015, el Centro Nacional Interprofesional de la Economía Lechera identificó mil 200 quesos franceses diferentes, mientras que la revista Profession Fromager anunciaba que eran mil 800. 

La idea aquí no es determinar cuál es la cantidad real de quesos existentes en Francia. No es importante hacer una lista exhaustiva sino señalar la gran diversidad de la oferta de quesos en su territorio. 

La regionalización en Francia es profunda. La gente es muy apegada a sus costumbres y sus tradiciones. Platiquen ustedes con un bretón, un parisino, un alsaciano, un corso o un vasco (por mencionar unos cuantos) y verán que no estoy equivocado. 

Esa diversidad se percibe desde los diferentes tipos de acento al hablar; complexiones y rasgos físicos; creencias y por supuesto, las cocinas regionales, donde el queso está en el centro del debate. 

Algo similar pasa en México. 

La extensión de Francia es aproximadamente una cuarta parte del territorio mexicano. Eso nos puede dar una idea de la gran diversidad que existe en nuestro país. Encontramos una gran cantidad de microclimas. Tan variados son que, pocos países en el mundo pueden presumir de una heterogeneidad tan grande.  

Nuestra regionalización es rica y abundante. Culturas ancestrales han pisado y moldeado nuestra historia. Mayas, olmecas, aztecas y muchos otros han hecho aportaciones a la humanidad. Somos guardianes de ciudades que son Patrimonio Cultural de la Humanidad y de los conocimientos que nos han dejado. 

La oferta turística de México es de las más amplias del mundo. Playas, montañas, desiertos, cascadas, lagunas. Sitios arqueológicos, ciudades coloniales… 

Aunque el español es el idioma oficial, contamos con infinidad de lenguas indígenas. Los trajes típicos regionales, los colores de piel… la pluralidad es incalculable. 

Todo esto da origen a una de las cocinas con mayor variedad del planeta. Moles, caldos, sopas, arroces, guisados, carnes, aves pescado, postres… y por supuesto los tacos. 

La abundancia de tipos de tacos es excepcional. No se si sean 60, 300 o 500. Puede haber tantas variaciones como a cada quién se le ocurra. Poco importa determinar un número. 

Con carne de res, de puerco, de pato, de pollo… Con tortillas de maíz (azul, rojo, naranja, verdes), de harina; con pan de pita o pan árabe.  

Con queso; con guisados; al pastor; con carne árabe; con huevo; tacos sudados o de canasta; con arroz. De barbacoa, de carnitas, de carne asada, de suadero, dorados o placero… 

¿Cuantos tipos de salsa les gusta que se puedan agregar al taco? Porque taco sin salsa, no es taco. La cantidad de chiles y sus combinaciones son casi infinitas. Y aparte se puede agregar cebolla, piña, cilantro, aguacate…en fin. 

Pero retomemos el ejemplo de los quesos. Sin duda, el queso representa la tensión fundamental de Francia entre variedad y unidad. Pero más allá de todo, el queso es portador de identidad. 

Hay una identidad francesa que pasa por encima de la regionalización. Eso se ha logrado con el tiempo, por supuesto. Y también, con acciones concretas. 

El cuestionamiento del General de Gaulle iba en el sentido de lo difícil que es poner de acuerdo los franceses con respecto a algo. Sin embargo, los ciudadanos del país galo se enorgullecen de su país. Que, entre otras cosas, produce los mejores quesos en el mundo. Existe el debate, indudablemente. Siempre lo hay. 

 Sin embargo, sujetándonos a nuestro ejemplo, invariablemente se enorgullecen de lo delicioso y la variedad de sus quesos, por encima de los de cualquier otro lugar. 

¿No podemos los mexicanos conformar una identidad, donde por supuesto exista el debate, las opiniones y el respeto? ¿No podemos estar orgullosos de nuestra regionalización y al mismo tiempo asumirnos como mexicanos? 

Gobernar un país con esa “variedad de tacos” es sumamente complejo, parafraseando y adecuando la frase del estadista francés a México. Van a existir opiniones heterogéneas y desiguales. Cada región o ciudad va a pensar que sus tacos son los mejores del universo.  

En toda esta breve historia de analogías, los tacos representan la extensa pluralidad mexicana. ¿No podríamos llegar comprender que la complejidad y variedad, sea como sea… forman parte de nosotros? Integran nuestra identidad y constituyen nuestra esencia cultural. 

Es en esa extraordinaria diversidad, que se encuentra nuestra gran riqueza.  

No son nuestras diferencias las que nos dividen. Lo que nos divide es nuestra incapacidad para reconocer, aceptar y celebrar esas diferencias”. Audre Lorde 

Los mexicanos necesitamos asimilar, reconocer, valorar y vivir nuestra identidad. Requerimos de buenos gobiernos. De ciudadanos solidarios y participativos. Y de tres grandes políticas gubernamentales. Apuntaladas, no me cabe la menor duda, por la propia ciudadanía: 

 

1. EDUCACIÓN; 2. EDUCACIÓN y 3. EDUCACIÓN

No nos compliquemos. Lo básico es lo fundamental.  

Necesitamos deshacernos de las ideas monolíticas y radicales. Lo que requerimos es lograr una unidad en torno a nuestra Nación. 

Como lo expresara en algún momento Edward Kennedy: “Lo que nos divide, palidece frente a lo que nos une”. 

No importa que un país tenga 600 tipos de quesos o 300 tipos de tacos. Un buen Gobierno será aquel que proteja la vida humana; estimule el bienestar de sus gobernados y cuide del medio ambiente. 

A un buen Gobierno se le reconoce cuando impulsa estos ocho factores (de acuerdo con instituciones como la ONU y la OCDE): 

  1. Participación ciudadana 
  2. Respeto a la ley 
  3. Transparencia 
  4. Capacidad de respuesta 
  5. Generación de consensos 
  6. La equidad y la inclusión 
  7. Políticas públicas eficaces y eficientes  
  8. Rendición de cuentas 

Agregaría estos puntos:  

  • Los políticos y funcionarios deben tener una gran amor por el SERVICIO. Deben poseer un alma con actitud de servir a su país y a sus conciudadanos. 
  • Deben ser honestos y cuidarse de no caer en la tentación de robar dinero del erario. 
  • Deben tener la capacidad y la preparación para ejercer sus puestos. 
  • Deben, aceptando nuestras diferencias y nuestra diversidad, guiarnos hacia un gran objetivo. La misión debe ser, la prosperidad de la Nación. 

 

En resumen, como ciudadanos, más allá de filias y fobias, esto es lo que debemos cuidar y promover en los gobiernos y personas que busquen llegar al poder. 

Debemos tomar conciencia y fijarnos muy, muy bien en la esencia de las almas que quieran conducir a México. No importa a qué partido pertenezcan. Importa la naturaleza álmica. 

No hay más. Al final, todo lo demás es paja y discursos huecos. Muchas veces buscando únicamente generar división para su propio beneficio. 

Como me lo expusiera un personaje de la política mexicana: “No te fijes en lo que dice un político, fíjate en lo que hace”. “Hechos son amores …”, diría mi madre. 

O, expresado de manera crística: “Al árbol, por sus frutos lo conoceréis”. 

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