En los territorios de la Cuarta Transformación, la ceremonia conmemorativa de la promulgación de la Constitución demostró la polarización ideológica.
La pugna entre los progres-chairos y los fifis-derechistas está en auge.
Sólo les faltó entonar, una rolita de Molotov, y hacer un tik-tok constitucionalista.
Este domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador planteó el dilema entre la Cuarta Transformación y los neoconservadores, durante la conmemoración de la promulgación de la Constitución Mexicana.
Andrés Manuel López Obrador desarrolló una severa crítica a las reformas constitucionales realizadas en el período neoliberal.
En su intervención, Andrés Manuel López Obrador expuso: “En los 36 años de política neoliberal se aprobaron reformas completamente antipopulares, entreguistas y contrarias al interés público”.
Querétaro fue el campo de disputa de los discursos de tetratransformadores y neocon.
El presidente de la república enlistó el retroceso que significaron las políticas neoliberales: “… se modificaron artículos esenciales para legalizar la venta de empresas públicas, bancos, tierras ejidales, minas; se otorgaron concesiones y contratos en materia de petróleo, electricidad, telecomunicaciones; se privatizaron los ferrocarriles, los puertos, los aeropuertos y hasta las cárceles; se limitó la gratuidad de la educación pública; se aumentaron impuestos para la mayoría de los consumidores, mientras se condonaban pagos a grandes contribuyentes; se aprobaron leyes para convertir deudas privadas en deuda pública … ”.
El neoliberalismo no es una palabra vacía.
Por otra parte, el diputado Santiago Creel Miranda lanzó críticas frontales a la política obradorista, a la cual acusó de “autoritaria”.
A la andanada crítica se sumó la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández.
La presidenta de la Suprema Corte de Justicia esgrimió un argumento jurídico para resaltar la independencia del poder judicial frente al Poder Ejecutivo.
Aunque las reformas impulsadas por la Cuarta Transformación en las cámaras no han desmantelado el neoliberalismo, por lo menos han desacelerado aquellas reformas que lo apuntalan.
Alejandro Armenta Mier, presidente de la mesa directiva del Senado cerró filas con Andrés Manuel López Obrador y resaltó las reformas constitucionales realizadas por el obradorismo.
La capacidad de la Cuarta Transformación para regenerar el tejido social y darle un sentido humanista, tal y como se lo ha planteado en los discursos Andrés Manuel López Obrador, debe materializarse en reformas trascendentales.
Los gobiernos progresistas de América Latina han buscado gobernar con un nuevo pacto constitucional.
Así se lo propuso en Chile, Gabriel Boric, en un intento (fallido) por llamar a un nuevo Constituyente.
Quizás, lo que le ha faltado a la Cuarta Transformación es replantearse revertir a fondo el modelo neoliberal llamado a la formación de una nueva Constitución. Con ese espíritu reformador de la convención constituyente de 1917 en Querétaro.
De otro modo, las reformas constitucionales para echar abajo al neoliberalismo se han quedado cortas.
El neoliberalismo no es algo aséptico.
Es más que un sistema económico.
Se enraízo en el orden cultural en los últimos años, produciendo transformaciones en los ámbitos sociales, educativos y culturales.
Sencillamente no puedes pelear con la realidad, es un slogan contundente, porque no puedes ganar.
Pero el neoliberalismo tiene una estructura mental; desarrolló su propio habitus.
Los cambios planteados por el obradorismo deberán plantearse a mediano y largo plazo si es que quieren crear un cambio en el México profundo.
(Una escena de Goitia, plis.)
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Esta disputa entre los progres-chairos y los fifis-derechistas también transcurre a nivel local.
Aunque en la arena local, la derecha se ha quedado mirando el avance del proyecto obradorista.
Para el 2024, año electoral, los números de las encuestas muestran tendencias favorables para el partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
La capacidad de la derecha conservadora está mermada en Puebla en el terreno electoral. Y los propios priistas y panistas, de facto, han buscado alianzas con la Cuarta Transformación a nivel local.
Claramente se percibe esta alianza en el Congreso Local donde priistas y panistas, votan a favor de las propuestas del ejecutivo local.
(Ya se ha señalado, la falta de profundidad de la Cuarta Transformación en Puebla y su lentitud para transitar de una agenda social a una agenda progresista y popular.)
Los cinco años de gobiernos de la Cuarta Transformación en Puebla no han materializado una agenda de gobierno progresista, de izquierda y popular.
Pero si Gokú se transformó porque no los legisladores de la Cuatroté en Puebla.
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La moraleja de esta columna (si es alguna) es que la ficción política antecede cualquier cambio profundo.
Y hay que repensar las nuevas categorías de lo que sucede.
En tanto, la oposición deberá reinventarse, para que el espectáculo de la clase política permita la legitimidad que genera la disputa (real, ficcional, inventada, parca, paupérrima, etc.) de los discursos de la gente en su búsqueda psicológica y materialista del poder.
Gimme the power!
¡Para que nos demos en la madre!