Cuenta una leyenda urbana, que allá por los meses de agosto-septiembre del año pasado, el gobernador Miguel Barbosa le reclamó al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, por promover el voto a favor del líder de los diputados morenistas Ignacio Mier.
—¿Qué pasó, Miguel? No, no, no, ¿cómo crees? Si yo estoy con la que nos invitó a comer chiles en nogada allá a su casa.
—¿Qué pasó, Adán, ¿pues quién los invitó a comer chiles en nogada?
—Olivia Salomón, Miguel. Nos invitó como amigos a su casa y nos trató como una gran anfitriona.
Eso cuenta esa leyenda urbana.
¿Verdad o mentira? Vaya usted a saber.
Hace unos días, durante la primera visita oficial de Adán Augusto López a Casa Puebla, en la que recibió Sergio Salomón Céspedes el espaldarazo oficial y público desde Palacio Nacional, el secretario de Gobernación relató que fue “una amiga en común con él y el gobernador Barbosa” quien ayudó a convencer al poblano de que cancelara su marcha de apoyo a AMLO y se sumara Puebla a la marcha en la ciudad de México.
Entre muchos de los asistentes se preguntaron entre ellos y en voz baja:
—¿Quién será?
—¿Doña Charito?, —comentaron algunos.
Por ahí alguien dijo quizá pensando en voz alta: “Olivia Salomón”, porque dicha persona había escuchado la leyenda urbana de los chiles en nogada. Además, que la secretaria del gabinete gozaba de la confianza del propio gobernador Barbosa.
¿Verdad o mentira? Vaya usted a saber.
Tras la llegada del gobernador Sergio Salomón Céspedes, muchos miembros distinguidos de la plumocracia (plumo de pluma; cracia de kratos, poder), esos que se dicen analistas a domicilio, borraron, apuntaron y dijeron que la definición de los candidatos a la gubernatura cambió totalmente.
Y todos contentos corearon al unísono —cual escenificación en teatro griego— la frase aquella que dicta el lugar común: “¡piso parejo para todos los aspirantes!”.
En fin, que los opinócratas borraron a todos y gritaron ¡piso parejo!, vaya que inconsistencia.
Lo cierto es que, por sus purititos gustos quitaron de la contienda a Olivia Salomón pese a que ella mantiene una extraordinaria relación con Claudia Sheinbaum y con Adán Augusto López.
¿Si me pregunta cómo le hizo? Le respondería: vaya usted a saber.
Fue a finales de noviembre cuando vino a Puebla Fernando Savater invitación a la que asistió Sheinbaum, la favorita en las encuestas.
La semana pasada una empresa de encuestas regresa a la contienda a la secretaria del gabinete y ella no aparece mal evaluada, según ese estudio demoscópico. Algunos de mis malquerientes dirán que los resultados no se apegan a la realidad y bla, bla, bla.
Aclaramos que esas encuestas no las mando a hacer yo. Tampoco creo en las encuestas, pero hasta hoy “es lo que hay”.
No por nada Mark Twain dijo en voz alta: “Hay tres tipos de mentiras: las mentiras (piadosas); las malditas mentiras y las estadísticas”. Y sí, nadie cree en ellas, pero “es lo que hay”.
Y si hablamos de piso parejo entre los contendientes, no se debería bajar a nadie. También hay un hecho, en Puebla podría ser una mujer la que contienda por la gubernatura y ahí entraría Olivia Salomón.
Habrá algunos muy optimistas que digan que Claudia Rivera —un optimismo desbordado provocado por alguna sustancia alucinógena o lamieron mucho al sapito— ahí es que la exalcaldesa dejó un pésimo sabor de boca a los poblanos.
Aunque el piso parejo (sin corifeos) es piso parejo.
Y como en lo personal no me gusta jugar al adivino porque antes que otra cosa soy reportero, lo único que puedo asegurar sobre el futuro es claro y asequible:
No lo sé, vaya usted a saber.