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lunes, noviembre 25, 2024

Bernie, el enamoradizo (II)

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Bernie está enamorado. Su sentimiento no lo deja concentrarse en sus deberes más importantes: atender todo lo relativo para que funcione correctamente la burocracia de una de las alcaldías más importantes del país. Seguro de su amor, no duda en tomar la decisión. El día del cumpleaños de Maru, su novia, le pedirá que se comprometa para ser uno solo durante el resto de su vida. ¿El dinero? Eso no importa ya que forma parte de una camarilla de juniors que han hecho todo para vivir como magnates, pero que como servidores públicos no pasan de ser quejicas por la falta de recursos para hacer sus proyectos. Es entonces cuando comienza el plan para hacer realidad su sueño. Primero tomará el vuelo México-Denver-París, con un costo superior a los 134 mil pesos porque —como sabe Bernie—, hacer feliz a su chica no tiene precio. La segunda parte es una de las más importantes: el hospedaje y el sitio donde por fin le pedirá que sea su esposa. Para lo primero no hay más que el exclusivo Hotel Plaza Athénée, cuyo costo diario de alojamiento ronda los 39 mil pesos. ¿El restaurante? No podría ser otro que Le Jules Verne. Leer la recomendación lo emociona en extremo: “A 125 metros de altura,
Le Jules Verne cuenta con tres salas que ofrecen unas vistas sin obstáculos del Campo de Marte, del Quai Branly y del Trocadero. Teñido de gris plateado, gris azulado y gris verdoso en honor al cielo, al Sena y a los adoquines, resaltado de negro, de oro y de espejos, el espacio es fluido y ofrece a los comensales más intimidad”. Justo esa es la intimidad que necesitaba para entregar el anillo Tiffany para Maru. En Le Jules no le importará gastarse más 40 mil pesos en la comida que allí ofrecen, además de agregar
un par de botellas de buen vino de unos 30 mil pesos cada una. Los días son de lujo. Maru le dice que sí. Todo es felicidad. La pareja de novios está comprometida. Y, bueno, pues ya están en Europa y qué más da saltar a Madrid, en donde el recién remodelado hotel Four Seasons los espera, al igual que su tarifa de 30 mil pesos la noche. Luego, vendrá el regreso a casa. El dinero no importa. Tampoco importa vivir como magnate o darse la vida de un magnate. Muchos menos si se es funcionario público. El amor es el amor. Y para eso no hay dinero ni prioridad más grande.

 

MALOS PARA PERDER

Una vez que Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández fue sorprendida con el acuerdo para que el Rafael Micalco Méndez sea el nuevo coordinador de la fracción del PAN en el Congreso del estado, la ultraderecha panista que sigue a Eduardo Rivera Pérez mandó a su tinterillo a difundir la especie que el movimiento era un triunfo del alcalde y que todo había sido planeado por la dirigente estatal del PAN. Esa versión es falsa en todo sentido, pero tenían que salir a fingir ante la opinión pública, luego de la repasada que les diera el diputado local Eduardo Alcántara Montiel con su jugada para hacer el enroque en coordinación. La propuesta de Augusta y Eduardo Rivera siempre fue Oswaldo Jiménez López, a quien ahora no saben cómo decirle: Usted disculpe, pero no va a ser el nuevo coordinador. Otro hecho que desmiente la versión de la ultraderecha es que Augusta ni siquiera estaba en México cuando todo ocurrió, mientras que en el Palacio Municipal solo se escucharon mentadas de madre cuando se enteraron de la llegada de Micalco. Pero, más allá del movimiento, el alcalde Eduardo Rivera tiene un problema más grande. Primero ha quedado claro que pese a tener al partido bajo su control no le sirve para nada porque Tití nomás no ata ni desata. En segundo lugar, si con Eduardo Alcántara tenía interlocución mínima y siempre accidentada por la vulgar forma de hacer política de los riveristas, ahora con Micalco tiene prácticamente comunicación cero.

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