11.4 C
Puebla
sábado, noviembre 23, 2024

Priorizar la educación, invertir en las personas

Más leídas

El 24 de enero se celebra el Día internacional de la educación, cuyo lema es “Invertir en las personas, priorizar la educación”. De este modo, la Unesco hace eco de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Transformación de la Educación realizada el año pasado en la que se insistió en orientar los esfuerzos de los Estados a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Hace dos años y meses, la irrupción de la Covid-19 mostró que, si bien, se contaba con un desarrollo tecnológico y un esfuerzo sostenido por mejorar los indicadores asociados a la calidad de los sistemas educativos, en la práctica y en términos generales, las habilidades digitales y las competencias comunicativas aún no eran suficientes para migrar a escenarios híbridos o totalmente virtuales con éxito indiscutible. Por el contrario, tantas fueron las críticas que, por momentos, daba la impresión de que la sociedad, en general, y los políticos, en particular, tenían un profundo interés en el fenómeno educativo.

El potencial educativo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación no está en duda. Ya antes de la pandemia, muchas instituciones demostraron que los programas educativos mediados por tecnologías digitales podían obtener resultados similares e incluso superiores a los de titulaciones semejantes cursadas de manera presencial. Es claro que el uso de plataformas digitales no es eficiente por sí mismo, sin embargo, la investigación sobre el tema permite constatar que un buen diseño propicia experiencias innovadoras y exitosas.

Mucha tinta se ha gastado para dejar constancia de los beneficios de los programas 100 por ciento en línea, lo cual supone sin duda una inversión económica fuerte en el diseño y soporte de las actividades, así como el desarrollo de perfiles mucho más autogestivos por parte tanto de los profesores, como de los estudiantes. Ahora bien, al no ser estos perfiles moneda corriente se hicieron evidentes muchas limitaciones que subsistían ocultas en las aulas.

El regreso a actividades presenciales ha tenido entre sus principales efectos, la disminución de las críticas a la educación y un abandono práctico del asunto en los medios de comunicación. ¿Esto significa que las deficiencias detectadas gracias al SARS-CoV-2 ya fueron atendidas exitosamente o que siguen ahí, pero sin llamar la atención?

Parece un buen momento para preguntar sobre la prevalencia de las capacidades informacionales, digitales y comunicativas que desarrollaron los agentes educativos. Sin duda, habría que aproximarse ya sin prisa a los programas que mantienen algunas instituciones tanto a distancia como en línea. Habría que retomar lo que queda de aquel impulso para avanzar hacia la siempre cacaraqueada y pocas veces vista innovación educativa. Habría que revisar y, en su caso, reformular nuestras teorías.

También es un buen momento para preguntar por la educación misma, en general, y sobre el aprendizaje en particular ya que, como dice Francisco Mora en su libro Neuroeducador. Una nueva profesión (Alianza Editorial, 2022), “hasta hace poco, las teorías acerca de cómo se aprende algo se han basado, en su mayor parte, en observaciones de la conducta y su generalización sin un añadido básico acerca del sustrato biológico, neuronal, que las crea”.

Me cae bien Mora porque entiende el papel de la emoción para la cognición, asocia el aprendizaje al placer e insiste en comunicar estas ideas en todos sus libros. Me cae bien porque reconoce que en torno a una mejor educación hay un diálogo constante entre “psicólogos, juristas, ingenieros, economistas, médicos, escritores, físicos, químicos, ingenieros, teólogos y por supuesto educadores y un largo etcétera de personas cultas” (es raro que no mencione a políticos y administradores de las instituciones educativas, pero seguramente caben en el “largo etcétera de personas cultas”). Me cae bien porque cita a Chomsky para quien la educación consiste en “saber dónde mirar, cómo mirar, cómo cuestionar, cómo desafiar, cómo proceder de forma independiente para afrontar los desafíos que el mundo te presenta…” Y esto, “desde el jardín de la infancia hasta la escuela de posgrado”.

Sobre el tema volveré de cuando en cuando. Por ahora es importante retomar el tema propuesto por la Unesco para este día y recordar que la educación debe ser una prioridad. Hay que entenderla y atenderla (no esconderla para minimizar las críticas). Hay que procurarle recursos y ejercerlos con transparencia y teniendo en cuenta que la educación de calidad es invertir en las personas.

Artículo anterior
Artículo siguiente

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img