13.9 C
Puebla
sábado, noviembre 23, 2024

Marchas: incentivos y voluntades

Más leídas

La marcha del 27 de noviembre convocó a más de un millón doscientos mil personas para acompañar al presidente Andrés Manuel López Obrador, del Ángel de la Independencia al Zócalo del Centro Histórico de la capital para después escuchar su informe de gobierno por el cuarto año de su administración. La marcha, es cierto, no altera ni la correlación de fuerzas políticas, ni la sucesión presidencial y menos aún la sucesión local en Puebla. Sin embargo, esa no fue su intención.

A la movilización acudieron simpatizantes y militantes de todo el País. Pude saludar a compañeros de Sonora, Coahuila y Veracruz, por mencionar algunas entidades. La discusión que dominó en torno a la movilización fue que si los asistentes se movilizaron por convicción, que si fueron acarreados o que sí fueron obligados a asistir para conservar el trabajo; no es menor la duda y hay que matizar las afirmaciones.

Sin duda hubo contingentes de ciudadanos movilizados por convicción y propia voluntad, que organizados en vehículos particulares o camiones rentados lograron llegar a la Ciudad de México. También quienes aprovecharon los vehículos que se trasladaron desde sus lugares de origen y sin lugar a dudas, quienes fueron coaccionados, intimidados o condicionados asistir para conservar su trabajo en algún espacio del servicio público. En este último caso hay que ser enfáticos, a quienes se debe reclamar es a los victimarios, no a las víctimas.

El acarreó es una práctica en la que se movilizan personas a un lugar para simular un apoyo político, esta práctica era la constante en las décadas del priismo oficial, también una constante de los presidentes y gobernadores para llenar el Zócalo en la ceremonia del Grito de Independencia, sin embargo, el caso de la marcha del 27 de noviembre no da lugar a estas comparaciones. Es de mayor complejidad y por eso mismo es necesario analizar con la suficiente prudencia y sinceridad.

Los asistentes a la marcha por el medio por el que hayan llegado, por la motivación que hayan decidido trasladarse e incluso por la información o desinformación que posean sobre los aconteceres públicos de la República no deben ser ni estigmatizados, ni maltratados y mucho menos ninguneados. A quienes debemos señalar y evidenciar es a los malos servidores públicos que sin comprender la mística del obradorismo, sin oficio político y sin convicción más allá que la del quedabienismo, amedrentaron a otros servidores públicos para asistir a una movilización, convertida en verbena popular, fiesta democrática y materialización de respaldo popular al presidente.

Estos malos servidores públicos no comprenden que no hace falta coaccionar, sino convencer, que más allá de aforar eventos, lo importante es transformar realidades, que el quedabienísimo con el que se acomodan, solo les resuelve su insatisfacción material por el momento, y que son igual de prescindibles que cualquier funcionario zalamero, esa dinámica tiene que terminar, no hay necesidad, no hay forma de justificar.

En Puebla este fin de semana tendremos otro ejercicio democrático de movilización popular en el que podremos visualizar, nuevamente, a estos malos servidores públicos que harán todo tipo de actos indebidos para buscar fingir una realidad, también a quienes acudirán de manera voluntaria, libre y por convicción para respaldar al gobernador, al presidente y a la transformación que estamos viviendo.

 

Ángel custodio

Mientras escribo esta columna mi tío Sergio enfrenta una batalla por su vida. Lo recuerdo fuerte, grande y voluminoso. Es increíble ver cómo la vida se empieza esfumar de una persona. Recuerdo a mi tío, taxista de Tehuacán, cuando muy emocionado presumía una portada de la Jornada en la que aparecí de niño protestando con mi padre contra el pederasta y hoy preso Mario Marín. También lo recuerdo cuando platicamos de política y el me aconsejaba con la sabiduría popular que había recogido en los miles de kilómetros recorridos transportando, conversando y reflexionando con los usuarios. Le deseo en cualquier escenario mucha paz y que siga con su picardía inundando cualquier espacio.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img