Guillermo Pacheco Tabe es la radiografía perfecta del mirrey poblano. Integrante de una estirpe respetada y millonaria, con un círculo social privilegiado con el que convive con otros sujetos de su especie y mismas excentricidades.
En Puebla, a parte de la ostentación, impunidad y corrupción que protege con su halo milagroso a este sector hay que agregar un gusto particular: la charrería. Eso no significa que los charros sean mirreyes, sino que hay mirreyes que les gusta ser charros.
En una entrevista que concedió aNotimex, Ricardo Raphael, autor del libro Mirreynato. La otra desigualdad, advirtió que este sector “es una élite quebrada, corrupta y descompuesta, a la cual no hay que quitarle la vista porque son parte esencial de lo que vive el país”. Me atrevo a decir, dijo, que estamos ante una época de una élite profundamente mediocre e irresponsable de que el país no sea lo que podría ser.
Pacheco Tabe, por ejemplo, tiene como amigo de correrías a Yahir Ontañón, otro mirrey por excelencia y beneficiario de la corrupción de su padre Luis Ontañón León, exdirector del Soapap en tiempo de Manuel Bartlett Díaz y quien fue despedido fulminantemente por la escandalosa corrupción que privaba en el organismo.
Con ese antecedente a cuestas, Luis Ontañón repitió en un cargo público durante el interinato. Ahora se sabe que por recomendación de Guillo Pacheco fue designado director de Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos, cargo en el que también dejó sus huellas corruptas. Eso lo llevó a ser detenido por algunas horas y salir bajo fianza, pero con el proceso judicial activo en su contra.
Mirreyes poblanos hay muchos. Ahí está Gerardo Islas Maldonado, el otrora niño milagro del morenovallismo, quien a su corta edad fue dirigente de Nueva Alianza, secretario estatal en dos ocasiones, consentido de la estirpe de Elba Esther Gordillo Morales y presidente nacional del extinto partido Fuerza por México.
Islas -cuyo tío Víctor Hugo Islas está detenidoahora enfrenta un proceso por parte del gobierno del estado tras descubrirse un presunto quebranto financiero en los recursos utilizados para la reconstrucción del sismo del 19 de septiembre de 2017. A la par, quedó firme la resolución para que devuelva 33.9 millones de pesos que fueron utilizados de manera indebida.
El morenovallismo abrió la puerta a los mirreyes como nunca antes. Pero en el sexenio de Mario Marín Torres se creó un círculo juvenil que intentaba acercarse a los privilegios de este sector social, pero con un abismo de diferencia: no provenían de familias de abolengo, eran morenos (por no decir prietos), su cuna era humilde y si pudieron escalar socialmente fue porque el sistema priista los arropó.
Este grupo de jóvenes marinistas fue denominado como Los Cachorros del Marinismo. La cabeza era Mario Marín Junior, cuyo proyecto político era convertirse en gobernador de Puebla. Su mano derecha fue Francisco Ramos Montaño y gracias a eso logró llegar a San Lázaro y detentar un poder inmenso en la gestión del exgobernador Mario Marín Torres.
Esos cachorros marinistas sabían que para tener base social no podían hacer a un lado a las jóvenes promesas de los sectores priistas, por lo que compartieron los privilegios al grado de que intentar forjar una nueva casta.
Guillo Pacheco forma parte de ese grupo, pero su diferencia con los cachorros siempre fue diametral por una condición: El nieto de don Guillermo Pacheco Pulido era un mirrey de cabo a rabo y bueno para nada.