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viernes, noviembre 22, 2024

La galería del horror (I)

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Es momento de hacer la galería del horror poblano.

Un muro de la ignominia.

Un espacio que varios personajes se han ganado con creces.

Así como en las revistas hemos llevado (digo hemos, porque me toca la de 360 Grados) a los personajes del momento, aquí es el momento de sacar al listado de los políticos poblanos más cuestionables y cuestionados.

Usted puede calificar a cualquiera como el peor u obsequiarle La pipitilla de oro (premio que inauguró Mario Alberto Mejía cuando aún era reportero de El Universal) a la farándula política.

Esto es como ir a ver a la mujer araña de la feria.

A la mujer barbona del circo.

A los enanos del tapanco.

A los freaks (fenómenos) de la naturaleza política poblana.

Gracias a ellos siempre habrá malas noticias.

Así que, sin más preámbulos, va mi lista.

Ignacio Mier Velazco. Ha traicionado hasta a su socio Arturo N. (encarcelado en Tepexi de Rodríguez por el presunto delito de extorsión y asociación delictuosa). Defendió a un diputado federal de Morena, Saúl Huerta, a quien lo acusaron de abuso sexual contra un menor de edad. Fue llamado El general, porque generalmente pierde todas. Ha sido el primer líder camaral que pierde una reforma constitucional impulsada por el presidente de la República. Dicen que es muy chillón. Ha favorecido a su hijo con una alcaldía y con esconderlo. A su hija la hizo diputada local, a su sobrino lo convirtió en suplente. Se alió con todos los enemigos del gobernador poblano. Su más reciente adquisición fue Fernando Manzanilla. En Morena Puebla no tiene nada de influencia y en las encuestas aparece muy por debajo de los demás competidores.

Javier Lozano Alarcón. No sabemos a qué PRI pertenece este señor. Fue del PRI de Zedillo. Luego se fue al PAN de Felipe Calderón. Se hizo morenovallista. Regresó al PRI. Ahora está en el PAN. Es un personaje muy ordinario. Dicen que en el plano personal es insoportable: gritón, humilla a las personas. Famoso por ser dos caras. Desconoce el significado de la palabra lealtad. Quiere ser gobernador de Puebla. Se le recuerda por asistir a las fiestas de un tal cachetes. Dejó sin trabajo a la mitad de la comunidad de la Sierra Norte cuando desaparecieron la Comisión de Luz y Fuerza del centro.

Alejandro Armenta Mier. Es famoso por regalar arbolitos. Aunque ya es el nuevo líder de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, no ha entendido qué significa tener esa representación a nivel nacional e internacional. Le urge un curso intensivo de Teoría del Estado. Otro de constitucionalismo y si se puede hasta del Silabario de San Miguel. Fue criado en el marinismo. Fue priista y de un plumazo se volvió un personaje de “izquierda”. Quiere ser gobernador de Puebla, pero desgasta sus cartuchos en pelearse con el alcalde de la Angelópolis. Durante su paso por el Senado —en la comisión de Hacienda— nunca ha peleado o abogado por mejorar el presupuesto para la entidad poblana. A pesar de su trabajo tan gris como legislador, en las encuestas sí aparece con muchas posibilidades.

Fernando Manzanilla Prieto. Es el peor conspirador que ha tenido Puebla porque siempre lo descubren. Representó al partido de ultraderecha más conservador y retrógrada que ha existido en los últimos años en México (Partido Encuentro Social). Le fue mal con Rafael Moreno Valle, pues lo expulsaron de ese grupo. Se alió con Tony Gali desde el 2013. Buscó llevar a Enrique Cárdenas Sánchez a la gubernatura por Morena. Traicionó a Miguel Barbosa al inicio de la actual administración, pues hasta lo intentó espiar con su esbirro Francisco Ramos. Ha intentado infiltrar al PAN, al PRI, a Morena porque vive obsesionado por el poder. Usó a Pedro N. (ex director de Puebla comunicaciones) para atacar desde esa oficina al gobierno estatal. Se alió a un grupo de panistas para hacerse de ese partido; ahora hasta con su nueva pareja. Presume de ser un budista zen, pero se le conoce por sus ataques constantes de ira. No sabe controlar sus emociones. Ahora es el principal aliado de Ignacio Mier Velasco. La familia del exgobernador Rafael Moreno Valle lo llama de manera peyorativa Fernando Pesadilla, ¿quién sabe por qué será?

Mario Riestra Piña. Conocido porque se robó las macetas de talavera del Congreso del estado, según varios reportajes que publicó Selene Ríos Andraca. Es traidor por naturaleza. Es el típico personaje “cáeme bien” pero que siempre cae mal. No se le conoce ninguna aportación en materia política. Le tiene pavor al gobernador Miguel Barbosa porque en sus redes se la pasa criticando al gobierno de AMLO, pero al mandatario poblano no lo toca ni con el pétalo de un tuit. Su meta es llegar a ser el alcalde de la capital poblana y apuesta porque la alianza PRI-AN se venga abajo, de esa forma él se pueda colar a la nominación. Le ha prometido fidelidad a Eduardo Rivera y trata de colarse para la foto a todos sus actos públicos. Eso sí, sólo sale en la foto porque jamás lo sale a defender si lo atacan. Es el típico que solo asiste cuando hay fiesta, pero cuando hay trancazos, justo ese día, le dio diarrea y no se pudo presentar.

Rodrigo Abdala de Bartlett.  Si buscamos la definición de la palabra espurio en el diccionario describe con precisión al delegado de Bienestar en Puebla. Quizá a la RAE le falta añadir ese concepto: “Adj. Actuar como el delegado de Bienestar en Puebla”.

Héctor Sánchez Sánchez. Es famoso por ser leal y por su compromiso con la causa. Sí, incrédulo lector: Sánchez Sáncez es muy leal, pero al exgobernador Tony Gali y a la causa política de este. No vaya a pensar que estamos hablando de la impartición de justicia y de la modernización del sistema en el Tribunal Superior, no, qué hueva. Es cierto que el TSJ poblano es de los peores calificados a nivel nacional, que aún hay que coser legajos y que estamos atrasadísimos en el uso de las tecnologías, pero eso para qué, de qué sirve. Lo que más le importa al presidente del Poder Judicial es que no toquen sus intereses y en eso es un experto.

(Continuará…)

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