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martes, abril 30, 2024

Se buscan empresarios, crónica de un Martes Ciudadano

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Como toda buena historia de gastronomía, la de Mole Doña Piedad inició de una recomendación boca a boca. 

Doña Piedad, personaje de la vida real, se ganó la fama en San Martín Texmelucan por su mole poblano. 

“Exquisito”, “para chuparse los dedos”, “una maravilla”, eran los epítetos del manjar cuyo secreto se encuentra en la mezcla de especias y chiles endémicos (que ya fueron patentados).

Sus vecinas primero comenzaron a pedirle pasta en unas bolsitas de plástico. 

Luego vinieron más pobladores de Texmelucan y de otros municipios. Los pedidos crecían y crecían.

Sus hijos iban y venían para cumplir con los pedidos. 

Doña Piedad, sin exagerar, estaba que no se daba abasto, lo mismo que la familia.

Fue hace 12 años cuando la familia tuvo que plantearse lo que sería la sesión más importante de su vida: emprender seriamente en la venta de pasta de mole poblano.

Con sus propios recursos, preguntando por todas partes, lograron crear una marca, registrarla, diseñaron el logo, el empaque y el contenido nutricional.

En todo este tiempo el producto no ha perdido su característica original: es netamente artesanal y así seguirá.

Pero Héctor Espinosa, fundador de la marca, reconoce que ha llegado el momento de dar un salto. 

Mole Doña Piedad es una microempresa familiar y su apuesta es expandir la comercialización al norte del país y, si se puede, a otros países.

Actualmente las presentaciones de medio kilo y kilo se encuentran en estantes de tiendas gourmet, pero quieren una expansión total.

Héctor como cientos de emprendedores acudieron en busca de apoyo al Martes Ciudadano que realizó la Secretaría de Economía, encabezada por Olivia Salomón Vibaldo en San Martín Texmelucan.

Y llegaron al mejor lugar. 

¿Por qué? Porque la Secretaría de Economía anda en busca de personas que quieran convertirse en auténticos empresarios.

 

II

Olivia Salomón sonríe, juguetea con un niño, escucha concentrada las peticiones de mujeres, hombres, ancianos que la buscan en el zócalo de San Martín, en donde permanece acompañada de la alcaldesa Norma Layón Aarún y todo el aparato que integra la SE.

Unos tienen fondas de comida, otros papelerías, lavanderías; otros más son emprendedores de café tostado, unos requieren apoyos para financiar la expansión de su negocio y otros más simplemente impresionan a la secretaria con la genialidad de sus creaciones.

Entre ellos está Julio César Sampeiro. 

Su historia no tiene desperdicio. 

Quería ser taquero y terminó convertido en la cabeza de un negocio familiar dedicado a la manufactura de rehiletes y estructuras de polipropileno en todas las formas y tamaños que se puedan imaginar.

Hace 17 años, junto con su cuñado decidieron abrir una taquería y para adornar el lugar fabricaron varios rehiletes y figuras de papel. Fue tal el éxito que, ¡los comensales comenzaron a comprar los adornos!

Al poco tiempo, la taquería cerró porque la demanda de artesanías los rebasaba. Fue así que comenzó el negocio familiar -en el que participan sus papás, hermanos, cuñado y sobrinos- que les ha permitido comercializar sus productos en estados como Querétaro o Tabasco y ciudades como Hermosillo. 

El mayor éxito fue cuando en la fiesta Love Party de Madrid, España, les pidieron una figura de tres metros de longitud que engalanó el evento.

Fue esa experiencia, sin embargo, la que les arrojó la realidad a la cara: la dificultad de contar con un stock de insumos, los altos costos de la maquinaria para suaje y/o corte láser, los empaques, las aduanas, los impuestos, entre otros.

El negocio familiar de Julio tiene todo para ser un éxito, pero carecen de capital, contactos y sobre todo de las herramientas tecnológicas y de conocimiento para saltar del emprededurismo a una empresa en toda la extensión de la palabra.

 

III

¿Por qué una secretaria estatal tendría que estar horas sentada y escuchando las peticiones de papeleros, vendedores de café, fabricantes de artesanías, expendedores de comida? 

¿No debería, acaso, estar en busca de grandes inversiones, viajando por el mundo vendiendo la marca Puebla? 

Para entender la importancia del trabajo de Olivia Salomón (que también ha viajado por el mundo y está a punto de cerrar un conjunto de inversiones históricas para Puebla) basta con un dato: En Puebla existen 343 mil 579 unidades de negocio o establecimientos, de los cuales el 99.8 por ciento son Micro, Pequeñas y Medianas Empresas.

Ese universo está lejos de saber un dato demoledor: Un emprendedor cierra a los dos años siguientes de comenzar su negocio porque carece de la capacitación, formación, apoyo, créditos y un sinnúmero de herramientas para no ser devorado por los costos, el mercado y la falta de ventas. 

Ideas de negocios hay muchas, pero los casos éxito tienen una fórmula sencilla y nada secreta: capacitación, formación de negocios, innovación, constitución legal, promoción, planeación financiera, acceso a créditos, entre otros. 

Y más aún: tienen a la mano el Centro de Innovación, Emprendimiento y Negocios (CIEN) y la política pública de la SE. 

El CIEN, si se pudiera decir de otra forma, es el caso de éxito de la SE: tomar a cada emprendedor y no soltarlo hasta que se convierta en un auténtico empresario. 

El camino no es sencillo, pero todo está esquematizado: A los recursos o créditos que se otorgan se les agregan cursos de alta dirección que les ayuden a visualizarse como empresarios y no como simples artesanos, vendedores de café tostado o depositarios de una receta gastronómica única e irrepetible. 

“Los negocios cierran porque no tienen las bases elementales para la toma de decisiones”, confía Olivia Salomón.

Y justo en eso es donde más trabaja la SE. 

El CIEN, a decir de Olivia, es un ecosistema en desarrollo en el que se fomenta la industria creativa, la innovación, el desarrollo y la transferencia de conocimiento en diversos sectores. Atiende lo mismo a artesanos, pequeños productores, cooperativas, emprendedores, estudiantes que a MyPymes.

Uno de los puntos medulares es que cuenta con laboratorios y equipos para el desarrollo tecnológico de lo que se denomina Industria 4.0, es decir, para que los emprendedores desarrollen sus ideas en producciones a menor escala y/o prototipos, software especializado, entre otros.

Por ejemplo, si Julio César Samperio, de Artesanías Girarte, requiere de un prototipo para el mercado internacional solo requiere adquirir el material por su cuenta y recurrir al laboratorio para una impresión en 3D. Además, será asesorado y acompañado para obtener créditos con la tasa más baja del mercado: 10 por ciento. Pero si el artesano cumple cabalmente con su pago el primer semestre, el interés se reduce a 8 por ciento, es decir, prácticamente estaría pagando la tasa de interés más baja del país. Ésta es una política pública que atiende lo que las personas han pedido, pensada en la gente, así como lo instruyó el gobernador Miguel Barbosa, comenta Olivia.

Hay otros emprendedores que están en busca de cristalizar prototipos para la industria o hay casos en que directores de la Volkswagen de México o proveedoras de la misma están en busca de piezas o troqueles para la producción. Es ese centro pueden ser elaboradas, probadas y ajustadas. Y si demuestran que cuenta con al menos una persona dada de alta ante el IMSS puede ser candidatos a los créditos Peso a Peso. 

CIEN, entre otras cosas más, permite potenciar las capacidades de los emprendedores, generar una comunidad y el tejido de alianzas, “mediante la creatividad y el talento como insumos, que permitan la sostenibilidad de las organizaciones en todas las regiones del estado, como el caso de las cooperativas”.

Ese es el reto de Olivia Salomón: Tomar de cero a los emprendedores y lanzarlos como empresarios, en todo ese lapso contarán con el apoyo, recursos, asesoría y hasta un coach personalizado para que sea un caso de éxito.

Lo mejor de todo es que este ejercicio está siendo documentado para que las siguientes administraciones puedan darle continuidad. 

Se tratan, según palabra de la propia Olivia, de una política pública probada. 

¡Un caso de éxito, pues!

 

IV

“Mira Nacho, ven”, la petición de Olivia Salomón viene acompañada de una amplia sonrisa.

Uno de los funcionarios de la SE sostiene su teléfono celular y en YouTube se reproduce Yo le canto a mi tierra poblana, una canción compuesta por Pedro Sánchez, un hombre que pasa de los 60 años de edad y es un músico lírico, es decir, sin experiencia de ningún tipo. 

Pedro compone canciones y las vende a quien se la pague. Para difundir su trabajo abrió un canal de YouTube. Este martes acudió con Olivia Salomón en busca de apoyo, y lo encontró.

Desde la SE impulsarán la cuenta de Pedro, y está invitado a los cursos para profesionalizarse en uso de redes sociales y, de ahí, pueda monetizar su trabajo. No importa la edad, si tiene estudios o carrera artística. 

Olivia Salomón, me dice, está dispuesta a apoyarlo con todo.

Pedro, en tanto, acepta echarse un palomazo. 

Yo lo escucho y entiendo por qué le gustó a la funcionaria cuando oyó la letra que recorre cada una de las regiones de nuestro hermoso Puebla.

Me alejo del zócalo de San Martín. 

Repaso en mi cabeza los apuntes sobre las historias que escuché.

De pronto me sorprendo repitiendo en mi mente una estrofa que suena mucho a Chava Flores: 

“En un camión pasajero/me amarré a una morena bien guapa/y ella me dijo sonriendo:/Yo soy de Chiautla de Tapia”.  

Es Pedro cantando en mi cabeza, acompañado con la sonrisa de Olivia Salomón, divertida por la creatividad del hombre que pasa los 60 años. 

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