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viernes, noviembre 22, 2024

Los ciegos de la nación

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Ciego: Persona que no ve. Sujeto que por adicción, impulsividad, fanatismo o emociones intensas pierde el sentido de la realidad. Alguien bajo el influjo de las drogas alucinógenas. La primera porción del intestino grueso.

 

Rodrigo Abdala D’artigues ha sido uno de los peores funcionarios que han pasado por Puebla. Fue nombrado como superdelegado en Puebla y terminó como súper desterrado por sus pésimos resultados administrativos y políticos.

Abdala fue una creación de Manuel Bartlett, su tío político; Ignacio Mier Velasco y, por consiguiente, una parte del equipo de Enrique Doger Guerrero lo arroparon y le vieron futuro político. El súper desterrado Abdala era llevado a entrevistas, actos públicos, placearlo para que se diera a conocer y tuviera sus baños de Pueblo, porque era un chamaco fifí que necesitaba su polvo en aerosol para sus zapatitos lustrados.

Abdala le tocó llevar la elección gubernamental del 2018, pero fracasó. No tenía los resultados que favorecían al Miguel Barbosa y esa pésima organización del imberbe político influyó para que el PAN ensuciara la elección.

Pero Morena es como un lago en el que una vez que te sumerges, tus pecados son perdonados y eres un hombre nuevo. AMLO creó las superdelegaciones estatales que tendrían un contrapeso con los mandatarios de cada entidad. Abdala lo mandaron para llevar Puebla. Nuevamente, fracasó. Cuentan que incluso era regañado y humillado en reuniones de alto nivel por sus pésimos resultados.

Abdala nombró su mano derecha, en la delegación de Bienestar, a César Addi Sánchez Salinas. Conocido porque ha sido acusado de pedir moches y quedarse con dinero de los viáticos, según un reportaje publicado en Crónica Puebla el 27 de febrero del 2021 y firmado por Daniel Blancas Madrigal.

César Addi, por su parte, se convirtió en el enlace de Ignacio Mier Velazco con los grupos de Morena en Puebla: Carlos Evangelista, Aristóteles Belmont, Claudia Rivera, Iván Herrera y todo lo que huela enemigo de Miguel Barbosa (sus malquerientes, pues).

Abdala, entonces, echó a andar sus oficinas para la operación política que se ubica en el centro de Puebla (7 poniente y 3 Sur), una de las tantas propiedades de Manuel Bartlett, aunque aquí no venden aguacates, como la mansión de la 9 Sur.

Addi junto con Belmont organizaron un acto en la llamada Plaza de la Democracia que se ubica afuera de la Iglesia de la Compañía de Jesús y el Carolino. Ahí Claudia Rivera Vivanco, convocada por Addi y Belmont se tomó la foto con su ahora jefe político Ignacio Mier Velazco. Esa imagen que causó muchas agruras a los militantes de Morena, pues como es sabido Mier es socio del preso Rueda, quien extorsionó a Claudia Rivera y la amenazó para que contratara las cámaras de seguridad de la empresa del sobrino de Mier.

Total que, si unimos las piezas del rompecabezas, el proyecto de los antibarbosistas es Nacho Mier. Él es el verdadero líder, pues aún piensan que el diputado federal tiene derecho de picaporte en Palacio Nacional y que es el entenado no solo de Bartlett sino de Mario Delgado.

Por ello Abdala, Addi, Claudia Rivera, la mamá de la ex alcaldesa, un diputado llamado Iván Herrera, y una lista (no tan grande, no se emocionen) andan preparando el tamal para las elecciones que vienen en Morena.

Lo grave de todo esto, no es que se reúnan en sus conspiraciones, lo grave es que, tras la revelación de Mario Alberto Mejía, todo esto se podría configurar como un fraude electoral, pues un funcionario de Bienestar llama a sus operadores en Atlixco a acarrear personas con el fin de votar en los comicios internos de Morena el próximo fin de semana.

Detrás de todo este tinglado, aparecen los mismos: Ignacio Mier, el ciego de la Nación Rodrigo Abdala y la gente de Claudia Rivera Vivanco, los mismos que operan con las vieja formas del PRI, pero en versión película de los hermanos Almada. Es decir, chafas.

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