La clase política local y nacional parece no entender que los tiempos políticos en Puebla los dicta una sola persona: Miguel Barbosa Huerta.
Muchos han querido influir en los tiempos o coyunturas y todos han mordido el polvo.
Bertha Lujan Uranga, a través de la familia Rivera Vivanco, intentó meter su cuchara y quedó en el absoluto ridículo. Sus piezas poblanas le vendieron espejitos y el fracaso fue descomunal.
Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena, operó a través de su primo Mario Miguel Carrillo Cubillas y su esbirro Carlos Evangelista Aniceto, una selección de candidatos plagada de irregularidades, agandalles y sospechas de corrupción. Todo eso fue inútil. Solo los que quedaron como plurinominales accedieron a un cargo, el resto sigue ladrando a la distancia y preguntándose qué pasó.
Alejandro Armenta Mier tampoco desaprovechó la oportunidad y quiso imponer. Le dio alas a Claudia Rivera para su reelección, sabedor que iba a perder estrepitosamente. Esa era la finalidad: quitarla del camino.
El peor de todos fue Moisés Ignacio Mier Velazco. A su falta de asepsia política, soberbia e infinito ego se sumó el orgullo de su nepotismo: Daniela Mier Bañuelos fue impuesta en el primer lugar de la lista de diputados locales plurinominales. A ella le siguió la runfla de antibarbosistas que lo rodearon.
El hijo y ahora sabemos que también es su socio empresarial, Carlos Ignacio Mier Bañuelos, fue impuesto como candidato a la alcaldía de Tecamachalco.
Y ya encarrerados quisieron la diputación local (propietario y suplente) para sus allegados, con el consabido escándalo que eso trajo. La suplente se convirtió en operadora de la familia luego de pactar la traición a la exalcaldesa de ese lugar. Hoy se encuentra detenida por la portación de armamento exclusivo del ejército y la sospecha de dotar de armas al capo huachicolero El Toñín, quien curiosamente hace unos meses -cuando la guerra entre el diputado y el mandatario estaba en su punto- emprendió una campaña mediática de reto y confrontación con el gobierno del estado. Hoy no sabe nada de él.
El ajedrez que jugó Miguel Barbosa en 2021 fue magistral y puso a todos en su lugar, pero eso no significó que los vapuleados entendieran el mensaje. Claudia Rivera pretende ser candidata a la gubernatura a pesar del cúmulo de irregularidades financieras, administrativas y sospechas de corrupción en su administración. Todavía ni siquiera se analiza su primera cuenta pública, en la que podría quedar inhabilitada, y ya quiere meterse al ruedo.
La condición más emblemática es la de Nacho Mier. Su ratificación en la coordinación de Morena en San Lázaro fue producto del amasijo de intereses que comparte con Mario Delgado y el primo de este. El dogerista quiso hacer creer que formaba parte del Olimpo de la 4T, pero su condición quedó al descubierto a partir del 15 de mayo de 2022, cuando los reporteros Víctor Hugo Arteaga y Néstor Ojeda hicieron pública la investigación que la Unidad de Inteligencia Financiera realizó a 32 empresas que fueron utilizadas para lavar y evadir 427.1 millones de pesos, en las que estaba involucrado, junto con su socio José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, el exauditor Francisco Romero Serrano y el facturero conocido como Dani Tavera.
El escándalo, por todos conocido, desencadenó consecuencias funestas para Mier Velazco. En el ámbito nacional, el único respaldo que tuvo fue un farragoso comunicado del titular de la UIF, Pablo Gómez, en el que hizo uso de facultades que no tiene: intentó corregir a la Fiscalía General del Estado, a la que de paso acusó de filtrar la información sobre la Operación Angelópolis.
Fuera de eso no hubo ningún espaldarazo de ningún peso pesado del Olimpo de la 4T. Nadie metió las manos por el poblano. El frío de la soledad fue inevitable ocultarlo. Accidentadas entrevistas con medios nacionales sólo lo hundieron más. En medio de esa penuria estaba a la puerta una debacle adicional: perder las elecciones de Durango, en las que participó como delegado especial de Morena.
Para el caso local, Nacho Mier perdió a su principal socio en Multisistemas de Noticias Cambio, al ser detenido por extorsión y después indiciado por uso de recursos de procedencia ilícita. El doctor Rueda no era cualquier allegado. Era su brazo periodístico desde el que fraguaban ataques sistematizados contra sus adversarios. Ahí está Eduardo Rivera Pérez, a quien considera como uno de sus principales rivales en la puja por la gubernatura.
Sin embargo, la principal derrota del diputado federal fue sepultar sus aspiraciones a la gubernatura en 2024. Parece que solo él no lo entiende, pero sería un disparate de Morena lanzarlo como candidato.
Imagine hipócrita lector esta escena: Nacho Mier es ungido como el candidato del partido guinda. Sus hijos, su sobrino con cara de facturero, sus achichicles y hasta el perico aplauden la decisión. Mientras en el partido o coalición de enfrente, los estrategas se frotan las manos ante suculento manjar electoral. El diputado local comienza su carrusel de medios y a los pocos días, un video es pautado por el INE con el tiempo en radio y televisión de todos los partidos de oposición.
El video inicia con un fondo negro y la pregunta: “¿Sabes quién es el candidato de Morena?”. Luego viene un mar de escenas: Nacho Mier abrazando a Rueda y una leyenda en color rojo: “Detenido por extorsión y lavado de dinero”. Nacho Mier aparece con la diputada suplente Nelly y la leyenda: “Detenida por posesión de armamento prohibido y su pareja presunto traficante de armas”. Otra más: Nacho Mier junto con el exauditor Romero Serrano y Rueda, acompañados de los documentos de la investigación de la UIF por lavado y evasión. Dos imágenes finales: “Ese es el candidato de Morena, protector de delincuentes e investigado por delitos financieros”. Y la pregunta: “¿Y así quiere ser gobernador para proteger a tu familia?”.
Esa ficción puede ser el futuro de Morena de llevar a Ignacio Mier como abanderado. Ya lo dijo Miguel Barbosa Huerta: Si el legislador quiere ser gobernador, primero que enfrente la investigación de las autoridades por sospechas de delitos financieros. Una frase demoledora, pero real. (Un par de días antes, el legislador llamó al mandatario a serenarse y no prejuiciar a nadie. La respuesta le llegó en forma de mazazo político).
Así pues, en este escenario Miguel Barbosa Huerta decidió abrir el juego de la sucesión en Puebla. Lo hizo cuando él lo consideró pertinente (sus adversarios hasta lo ayudaron) y bajo su estilo personal de ejercer el poder: Ya llegó la pinche señal, pero quienes quieran o aspiren lo deberán manifestar públicamente y si forman parte de su administración deberán tener la absoluta higiene para no lucrar con el cargo. Los que aspiran y están en el gabinete saben que, en esta administración, el que la hace la paga. Punto.
La apertura de la carrera no fue acompañada de la lista de consentidos, amigos ni buenos muchachos. La instrucción es clara: quien quiera que lo diga, que se sujete a la legalidad o sufra las consecuencias.
Ese blindaje le permite al mandatario meter en orden a sus muchachos y muchachas, jugar limpiamente y demostrar a sus adversarios que se puede aspirar sin violentar la ley ni las instituciones. ¿Cómo pueden acusar a los aspirantes de usar el cargo para promocionarse si es que ha quedado demostrado que nadie goza de fuero o protección? Hasta hombres muy queridos por el mandatario han sido defenestrados.
Alejandro Armenta Mier está en la puja, está de plácemes con el mandatario y se ha convertido, sin que nadie se lo pidiera, en su defensor público. Pero el senador tendrá que pasar la prueba del ácido: dejar a un lado sus mañas priistas y evitar caer en los errores que lo han marcado todo el tiempo (cuando parece que avanza en su cometido, retrocede tres o cuatro pasos debido a torpezas).
Sin embargo, el mensaje que también quedó implícito para la oposición.
En su conferencia matutina, Miguel Barbosa tuvo que hacer pública su inconformidad por la cobarde evasión del Ayuntamiento de Puebla, encabezado por el panista Eduardo Rivera Pérez, en la supervisión y control de los mercados municipales, los cuales se han convertido en los centros de operación del crimen organizado (narcomenudeo, extorsión, cobro de piso, secuestro exprés, ejecución de los rivales, entre otras lindezas).
La semana pasada, en el Centro de Vacunación de la colonia Francisco I. Madero un par de sujetos atentaron contra Fernando N, quien es ampliamente conocido en el mundo del crimen como La Zorra. Las autoridades municipales, incluido el alcalde, se apresuraron a revelar la identidad del sujeto y afirmaron que había sido puesto a disposición de las autoridades correspondiente.
El viernes 1 de julio, Miguel Barbosa desmintió a las autoridades municipales. La Zorra nunca fue presentado ante la autoridad municipal. Luego se supo que el atentado había sido parte de una disputa entre la banda de El Croquis, cuyo lugarteniente es Fernando, y el Kaimán. En particular se pelean el control de los mercados de La Cuchilla, Unión y Zaragoza.
Ninguna autoridad municipal ha intervenido y están a la espera de que se levanten los sellos de incautación para regresarle los espacios a los delincuentes que allí operan.
La advertencia de Miguel Barbosa este lunes en su conferencia matutina fue rotunda: Es responsabilidad constitucional de los Ayuntamiento regular los mercados municipales, basta de evadir esa obligación y simular.
El periodista Mario Alberto Mejía reveló la semana pasada que el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, dio instrucciones para llevar el proceso en la entidad. Eduardo Rivera a la gubernatura, el candidato a la alcaldía sería para el Yunque (aunque existen otra versión: No hay nada definido debido a que El Yunque no puede quedarse con dos posiciones: alcalde y gobernador, por lo que Mario Riestra Piña intenta venderse como el mejor postor) y para la senaduría iría Genoveva Huerta Villegas.
Aunque en el Ayuntamiento de Puebla intentan hacer creer que Lalo Rivera es una buena opción, también ha habido reuniones en la que el grupo compacto puso sobre la mesa la reelección. La razón es sencilla: El panista no entiende los nuevos tiempos, el desgaste que sufre se potenció a raíz de sus desencuentros por no respetar acuerdos. “Lalo no cumple”, es la frase más socorrida, acompañada por: “No quiere asumir el costo político de nada” y “le encanta nadar de a muertito”.
También existe otra razón. Las encuestas a modo del panista lo retratan como el non plus ultra, aunque existen otras mediciones que lo ubican en el lugar 154 de los 180 munícipes más importantes del país. El estudio elaborado por Demoscopia Digital del mes de junio revela que tiene una aprobación del 39.6 por ciento, mientras que el 45.9 por ciento desaprueba su gestión. En el histórico de 2022, el alcalde no ha podido rebasar el 50 por ciento del respaldo ciudadano.
Lalo Rivera tendrá que entender que los tiempos han cambiado y que su peor enemigo es él mismo.
Miguel Barbosa Huerta abrió el juego de su sucesión.
Hay nuevas reglas, blindaje legal y político, así como una nueva forma de ejercer el poder.
El que mejor sepa descifrar esas claves y garantizar el legado barbosista sin perder el partido, será el que acaricie la silla de Casa Aguayo.
Al tiempo.